Con este bonito villancico que tradicionalmente se ha cantado en las Navidades de Santa Olalla y su comarca, quiero desearos a todos una muy,
jueves, 24 de diciembre de 2020
Villancicos santaolalleros: La Virgen iba a Belén
miércoles, 23 de diciembre de 2020
Dieciséis de julio
Pasados ya más de ocho años desde la publicación del libro "Dieciséis de julio - Orígenes, historia, leyenda, tradición y devoción del Santísimo Cristo de la Caridad de Santa Olalla en el octavo centenario de la fiesta del 16 de julio (1212-1598-2012)", comparto de manera abierta su edición digital, poniéndola desde hoy libre disposición.
Dieciséis de julio - Orígenes, historia, leyenda, tradición y devoción del Santísimo Cristo de la Caridad de Santa Olalla en el octavo centenario de la fiesta del 16 de julio (1212-1598-2012). Estudio en torno a la historia del Santísimo Cristo de la Caridad de Santa Olalla (Toledo). Monografía publicada coincidiendo con el octavo centenario de la batalla de las Navas de Tolosa (1212-2012) y por lo tanto de la creación o fundación de esta celebración del “Dieciséis de julio”.
Es habitual que cualquier libro vaya acompañado de una cita atribuida a algún autor de reconocido prestigio en la materia de la que trata la obra. Este libro va precedido de la cita “La Caridad es la llave del cielo”, aunque también podían haber aparecido citas como: “La Caridad es la marca que diferencia a los hijos de Dios de los del demonio” o “La Cruz de Cristo promete esperanza al que al parecer no le queda esperanza”.
En este libro no se han podido elegir citas más apropiadas ya que están extraídas de algunas de las obras religiosas de fray Cristóbal de Fonseca, un santaolallero del siglo de oro, escritor místico y miembro además de la Cofradía de la Santa Caridad. Él vivió la época dorada de la Cofradía y fue contemporáneo de aquellos indianos que emigraron de Santa Olalla a Méjico y que desde allí enviaron la imagen del Cristo de la Caridad. Pocos como nuestro fray Cristóbal podrían descubrirnos los secretos que, en torno a este tema, todavía hoy quedan por descifrar. Pese a todo, no son pocos los datos nuevos que pretendemos aportar con este texto y en cuanto a lo que queda por descubrir quién sabe si algún día no aparecerá en algún archivo agustino una carta de fray Cristóbal a su protector el conde de Orgaz o alguno de sus amigos, en la que nos aporte nuevos datos sobre los orígenes, historia, leyenda, tradición y devoción del Cristo de la Caridad.
Desde que el autor de estos textos iniciara en el año 2007 su afición por la historia local de Santa Olalla, o al menos lo hiciera de manera más activa, ha sido en relación a la historia del Santísimo Cristo de la Caridad donde ha tenido sus mayores alegrías. Ciertas aportaciones realizadas en este sentido, muchas de ellas junto a Teresa Escobedo Salamanca, han tenido su repercusión en este pequeño mundo de la historia toledana y se interesaron en su publicación el diario ABC en su edición de Toledo, la revista científica de la UNED (Alcalibe) y como colofón sirvieron para la grabación de un reportaje por la periodista Lorena García Diez que se emitió por primera vez el 1 de agosto de 2011 en el Telenoticias de Castilla-La Mancha Televisión y que actualmente se puede encontrar en Youtube.
Parece evidente que se le debía a esta parcela de nuestra historia una obra mayor, una monografía que resumiera lo que ya conocíamos junto a las novedades aportadas en estos años. A esto hay sumar que el 16 de julio de 2012 celebramos el octavo centenario de la batalla de las Navas de Tolosa (1212-2012) y por lo tanto de la creación o fundación de esta celebración.
Aquí tienen como resultado este esforzado trabajo, desde la humildad de quien no es historiador, sino simple cronista y amante de lo santaolallero. Deseando que esta obra sea de su agrado y que a la larga pueda servirnos para valorar más lo mucho que tenemos.
