jueves, 24 de diciembre de 2020

Villancicos santaolalleros: La Virgen iba a Belén

Con este bonito villancico que tradicionalmente se ha cantado en las Navidades de Santa Olalla y su comarca, quiero desearos a todos una muy,


Feliz Navidad y Sano 2021

Huida a Egipto
Cerámica de Talavera, siglo XVI
Imperial Convento de San Clemente - Toledo



La Virgen iba a Belén
huyendo del rey Herodes,
por el camino han pasado
muchos fríos y temblores.

Al niño le llevan con mucho cuidado
porque el rey Herodes quiere degollarlo,
porque el rey Herodes quiere degollarlo.

Echaron por un camino
y a un labrador que allí vieron,
la Virgen le ha preguntado:
¿labrador que estás haciendo?

El labrador dice: señora sembrando
esta poca piedra para que a otro año,
esta poca piedra para que a otro año.

Fue tanta la multitud
que el Señor lo hizo de piedra,
que parecía un peñasco
de las mismísimas sierras.

Este castiguito te manda el señor
por ser mal hablado aquel labrador,
por ser mal hablado aquel labrador.

Echan por otro camino
y a otro labrador que vieron,
la Virgen le ha preguntado:
¿labrador que estás haciendo?

El labrador dice: señora sembrando
este poco trigo para que a otro año,
este poco trigo para que a otro año.

Vente mañana a segar
que el trigo ya estará seco,
esta fineza te hace
el redentor de los cielos.

Si acaso vinieran por aquí preguntando
diles que pasamos estando sembrando,
diles que pasamos estando sembrando.

Al poco tiempo llegaron
dos soldados a caballo,
por una mujer y un niño
al labrador preguntaron.

El labrador dijo: cierto es que los vi
estando sembrando pasaron por aquí,
estando sembrando pasaron por aquí.

Echaron los pies pa' atrás
echando dos mil reniegos,
pues no pudieron lograr
aquellos malos intentos.

Sus intentos eran llevar al niño preso
que lo degollara aquel rey soberbio,
que lo degollara aquel rey soberbio.



Este antiguo villancico que popularmente conocemos como “La Virgen iba a Belén” era uno de los más cantados en las nochebuenas santaolalleras. Se trata de un villancico castellano al que otros titulan “Huyendo del Rey Herodes” o el Milagro del Trigo”.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Dieciséis de julio

Pasados ya más de ocho años desde la publicación del libro "Dieciséis de julio - Orígenes, historia, leyenda, tradición y devoción del Santísimo Cristo de la Caridad de Santa Olalla en el octavo centenario de la fiesta del 16 de julio (1212-1598-2012)", comparto de manera abierta su edición digital, poniéndola desde hoy libre disposición.


Dieciséis de julio - Orígenes, historia, leyenda, tradición y devoción del Santísimo Cristo de la Caridad de Santa Olalla en el octavo centenario de la fiesta del 16 de julio (1212-1598-2012). Estudio en torno a la historia del Santísimo Cristo de la Caridad de Santa Olalla (Toledo). Monografía publicada coincidiendo con el octavo centenario de la batalla de las Navas de Tolosa (1212-2012) y por lo tanto de la creación o fundación de esta celebración del “Dieciséis de julio”.


Es habitual que cualquier libro vaya acompañado de una cita atribuida a algún autor de reconocido prestigio en la materia de la que trata la obra. Este libro va precedido de la cita “La Caridad es la llave del cielo”, aunque también podían haber aparecido citas como: “La Caridad es la marca que diferencia a los hijos de Dios de los del demonio” o “La Cruz de Cristo promete esperanza al que al parecer no le queda esperanza”. 

En este libro no se han podido elegir citas más apropiadas ya que están extraídas de algunas de las obras religiosas de fray Cristóbal de Fonseca, un santaolallero del siglo de oro, escritor místico y miembro además de la Cofradía de la Santa Caridad. Él vivió la época dorada de la Cofradía y fue contemporáneo de aquellos indianos que emigraron de Santa Olalla a Méjico y que desde allí enviaron la imagen del Cristo de la Caridad. Pocos como nuestro fray Cristóbal podrían descubrirnos los secretos que, en torno a este tema, todavía hoy quedan por descifrar. Pese a todo, no son pocos los datos nuevos que pretendemos aportar con este texto y en cuanto a lo que queda por descubrir quién sabe si algún día no aparecerá en algún archivo agustino una carta de fray Cristóbal a su protector el conde de Orgaz o alguno de sus amigos, en la que nos aporte nuevos datos sobre los orígenes, historia, leyenda, tradición y devoción del Cristo de la Caridad.

