domingo, 16 de noviembre de 2025
Mi participación en 'Enclave Cofrade' sobre el Catafalco de la Torre de Esteban Hambrán
jueves, 13 de noviembre de 2025
Luis Cosón, breves apuntes biográficos de un pintor flamenco en el área entre Toledo y Talavera
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| Detalle de un personaje del Catafalco de la Torre de Esteban Hambrán Luis Cosón - 1753 |
Poco se conoce sobre la figura del pintor
Luis Cosón, cuya vida y obra han sido parcialmente reconstruidas gracias a las
investigaciones del historiador y académico Jesús Gómez Jara,[1]
fallecido en agosto de 2025. A partir de sus trabajos, y de los aportes que
hemos hecho otros muchos investigadores locales, ha sido posible elaborar una
breve biografía del artista, así como documentar con mayor amplitud el ámbito
geográfico en el que desarrolló su actividad.
Ninguna de las obras conservadas atribuidas a
Luis Cosón se encuentra firmada, por lo que su autoría se ha establecido a
partir de documentos parroquiales —como los libros de fábrica—, contratos
notariales, y análisis estilísticos comparativos.
La primera obra documentada de Cosón data de
1736 en Santa Olalla, la cúpula de la Capilla del Cristo de la Caridad,[2] localidad
a la que regresó en 1746 para elaborar otras tres obras; su obra muchas veces
pintura mural, decorativa y de gran tamaño va a ser de un claro estilo
barroco-rococó.
En todas las referencias aparece mencionado
como “maestro pintor y dorador de Cebolla”, aunque en esta villa no se ha
encontrado su nombre en ninguna fuente documental.
Su actividad se ha localizado en diversas
poblaciones toledanas, la mayoría cercanas a la villa donde habitaba; encontramos
obra suya en Cebolla, Santa Olalla (1736), Almorox, Carriches, Domingo Pérez
(1746), Erustes, La Mata, Méntrida, Torre de Esteban Hambran (1753) y La Puebla
de Montalbán (1757).
Asimismo, en 1747, un contrato conservado en
la parroquia de Gavilanes (Ávila) menciona a Luis Cosón, “de nación flamenca”,[3]
encargado de realizar un retablo, lo que ofrece una valiosa pista sobre su
posible origen o ascendencia. Ya Gómez Jara, sospechaba que fuera francés, y se
llamase “Louis Cousín”, que su nombre hubiera sido castellanizado, cosa que
sigue resultando probable como flamenco francófono.
En años posteriores aparece otro artista del
mismo apellido, Antonio Cosón, que podría ser hijo del maestro. En 1778 trabaja
en un altar en Cebolla, figurando ya como vecino de La Pueblanueva, y en 1780
realiza un plano de heredades en el entorno de Talavera.
El apellido Cosón, muy poco frecuente, vuelve
a encontrarse en las mismas décadas finales del siglo XVIII en Carriches,
asociado a personas procedentes del despoblado de Mañosa, en el término de
Cebolla.
[1] GÓMEZ JARA, Jesús: El
ciclo de la Navidad en las pinturas murales de la ermita de Ntra. Sra. de la Antigua
y San Illán de Cebolla (Toledo). (Diputación
de Toledo. Toledo, 2008).
[2] LÓPEZ
MUÑOZ, Josué: Retazos Eulalienses, una selección de artículos del Blog
Eulaliense sobre la villa de Santa Olalla. (Eulaliense. Graficas Lagomar.
Santa Olalla, 2023). Pág. 217.
[3] El primer apunte a esta
importante aportación lo hizo el investigador Roberto Félix García.
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| Plano de heredades en el entorno de Talavera Antonio Cosón - 1780 |
lunes, 10 de noviembre de 2025
Leocadia Muñoz de la Casa, la primera mujer que encabezó una lista electoral a las Cortes en la provincia de Toledo
Leocadia Muñoz de la Casa nació en Santa
Olalla el 19 de enero de 1910.[1] Siendo
niña se trasladó a Talavera de la Reina. Desde muy joven mostró una notable
vocación por el estudio y el servicio público, dedicando sus primeros años
adultos a preparar oposiciones con la determinación de convertirse en funcionaria
del Estado.
Su carrera administrativa comenzó pronto. El
4 de febrero de 1930 fue admitida en el Cuerpo de Auxiliares de la Hacienda
Pública, y poco después, el 25 de marzo de 1931, obtuvo una plaza como Auxiliar
mecanógrafa de primera en el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
Perseverante, continuó presentándose a distintas oposiciones, y el 18 de enero
de 1933 aprobó con un cinco el primer ejercicio de mecanografía para el Cuerpo
de Auxiliares de Administración Civil de Agricultura y Comercio.
En aquellos mismos años, la vida de Leocadia
dio un giro trágico y decisivo. El 13 de julio de 1933, una huelga general
sacudió Talavera de la Reina tras el asesinato de su hermano, el abogado Enrique
Muñoz de la Casa, oficial de la Agrupación de Jurados Mixtos y miembro de la
Unión General de Trabajadores (UGT). La prensa conservadora, como La Época,
relató que el autor del crimen, Fernando Ruiz Tordesillas, era representante de
los intereses de la patronal agraria y que el enfrentamiento se había originado
en el bar Lion d’Or, en la plaza del Reloj de Talavera, donde, armado, acabó
con la vida de Enrique, que era miembro de UGT y afiliado a la AS de Talavera
de la Reina, representó a la AS de Santa Olalla en el XIII Congreso del PSOE en
1932.