Espero que podáis perdonar los fallos, que los hay y muchos, de los que irónicamente podríamos culpar al calor, pues la mayor parte de este trabajo ha sido elaborado durante el verano de 2011. Especialmente en esa semana extremadamente calurosa que va del día del Cristo de la Caridad al de Santiago (del 16 al 25 de julio) y nosotros conocemos popularmente como “semana del moro”.
DEPÓSITO LEGAL: TO-376-2012
domingo, 20 de diciembre de 2020
La Inmaculada de Luis Tristán
El lienzo de la Inmaculada
Concepción conocido, en tiempos, con el sobrenombre de "Tota Pulchra Est"[1]
es sin duda la obra de caballete más importante de cuantas se conservan en la
iglesia de San Julián de Santa Olalla.[2]
Esta Inmaculada es obra de Luis Tristán (Toledo, 1585 -
Ídem, 1624), uno de los discípulos oficiales de El Greco, considerado por
muchos como el principal discípulo del pintor toledano por encima incluso de su
propio hijo, Jorge Manuel Theotocópuli. El influjo de El Greco se manifiesta en
determinados aspectos estilísticos e iconográficos de su obra, que se sitúa en
la fase de transición entre el manierismo final y el barroco.
El estudioso de la obra del Greco y sus discípulos, Manuel
Bartolomé Cossío dijo de Luis Tristán: "ha
pasado este pintor, y todavía pasa en la opinión vulgar, por una especie de
segundo Greco, y hasta, muchas veces, superior a éste mismo. Discípulo
predilecto suyo, ejecutor, por recomendación del maestro, de aquellos encargos
importantes, que éste no quería o no podía llevar a cabo”.[3]
Nuestra obra hay que fecharla en el primer cuarto del siglo
XVII, muy posiblemente en torno al año 1620. El primer documento en el que
aparece es mucho más tardío, ya que no encontramos referencia alguna a esta
pintura hasta un inventario de 1696.[4]
Se trata de un inventario elaborado el 5 de octubre de 1696 durante la estancia
en la parroquia de San Julián del visitador Pedro Gracián.
Coincide su ejecución con el voto que Santa Olalla hizo a la
Inmaculada Concepción y que se firmó en la iglesia de San Julián el 2 de
febrero de 1621.[5] Este voto se realizó en
presencia de los Condes de Orgaz don Esteban Hurtado de Mendoza y Guzmán y doña
Catalina de Rivera y Mendoza, juntó con el clero, justicias, regimiento y
vecinos de Santa Olalla. También estuvo presente el tío del conde, don
Francisco Hurtado de Mendoza y Ribera, en esos momentos Obispo de Pamplona.
Su ubicación original dentro de la iglesia de San Julián fue
el pilar frente al pulpito, en ese lugar se encontraba en 1696 según el
inventario y allí estuvo hasta 1995 momento en que se reorganizaron las
pinturas de esta iglesia. Actualmente está en el bajo coro tras la pila
bautismal.
Está elaborado en óleo sobre lienzo, mide 167 por 111 cm. y
posé un marco barroco de época, de madera negra con apliques de relieves
vegetales tallados y dorados.
La Virgen aparece de pie, en actitud orante, con la mirada
hacia el cielo, coronada por estrellas, con el pelo suelto y ondulado sobre sus
hombros, se apoya sobre una media luna y esta vestida de azul y granate. La
imagen de la Virgen aparece rodeada de nubes, ángeles y querubines. A sus pies
un paisaje en el que se colocan con cierta verosimilitud numerosos atributos de
las letanías. Estos elementos simbólicos son: la puerta, la escalera, la
palmera, el árbol, el ciprés, el sol, las torres, la ciudad, el vellocino, el
jardín, la fuente, la serpiente (no es un símbolo de las letanías, sino de la
victoria sobre el pecado), el lirio, las rosas, las azucenas, el pozo, el
espejo, la zarza, la galera, la casa, el monte, el cedro y el templo.
Ya en 1939 después de
la Guerra Civil es catalogada como obra de Luis Tristán, pero su atribución
definitiva fue confirmada en 1993 por Fernando Collar de Cáceres (profesor de
la Universidad Autónoma de Madrid)[6]
y en 2001 por Alfonso Emilio Pérez Sánchez (Ex director del Museo del Prado;
Miembro de la Real Academia de la Historia; y miembro de la Real Academia de
Bellas Artes de San Fernando)[7].