Desde que el autor de estos textos iniciara en el año 2007 su afición por la historia local de Santa Olalla, o al menos lo hiciera de manera más activa, ha sido en relación a la historia del Santísimo Cristo de la Caridad donde ha tenido sus mayores alegrías. Ciertas aportaciones realizadas en este sentido, muchas de ellas junto a Teresa Escobedo Salamanca, han tenido su repercusión en este pequeño mundo de la historia toledana y se interesaron en su publicación el diario ABC en su edición de Toledo, la revista científica de la UNED (Alcalibe) y como colofón sirvieron para la grabación de un reportaje por la periodista Lorena García Diez que se emitió por primera vez el 1 de agosto de 2011 en el Telenoticias de Castilla-La Mancha Televisión y que actualmente se puede encontrar en Youtube. 

Parece evidente que se le debía a esta parcela de nuestra historia una obra mayor, una monografía que resumiera lo que ya conocíamos junto a las novedades aportadas en estos años. A esto hay sumar que el 16 de julio de 2012 celebramos el octavo centenario de la batalla de las Navas de Tolosa (1212-2012) y por lo tanto de la creación o fundación de esta celebración. 

Aquí tienen como resultado este esforzado trabajo, desde la humildad de quien no es historiador, sino simple cronista y amante de lo santaolallero. Deseando que esta obra sea de su agrado y que a la larga pueda servirnos para valorar más lo mucho que tenemos.

Espero que podáis perdonar los fallos, que los hay y muchos, de los que irónicamente podríamos culpar al calor, pues la mayor parte de este trabajo ha sido elaborado durante el verano de 2011. Especialmente en esa semana extremadamente calurosa que va del día del Cristo de la Caridad al de Santiago (del 16 al 25 de julio) y nosotros conocemos popularmente como “semana del moro”.


DEPÓSITO LEGAL: TO-376-2012


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domingo, 20 de diciembre de 2020

La Inmaculada de Luis Tristán

El lienzo de la Inmaculada Concepción conocido, en tiempos, con el sobrenombre de "Tota Pulchra Est"[1] es sin duda la obra de caballete más importante de cuantas se conservan en la iglesia de San Julián de Santa Olalla.[2]

Esta Inmaculada es obra de Luis Tristán (Toledo, 1585 - Ídem, 1624), uno de los discípulos oficiales de El Greco, considerado por muchos como el principal discípulo del pintor toledano por encima incluso de su propio hijo, Jorge Manuel Theotocópuli. El influjo de El Greco se manifiesta en determinados aspectos estilísticos e iconográficos de su obra, que se sitúa en la fase de transición entre el manierismo final y el barroco.

El estudioso de la obra del Greco y sus discípulos, Manuel Bartolomé Cossío dijo de Luis Tristán: "ha pasado este pintor, y todavía pasa en la opinión vulgar, por una especie de segundo Greco, y hasta, muchas veces, superior a éste mismo. Discípulo predilecto suyo, ejecutor, por recomendación del maestro, de aquellos encargos importantes, que éste no quería o no podía llevar a cabo”.[3]

Nuestra obra hay que fecharla en el primer cuarto del siglo XVII, muy posiblemente en torno al año 1620. El primer documento en el que aparece es mucho más tardío, ya que no encontramos referencia alguna a esta pintura hasta un inventario de 1696.[4] Se trata de un inventario elaborado el 5 de octubre de 1696 durante la estancia en la parroquia de San Julián del visitador Pedro Gracián.

Coincide su ejecución con el voto que Santa Olalla hizo a la Inmaculada Concepción y que se firmó en la iglesia de San Julián el 2 de febrero de 1621.[5] Este voto se realizó en presencia de los Condes de Orgaz don Esteban Hurtado de Mendoza y Guzmán y doña Catalina de Rivera y Mendoza, juntó con el clero, justicias, regimiento y vecinos de Santa Olalla. También estuvo presente el tío del conde, don Francisco Hurtado de Mendoza y Ribera, en esos momentos Obispo de Pamplona.

Su ubicación original dentro de la iglesia de San Julián fue el pilar frente al pulpito, en ese lugar se encontraba en 1696 según el inventario y allí estuvo hasta 1995 momento en que se reorganizaron las pinturas de esta iglesia. Actualmente está en el bajo coro tras la pila bautismal.

Está elaborado en óleo sobre lienzo, mide 167 por 111 cm. y posé un marco barroco de época, de madera negra con apliques de relieves vegetales tallados y dorados.

La Virgen aparece de pie, en actitud orante, con la mirada hacia el cielo, coronada por estrellas, con el pelo suelto y ondulado sobre sus hombros, se apoya sobre una media luna y esta vestida de azul y granate. La imagen de la Virgen aparece rodeada de nubes, ángeles y querubines. A sus pies un paisaje en el que se colocan con cierta verosimilitud numerosos atributos de las letanías. Estos elementos simbólicos son: la puerta, la escalera, la palmera, el árbol, el ciprés, el sol, las torres, la ciudad, el vellocino, el jardín, la fuente, la serpiente (no es un símbolo de las letanías, sino de la victoria sobre el pecado), el lirio, las rosas, las azucenas, el pozo, el espejo, la zarza, la galera, la casa, el monte, el cedro y el templo.

 Ya en 1939 después de la Guerra Civil es catalogada como obra de Luis Tristán, pero su atribución definitiva fue confirmada en 1993 por Fernando Collar de Cáceres (profesor de la Universidad Autónoma de Madrid)[6] y en 2001 por Alfonso Emilio Pérez Sánchez (Ex director del Museo del Prado; Miembro de la Real Academia de la Historia; y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando)[7].

En palabras de Fernando Collar de Cáceres: “En la iglesia de San Julián de la localidad toledana de Santa Olalla se conserva un notable lienzo de la Inmaculada, dotado de marco barroco y afectado de graves desgarros y burdas reintegraciones, que debe atribuirse sin reservas a Luis Tristán, a cuyo modelo del Museo de Bellas Artes de Sevilla responde por entero, con variaciones que en nada alteran el planteamiento general de la composición, y cuya particular factura y sentido del color exhibe en igual grado”.[8]

Existen otras versiones de Luis Tristán de nuestra obra, la más destacada en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, las medidas de nuestro lienzo coinciden con las del lienzo sevillano, a nuestra obra se la considera posterior a la versión de Sevilla, a la que aventaja en el paisaje situado a los pies de la Virgen y en la colocación sobre él del enorme conjunto de elementos simbólicos que se representan. Una tercera pintura de la misma composición fue localizada hace tiempo en una colección de Cataluña y fue subastada en Madrid por la Casa de Subastas Ansorena el 28 de febrero de 2019[9], esta versión es más reducida y simplificada, el artista ha suprimido los ángeles que aparecen adorando a María, los símbolos marianos y ha simplificado el paisaje. Otras dos obras más se han localizado con este tema, aunque en este caso se trata de dos obras de taller: una para la iglesia de Santo Tomé de Toledo, de pequeño tamaño; y otra para el convento de carmelita de San José, también de la capital regional.

La calidad del paisaje de nuestro cuadro, superior a las demás representaciones, ha hecho pensar a algunos estudiosos en la posible participación en él de Manuel de Acebedo, pintor de origen portugués, experto paisajista y cuñado de Tristán al estar casado con la hermana menor de este Úrsula Tristán.

Tras su certificación como obra de Tristán, el lienzo fue restaurado entre 1994 y 1997 por el Instituto del Patrimonio Cultural de España[10] por las restauradoras María del Carmen Casas Ramos y Rocío Salas Almela. En 2005 participó en Toledo en la exposición “La Mujer vestida de Sol” organizada por el Arzobispado de Toledo y donde se reunieron numerosas piezas sobre la Inmaculada de las parroquias de la archidiócesis. En 2016 estuvo prestada al Museo del Greco que la expuso durante varios meses como su pieza invitada. Hecho que tuvo gran repercusión en la prensa provincial[11] así como la conferencia “El Greco, Tristán y la villa de Santa Olalla” que tuve la oportunidad de dar en el museo para despedir el préstamo de la pieza[12].