En palabras de Fernando Collar de Cáceres: “En la iglesia de San Julián de la
localidad toledana de Santa Olalla se conserva un notable lienzo de la
Inmaculada, dotado de marco barroco y afectado de graves desgarros y burdas
reintegraciones, que debe atribuirse sin reservas a Luis Tristán, a cuyo modelo
del Museo de Bellas Artes de Sevilla responde por entero, con variaciones que
en nada alteran el planteamiento general de la composición, y cuya particular
factura y sentido del color exhibe en igual grado”.[8]
Existen otras versiones de Luis Tristán de nuestra obra, la
más destacada en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, las medidas de nuestro
lienzo coinciden con las del lienzo sevillano, a nuestra obra se la considera
posterior a la versión de Sevilla, a la que aventaja en el paisaje situado a
los pies de la Virgen y en la colocación sobre él del enorme conjunto de
elementos simbólicos que se representan. Una tercera pintura de la misma composición
fue localizada hace tiempo en una colección de Cataluña y fue subastada en
Madrid por la Casa de Subastas Ansorena el 28 de febrero de 2019[9],
esta versión es más reducida y simplificada, el artista ha
suprimido los ángeles que aparecen adorando a María, los símbolos marianos y ha
simplificado el paisaje. Otras dos obras más se han localizado con este tema,
aunque en este caso se trata de dos obras de taller: una para la iglesia de
Santo Tomé de Toledo, de pequeño tamaño; y otra para el convento de carmelita de
San José, también de la capital regional.
La calidad del paisaje de nuestro cuadro, superior a las
demás representaciones, ha hecho pensar a algunos estudiosos en la posible
participación en él de Manuel de Acebedo, pintor de origen portugués, experto
paisajista y cuñado de Tristán al estar casado con la hermana menor de este
Úrsula Tristán.
Tras su certificación como obra de Tristán, el lienzo fue
restaurado entre 1994 y 1997 por el Instituto del Patrimonio Cultural de España[10] por las restauradoras
María del
Carmen Casas Ramos y Rocío Salas Almela. En
2005 participó en Toledo en la exposición “La Mujer vestida de Sol” organizada
por el Arzobispado de Toledo y donde se reunieron numerosas piezas sobre la
Inmaculada de las parroquias de la archidiócesis. En 2016 estuvo prestada al
Museo del Greco que la expuso durante varios meses como su pieza invitada.
Hecho que tuvo gran repercusión en la prensa provincial[11]
así como la conferencia “El Greco, Tristán y la villa de Santa Olalla” que tuve
la oportunidad de dar en el museo para despedir el préstamo de la pieza[12].
No quiero despedir este capítulo sobre Tristán sin contar
una anécdota del año 1613, que me ha llamado especialmente la atención pese a
que cae dentro del campo de la leyenda. Esta anécdota sobre Tristán y El Greco
nos la cuenta el pintor y tratadista de pintura Antonio Palomino:
“Estando en casa de su
maestro se le ofreció a éste pintar un cuadro de la cena de Cristo Señor
Nuestro para el refectorio del Convento de la Sisla, extramuros de la ciudad de
Toledo, y los religiosos querían que fuese allí a pintarlo; y no pudiendo darles
ese gusto, por hallarse ya muy anciano e impedido, les dijo que allí tenía un
muchacho de toda su satisfacción que lo desempañaría muy bien y las daría todo
el gusto. Aceptaron los religiosos y fue Luis Tristán y ejecutó dicho cuadro
muy a satisfacción de toda la comunidad: pero llegando al precio, dijo que no
lo podía dar por menos de doscientos ducados; los religiosos se escandalizaron
y acudieron al maestro para que mediase. Él hizo que buscasen un coche para ir
allá, como con efecto fue, y habiendo visto el cuadro comenzó a dar palos a
Tristán con la muleta, diciendo que era un pícaro, deshora de los pintores, que
como había pedido doscientos ducados por aquella pintura, que bien se conocía
su poco talento, que la enrollase y se la llevase a Toledo; pues no la habría
de dejar aunque le diesen quinientos ducados por ella. Los religiosos, que al
principios entendieron le reñía por lo mucho que había pedido, se quedaron
yertos cuando oyeron el final de la cuestión, y después de muchos debates, le
hubieron de dar lo que quiso; cierto que es un excelentísimo cuadro”.[13]
[1] Fue catalogada con este
nombre en la exposición “La Mujer
vestida de Sol” organizada por el Arzobispado de Toledo en 2005.