No quiero despedir este capítulo sobre Tristán sin contar una anécdota del año 1613, que me ha llamado especialmente la atención pese a que cae dentro del campo de la leyenda. Esta anécdota sobre Tristán y El Greco nos la cuenta el pintor y tratadista de pintura Antonio Palomino:

“Estando en casa de su maestro se le ofreció a éste pintar un cuadro de la cena de Cristo Señor Nuestro para el refectorio del Convento de la Sisla, extramuros de la ciudad de Toledo, y los religiosos querían que fuese allí a pintarlo; y no pudiendo darles ese gusto, por hallarse ya muy anciano e impedido, les dijo que allí tenía un muchacho de toda su satisfacción que lo desempañaría muy bien y las daría todo el gusto. Aceptaron los religiosos y fue Luis Tristán y ejecutó dicho cuadro muy a satisfacción de toda la comunidad: pero llegando al precio, dijo que no lo podía dar por menos de doscientos ducados; los religiosos se escandalizaron y acudieron al maestro para que mediase. Él hizo que buscasen un coche para ir allá, como con efecto fue, y habiendo visto el cuadro comenzó a dar palos a Tristán con la muleta, diciendo que era un pícaro, deshora de los pintores, que como había pedido doscientos ducados por aquella pintura, que bien se conocía su poco talento, que la enrollase y se la llevase a Toledo; pues no la habría de dejar aunque le diesen quinientos ducados por ella. Los religiosos, que al principios entendieron le reñía por lo mucho que había pedido, se quedaron yertos cuando oyeron el final de la cuestión, y después de muchos debates, le hubieron de dar lo que quiso; cierto que es un excelentísimo cuadro”.[13]



[1] Fue catalogada con este nombre en la exposición “La Mujer vestida de Sol” organizada por el Arzobispado de Toledo en 2005.

[2] LÓPEZ MUÑOZ, Josué: El Greco y Santa Olalla, (Ediciones Andante. Santa Olalla, 2014). Pág. 40.

[3] COSSÍO, Manuel Bartolomé: El Greco. (Madrid, 1980). Pág. 242.

[4] ARCHIVO PARROQUIAL DE SANTA OLALLA: Libro 2º de fábrica de la Parroquia de San Julián, 14/APSO; (de 1662 a 1730).

[5] ARCHIVO MUNICIPAL DE SANTA OLALLA: Voto de Santa Olalla a la Inmaculada Concepción; SO 106/18 (1621).

[6] COLLAR DE CACERES, Fernando: Aportaciones a la obra de Luis Tristán. (Anuario del Departamento de Historia y Arte, Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, 1993). Págs. 105 -110.

[7] PÉREZ SÁNCHEZ, Alfonso Emilio y NAVARRETE PRIETO, Benito: Luis Tristán. (Fundación Toledo-BBVA. Madrid, 2001). Pág. 208. En el Catalogo de obras de Luis Tristán que elabora el autor, aparece con el número 40.

[8] COLLAR DE CACERES, Fernando: Aportaciones a la obra de Luis Tristán. (Anuario del Departamento de Historia y Arte, Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, 1993). Pág. 106.

[9] Ansorena: Catalogo de la Subasta 391, (Madrid, 28 de febrero y 1 de marzo de 2019). Lote 84. Pág. 36.

[10] Instituto del Patrimonio Cultural de España: Informe de restauración de la "Inmaculada" de Luis Tristán, procedente de la parroquia de Santa Olalla (Toledo). Sig. BM 205/20; Sig. digital R02463T y R02463F. (Dirección General de Bellas Artes. Madrid, 1997).

[11] La Tribuna de Toledo: Santa Olalla expone su Tristán en el Museo del Greco. (Toledo, 8 de marzo de 2016).

[12] ABC: Santa Olalla, El Greco y Tristán, (Toledo, 12 de mayo de 2016). II. La Tribuna de Toledo: El Griego lengua de unión con Santa Olalla, (Toledo, 12 de mayo de 2016).

[13] PALOMINO Y VELASCO, Antonio: El museo pictórico y escala óptica con el parnaso español pintoresco laureado. Madrid, 1715-1724. (Ed. Aguilar; Madrid, 1947).  Pág. 866. Cita tomada de PÉREZ SÁNCHEZ, Alfonso Emilio y NAVARRETE PRIETO, Benito: Luis Tristán. (Fundación Toledo-BBVA. Madrid, 2001). Pág. 25.


[Enlace al artículo completo, ilustrado con más imágenes]

domingo, 13 de diciembre de 2020

Purísima Concepción, las pinturas de la iglesia de San Julián en Santa Olalla


        En contraposición a la Inmaculada de Tristán, la iglesia de San Julián de Santa Olalla posé otro lienzo de la misma temática catalogado como “Purísima Concepción".