[2] LÓPEZ
MUÑOZ, Josué: El Greco y Santa Olalla,
(Ediciones Andante. Santa Olalla, 2014). Pág. 40.
[3] COSSÍO,
Manuel Bartolomé: El Greco. (Madrid,
1980). Pág. 242.
[4] ARCHIVO
PARROQUIAL DE SANTA OLALLA: Libro
2º de fábrica de la Parroquia de San Julián, 14/APSO; (de 1662 a 1730).
[5] ARCHIVO
MUNICIPAL DE SANTA OLALLA: Voto de Santa Olalla
a la Inmaculada Concepción; SO 106/18 (1621).
[6] COLLAR
DE CACERES, Fernando: Aportaciones a la
obra de Luis Tristán. (Anuario del Departamento de Historia y Arte,
Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, 1993). Págs. 105 -110.
[7] PÉREZ
SÁNCHEZ, Alfonso Emilio y NAVARRETE PRIETO, Benito: Luis Tristán. (Fundación Toledo-BBVA.
Madrid, 2001). Pág. 208. En el Catalogo de obras de Luis Tristán que elabora el
autor, aparece con el número 40.
[8] COLLAR
DE CACERES, Fernando: Aportaciones a la
obra de Luis Tristán. (Anuario del Departamento de Historia y Arte,
Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, 1993). Pág. 106.
[9] Ansorena: Catalogo de
la Subasta 391, (Madrid, 28 de febrero y 1 de marzo de 2019). Lote 84. Pág. 36.
[10] Instituto del Patrimonio Cultural
de España: Informe de restauración de
la "Inmaculada" de Luis Tristán, procedente de la parroquia de Santa
Olalla (Toledo). Sig. BM 205/20; Sig. digital R02463T y R02463F. (Dirección
General de Bellas Artes. Madrid, 1997).
[11] La Tribuna de Toledo: Santa Olalla expone su Tristán en el Museo
del Greco. (Toledo, 8 de marzo de 2016).
[12] ABC: Santa Olalla, El Greco y Tristán, (Toledo, 12 de mayo de 2016). II.
La Tribuna de Toledo: El Griego lengua de unión con Santa Olalla,
(Toledo, 12 de mayo de 2016).
[13] PALOMINO
Y VELASCO, Antonio: El museo pictórico y escala óptica con el parnaso español
pintoresco laureado. Madrid, 1715-1724. (Ed. Aguilar; Madrid, 1947). Pág. 866. Cita tomada de PÉREZ SÁNCHEZ, Alfonso Emilio y NAVARRETE PRIETO, Benito: Luis Tristán. (Fundación Toledo-BBVA.
Madrid, 2001). Pág. 25.
domingo, 13 de diciembre de 2020
Purísima Concepción, las pinturas de la iglesia de San Julián en Santa Olalla
Esta obra, de evidente inferior calidad
artística, es algunas décadas posterior a la Inmaculada de Tristán, se la puede
fechar a mediados del siglo XVII y también aparece en el inventario de 1696.[1]
Como decimos su estudio resulta muy
interesante especialmente en contraposición a la Inmaculada de Tristán, con la
que comparte espacio bajo el coro de San Julián, ya que introduce muchas
novedades iconográficas que se fueron incorporando al tema de la Inmaculada en
ese siglo. Muchos de los elementos añadidos se tomaron del libro del
Apocalipsis y fueron los pintores españoles los que más avanzaron en la
conformación del modelo de representación en el arte de la Inmaculada.[2]
La Virgen aparece en el centro de la escena
de manera majestuosa sobre un cielo amarillento de destellos y nubes, rodeada
por seis cabezas aladas de angelitos “putti”, tres a cada lado.
Con el pelo rizado, suelto sobre los hombros,
su cabeza está rodeada por una aureola de doce estrellas y los esbozos de otras
cinco cabezas de angelitos. Las manos están colocadas juntas, sobre el pecho,
en señal de oración.
María esta vestida con los colores “concepcionistas”,
blanco y azul, que de conformidad con la visión de Santa Beatriz de Silva,
fundadora de la Orden de las
Concepcionistas, se impusieron en el siglo XVII; la túnica es blanca con un
bonito estampado de bordados en oro y plata; el manto es azul repleto de
estrellas doradas y una trabajada puntilla que confiere a la representación un
aire colonial novohispano, aunque hasta el momento no se ha podido fijar ni el
autor ni el origen de la obra; por último, atado sobre la cintura, un fajín
rojo.
La Virgen pisa sobre una media luna y sobre
un espectacular dragón, símbolo de su victoria sobre el pecado, el dragón está
sangrando por la cabeza, abre su boca y eleva el rabo en el fondo de la escena.
Los elementos de las letanías son pocos y más
sencillos que los que encontramos en la representación de Tristán con la que
venimos comprando a esta obra, encontramos el espejo sin mancha, la palmera y
la torre.
La obra tiene un sencillo marco de época de madera negra con molduras doradas.
[1] ARCHIVO
PARROQUIAL DE SANTA OLALLA: Libro
2º de fábrica de la Parroquia de San Julián, 14/APSO; (de 1662 a 1730).
[2] GARCÍA HIDALGO VILLENA, Cipriano: Sobre la iconografía de la Inmaculada
Concepción. https://cipripedia.com/2016/12/09/sobre-la-iconografia-de-la-inmaculada-concepcion/
miércoles, 9 de diciembre de 2020
Un paseo por el callejero santaolallero
jueves, 3 de diciembre de 2020
"Campanitas de Toledo", un villancico del poeta eulaliense Alonso Palomino
Niño Jesús del Convento de San Antonio - Toledo |
En estos días de adviento recupero este villancico compuesto
por el poeta eulaliense Alonso Palomino (Santa Olalla, 1573 - Mentrida, 1637). “Campanitas
de Toledo” es la composición 117 de su compilación poética “Jardín del Alma”[1].
Campanitas de
Toledo,
oigo vos y no os
veo.
Campanitas de la fe
que el golpe en las
almas dais
muy dulcemente
sonáis
y ninguna vista os
ve.
A vuestro son me
llegue
y cuanto más cerca
voy
ciego parece que
estoy
pues estoy con mi
deseo,
oigo vos y no os
veo.
Vuestra música
divina
hasta el alma me
enternece
música de Dios
parece
pues que tanto a
Dios se inclina.
Ya con un alma
divina
parece que ven mis
ojos
que la fe me pone anteojos
y como si os viese
os creo,
oigo vos y no os
veo.
Con una dulce
armonía
entretenéis mis
sentidos
solo entráis por los
oídos
y a todos dais
alegría.
Arreciáis mi eterno día
y despertáis mi
memoria
tocáis en el alma a
gloria
a vuestro son me
recreo,
oigo vos y no os
veo.
[1] Real Academia de la Lengua: Jardín del Alma de Alonso Palomino. Col. Antonio Rodríguez Moñino, ms. 6214.
Niño Jesús del Convento de San Antonio - Toledo |
viernes, 13 de noviembre de 2020
Fray Cristóbal de Arroyo
Detalle del Convento de agustinos en una vista de Toledo de 1562 de Anton Van den Wyngaerde |
Con este artículo recuperamos para la
historiografía de Santa Olalla la figura de un nuevo personaje que destacó por
los cargos que ocupó dentro de la Orden Agustina,[1]
nuestro ilustre personaje es fray Cristóbal de Arroyo.[2] Se
podría decir que sucedió en importancia dentro de la Orden de San Agustín a
otro santaolallero tocayo suyo, fray Cristóbal de Fonseca (Santa Olalla, 1550 -
Madrid, 1621).[3]
Fray Cristóbal de Arroyo, nacido en Santa
Olalla, hijo de Francisco de Arroyo y de María Gómez, fue bautizado en la
parroquia de San Pedro Apóstol a la que pertenecía su familia.