Esta obra, de evidente inferior calidad artística, es algunas décadas posterior a la Inmaculada de Tristán, se la puede fechar a mediados del siglo XVII y también aparece en el inventario de 1696.[1]

Como decimos su estudio resulta muy interesante especialmente en contraposición a la Inmaculada de Tristán, con la que comparte espacio bajo el coro de San Julián, ya que introduce muchas novedades iconográficas que se fueron incorporando al tema de la Inmaculada en ese siglo. Muchos de los elementos añadidos se tomaron del libro del Apocalipsis y fueron los pintores españoles los que más avanzaron en la conformación del modelo de representación en el arte de la Inmaculada.[2]  

La Virgen aparece en el centro de la escena de manera majestuosa sobre un cielo amarillento de destellos y nubes, rodeada por seis cabezas aladas de angelitos “putti”, tres a cada lado.

Con el pelo rizado, suelto sobre los hombros, su cabeza está rodeada por una aureola de doce estrellas y los esbozos de otras cinco cabezas de angelitos. Las manos están colocadas juntas, sobre el pecho, en señal de oración.

María esta vestida con los colores “concepcionistas”, blanco y azul, que de conformidad con la visión de Santa Beatriz de Silva, fundadora de la Orden de las Concepcionistas, se impusieron en el siglo XVII; la túnica es blanca con un bonito estampado de bordados en oro y plata; el manto es azul repleto de estrellas doradas y una trabajada puntilla que confiere a la representación un aire colonial novohispano, aunque hasta el momento no se ha podido fijar ni el autor ni el origen de la obra; por último, atado sobre la cintura, un fajín rojo.

La Virgen pisa sobre una media luna y sobre un espectacular dragón, símbolo de su victoria sobre el pecado, el dragón está sangrando por la cabeza, abre su boca y eleva el rabo en el fondo de la escena.

Los elementos de las letanías son pocos y más sencillos que los que encontramos en la representación de Tristán con la que venimos comprando a esta obra, encontramos el espejo sin mancha, la palmera y la torre.

La obra tiene un sencillo marco de época de madera negra con molduras doradas.



[1] ARCHIVO PARROQUIAL DE SANTA OLALLA: Libro 2º de fábrica de la Parroquia de San Julián, 14/APSO; (de 1662 a 1730).

[2] GARCÍA HIDALGO VILLENA, Cipriano: Sobre la iconografía de la Inmaculada Concepción. https://cipripedia.com/2016/12/09/sobre-la-iconografia-de-la-inmaculada-concepcion/

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Un paseo por el callejero santaolallero


Celebramos la Jornada de Historia y Patrimonio de Santa Olalla y su Tierra, en la que he tenido la surte de participar, de una manera virtual. Compartimos “Un paseo por el callejero santaolallero” que versa sobre la historia, las anécdotas y curiosidades de muchos de los nombres de las calles de Santa Olalla. Seguimos divulgando con esta iniciativa nuestra historia local.

jueves, 3 de diciembre de 2020

"Campanitas de Toledo", un villancico del poeta eulaliense Alonso Palomino

 

Niño Jesús del Convento de San Antonio - Toledo

En estos días de adviento recupero este villancico compuesto por el poeta eulaliense Alonso Palomino (Santa Olalla, 1573 - Mentrida, 1637). “Campanitas de Toledo” es la composición 117 de su compilación poética “Jardín del Alma”[1].

 

Campanitas de Toledo,

oigo vos y no os veo.

 

Campanitas de la fe

que el golpe en las almas dais

muy dulcemente sonáis

y ninguna vista os ve.


A vuestro son me llegue

y cuanto más cerca voy

ciego parece que estoy

pues estoy con mi deseo,

oigo vos y no os veo.

 

Vuestra música divina

hasta el alma me enternece

música de Dios parece

pues que tanto a Dios se inclina.

 

Ya con un alma divina

parece que ven mis ojos

que la fe me pone anteojos

y como si os viese os creo,

oigo vos y no os veo.

 

Con una dulce armonía

entretenéis mis sentidos

solo entráis por los oídos

y a todos dais alegría.

 

Arreciáis mi eterno día

y despertáis mi memoria

tocáis en el alma a gloria

a vuestro son me recreo,

oigo vos y no os veo.



[1] Real Academia de la Lengua: Jardín del Alma de Alonso Palomino. Col. Antonio Rodríguez Moñino, ms. 6214.