Profesó en la Orden de San Agustín, en su
convento de Toledo, el 19 de mayo de 1614.[4] El
convento de agustinos calzados de Toledo estaba situado junto a la puerta del
Cambrón, en el espacio que hoy ocupa el Instituto Sefarad, estuvo bajo el
protectorado de los Condes de Orgaz.
Fraile agustino |
Transcribimos y traducimos del latín el
contenido de su acta de profesión:[5]
En el nombre
de Nuestro Señor Jesucristo Bendito, Amén.
En el año de
su nacimiento, de mil seiscientos catorce, yo Fray Cristóbal de Arroyo, hijo de
Francisco de Arroyo y de María Gómez, su legítima esposa, vecinos de la villa de
Santa Olalla, parroquia de San Pedro, completado mi año de aprobación, hago
libre y espontánea profesión y prometo obediencia a Dios Omnipotente y la Bienaventurada
Virgen María y Nuestro bendecido Padre San Agustín y a ti Reverendo Padre
Maestro Fray Pedro de Zuazo, prior de este convento de Toledo, en nombre y vez del Reverendísimo
Padre Maestro Fray Juan Bautista de Aste, General de toda la Orden de Ermitaños
de Nuestro Padre San Agustín y sus sucesores canónicamente elegidos, y vivir
sin propiedad y en castidad según la Regla de Nuestro Padre San Agustín hasta
la muerte, en fe de lo cual, firmo con mi nombre, el diecinueve de mayo, del
año arriba citado.
Siguen las firmas de: Fray Pedro de Zuazo, prior; Fray Alonso Montero; y Fray Cristóbal de
Arroyo.
Acta de profesión de fray Cristóbal de Arroyo
Una nota al margen en su acta de profesión
nos aporta algunos datos más. Cristóbal de Arroyo fue Prior del convento de su
orden en Segovia y bienhechor a lo largo de toda su vida del convento de
agustinos de Toledo.
Murió en Madrid, siendo vicerrector del
Colegio de Doña María de Aragón. Este colegio fue fundado en 1590 con el nombre
de Colegio de la Encarnación, de religiosos agustinos calzados. No obstante, a
lo largo de su historia ha sido más conocido por el nombre de Colegio de Doña
María de Aragón en honor a su fundadora, Doña María de Córdoba y Aragón, dama
de la reina doña Ana de Austria e hija de don Álvaro de Córdoba, caballerizo
mayor de Felipe II. El convento, que pasó a ser de patronato real por disposición
testamentaria de su fundadora, incluyó estudios públicos en 1679; concretamente
dos cátedras de teología escolástica y tres de filosofía. La iglesia de este
seminario contaba con un retablo con siete cuadros del Greco, de los cuales cinco
se conservan en el Museo del Prado, otro en el Museo Nacional de Arte de
Bucarest y otro que debía ser el de menor tamaño ha desparecido.
[1] VIÑAS ROMAN, Teófilo: Agustinos en Toledo, (Ediciones
Escurialenses. San Lorenzo del Escorial, 2007). Pág. 241.
[2] Agradezco la
información que me remitió sobre este personaje Luis Alberto Pérez Velarde,
doctor en historia y conservador del Museo Sorolla de Madrid.
[3] LÓPEZ MUÑOZ, Josué: Cristóbal de Fonseca, su biografía. La
Ciudad de Dios – Revista Agustiniana Volumen 233 – nº 2. CiuD-Ra 233-20 (2020)
473-498. (Editorial Agustiniana. Guadarrama, mayo-agosto de 2020).
[4] Agradezco la
inestimable colaboración de fray David García Álvarez, archivero de los
Agustinos de Madrid, siempre atento a mis peticiones sobre los archivos
agustinos.
[5] Archivo Provincia Agustiniana de Castilla
(APAC): Libro 86. Libro II de
Profesiones de Toledo. Fol. 88r, prof. 169.
Portada del Convento de Agustinos de Toledo, únicos restos conservados del edificio |
Anunciación - El Greco Original del Colegio de doña María de Aragón Museo del Prado - Madrid |