Niño Jesús del Convento de San Antonio - Toledo


viernes, 13 de noviembre de 2020

Fray Cristóbal de Arroyo

Detalle del Convento de agustinos en una vista de Toledo
de 1562 de Anton Van den Wyngaerde

Con este artículo recuperamos para la historiografía de Santa Olalla la figura de un nuevo personaje que destacó por los cargos que ocupó dentro de la Orden Agustina,[1] nuestro ilustre personaje es fray Cristóbal de Arroyo.[2] Se podría decir que sucedió en importancia dentro de la Orden de San Agustín a otro santaolallero tocayo suyo, fray Cristóbal de Fonseca (Santa Olalla, 1550 - Madrid, 1621).[3]

Fray Cristóbal de Arroyo, nacido en Santa Olalla, hijo de Francisco de Arroyo y de María Gómez, fue bautizado en la parroquia de San Pedro Apóstol a la que pertenecía su familia.

Profesó en la Orden de San Agustín, en su convento de Toledo, el 19 de mayo de 1614.[4] El convento de agustinos calzados de Toledo estaba situado junto a la puerta del Cambrón, en el espacio que hoy ocupa el Instituto Sefarad, estuvo bajo el protectorado de los Condes de Orgaz.

Fraile agustino

Transcribimos y traducimos del latín el contenido de su acta de profesión:[5]

En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo Bendito, Amén.

En el año de su nacimiento, de mil seiscientos catorce, yo Fray Cristóbal de Arroyo, hijo de Francisco de Arroyo y de María Gómez, su legítima esposa, vecinos de la villa de Santa Olalla, parroquia de San Pedro, completado mi año de aprobación, hago libre y espontánea profesión y prometo obediencia a Dios Omnipotente y la Bienaventurada Virgen María y Nuestro bendecido Padre San Agustín y a ti Reverendo Padre Maestro Fray Pedro de Zuazo, prior de este convento de  Toledo, en nombre y vez del Reverendísimo Padre Maestro Fray Juan Bautista de Aste, General de toda la Orden de Ermitaños de Nuestro Padre San Agustín y sus sucesores canónicamente elegidos, y vivir sin propiedad y en castidad según la Regla de Nuestro Padre San Agustín hasta la muerte, en fe de lo cual, firmo con mi nombre, el diecinueve de mayo, del año arriba citado.

Siguen las firmas de: Fray Pedro de Zuazo, prior; Fray Alonso Montero; y Fray Cristóbal de Arroyo.

Acta de profesión de fray Cristóbal de Arroyo

Una nota al margen en su acta de profesión nos aporta algunos datos más. Cristóbal de Arroyo fue Prior del convento de su orden en Segovia y bienhechor a lo largo de toda su vida del convento de agustinos de Toledo.

Murió en Madrid, siendo vicerrector del Colegio de Doña María de Aragón. Este colegio fue fundado en 1590 con el nombre de Colegio de la Encarnación, de religiosos agustinos calzados. No obstante, a lo largo de su historia ha sido más conocido por el nombre de Colegio de Doña María de Aragón en honor a su fundadora, Doña María de Córdoba y Aragón, dama de la reina doña Ana de Austria e hija de don Álvaro de Córdoba, caballerizo mayor de Felipe II. El convento, que pasó a ser de patronato real por disposición testamentaria de su fundadora, incluyó estudios públicos en 1679; concretamente dos cátedras de teología escolástica y tres de filosofía. La iglesia de este seminario contaba con un retablo con siete cuadros del Greco, de los cuales cinco se conservan en el Museo del Prado, otro en el Museo Nacional de Arte de Bucarest y otro que debía ser el de menor tamaño ha desparecido.



[1] VIÑAS ROMAN, Teófilo: Agustinos en Toledo, (Ediciones Escurialenses. San Lorenzo del Escorial, 2007). Pág. 241.

[2] Agradezco la información que me remitió sobre este personaje Luis Alberto Pérez Velarde, doctor en historia y conservador del Museo Sorolla de Madrid.

[3] LÓPEZ MUÑOZ, Josué: Cristóbal de Fonseca, su biografía. La Ciudad de Dios – Revista Agustiniana Volumen 233 – nº 2. CiuD-Ra 233-20 (2020) 473-498. (Editorial Agustiniana. Guadarrama, mayo-agosto de 2020).

[4] Agradezco la inestimable colaboración de fray David García Álvarez, archivero de los Agustinos de Madrid, siempre atento a mis peticiones sobre los archivos agustinos.

[5] Archivo Provincia Agustiniana de Castilla (APAC): Libro 86. Libro II de Profesiones de Toledo. Fol. 88r, prof. 169.

Portada del Convento de Agustinos de Toledo,
únicos restos conservados del edificio

Anunciación - El Greco
Original del Colegio de doña María de Aragón
Museo del Prado - Madrid