El suceso conmocionó a la ciudad y convirtió
a Leocadia en una figura de referencia dentro del movimiento socialista. Fue
entonces cuando el Partido Socialista le propuso encabezar la lista al Congreso
de los Diputados por la provincia de Toledo en las elecciones de noviembre de
1933,[2]
convirtiéndose así en la primera mujer que lideró una candidatura parlamentaria
en la provincia.
Aquellas elecciones fueron históricas: por
primera vez votaban las mujeres españolas, y en la provincia de Toledo lo
hicieron 137.993 mujeres frente a 134.654 hombres. La candidatura de Leocadia
obtuvo 42.930 votos, situándose en quinto lugar, justo detrás de los
socialistas Fermín Blázquez Nieto y Manuel Aguillaume, y de los republicanos
José Castro Taboada y Santiago Muñoz Martínez. Aunque no consiguió escaño —la
coalición de izquierdas solo logró dos de los diez que correspondían a Toledo—,
su nombre quedó asociado para siempre a una gesta pionera en la participación
política femenina.
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| Mujeres votando por primera vez en las elecciones de 1933 |
Leocadia continuó su carrera administrativa
y, el 12 de enero de 1935, aprobó definitivamente la oposición al Cuerpo de
Auxiliares de la Administración Civil del Estado. Sin embargo, la Guerra Civil
y la posterior Ley de Responsabilidades Políticas truncaron su trayectoria. El
14 de marzo de 1939, la Subsecretaría de Industria y Comercio ordenó su baja de
la lista de aspirantes con derecho a ingreso, privándola de su condición
funcionarial.
Tras la guerra, Leocadia se exilió en
Francia, donde estableció su residencia en Meyreuil (Bouches-du-Rhône). Allí
vivió discretamente durante décadas, alejada de la vida pública. No sería hasta
muchos años después, el 8 de febrero de 1980, cuando una orden ministerial
reconociera su condición de funcionaria del Cuerpo General Administrativo de la
Administración Civil del Estado, aunque solo de manera honorífica, dado que ya
se encontraba en edad de jubilación. Aun así, el reconocimiento le permitió
acceder a una pensión y a los derechos devengados de su antiguo cargo.
Leocadia Muñoz de la Casa falleció en
Meyreuil el 19 de mayo del año 2000, a los noventa años de edad.
[1] GARCÍA
MARTÍN, Francisco y GARCÍA GARCÍA-TAPETADO, Laura: Mujeres en la historia de Toledo;
Biblioteca Añil Feminista. (Almud Ediciones de Castilla-La Mancha. Toledo,
2025). Pág. 252.
sábado, 1 de noviembre de 2025
Vitrina Cero - Fíbula romana
Fíbula
romana
Fíbula de arco con charnela, el arco arranca de un cuerpo
rectangular. Puente peraltado de forma semiesférica y pie largo. De bronce
fundido. Aguja del mismo material. Eran usadas para abrochar las túnicas y
otras prendas.
Número de inventario: SO/44/C
Datación: Siglo I-II
Contexto histórico: Etapa romana
Materia: Bronce
Técnica: Fundido
Origen: Colección González-Castrejón
Bibliografía: Josué López Muñoz y Francisco Javier de Fuentes Fernández http://ceres.mcu
sábado, 11 de octubre de 2025
Cristo de la Vera Cruz, un crucificado barroco superviviente de una antigua cofradía santaolallera
La imagen del Cristo Crucificado que
participa anualmente en la procesión del Jueves Santo en Santa Olalla y que
actualmente se venera en la iglesia de San Julián, debe ser identificada como
el Cristo de la Vera Cruz, dado que perteneció a la desaparecida Cofradía de la
Vera Cruz. Esta cofradía, vinculada a la iglesia de San Pedro Apóstol, tenía su
sede en la capilla del Hospital del Corpus Christi, donde permaneció esta
imagen del Crucificado hasta mediados del siglo XX, colgada de una de las
paredes laterales.
Se trata de una talla de madera policromada, de
gran dramatismo, de estilo barroco y perteneciente a la escuela escultórica castellana
del siglo XVII.
La escultura representa a Jesucristo
crucificado con tres clavos, el cuerpo ligeramente inclinado hacia un lado y la
cabeza caída hacia adelante, en clara alusión a su muerte. El rostro del Cristo
combina la expresión de sufrimiento con un gesto de serenidad, los ojos
cerrados y el cabello largo cayendo sobre los hombros. La cabeza está ceñida
por una corona de espinas naturales.
El cuerpo del Cristo, de notable detalle
anatómico, muestra los músculos bien definidos y las heridas en las manos, los
pies y el costado derecho, así como en las rodillas, el hombro y la cabeza,
éstas últimas consecuencia de la corona de espinas. Viste un paño de pureza de
color blanco, sujeto a la cintura mediante una cuerda.
La cruz, de tipo arbóreo, presenta algunos
brotes y, en su parte superior, un letrero en forma de pergamino con los
extremos enrollados, donde figura la inscripción INRI, acrónimo de Iesus
Nazarenus Rex Iudaeorum (“Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos”).
Esta valiosa imagen fue objeto de una profunda
restauración en el año 2000.
Los principales testimonios sobre la Cofradía
de la Vera Cruz, de la cual esta imagen fue titular, se conservan en su libro
de actas, que abarca el periodo comprendido entre 1722 y 1817.[1] Dicho
documento incluye las ordenanzas, actas, cuentas, listados de cofrades y
nombramientos de cargos. A través de este libro se sabe que la cofradía era la
responsable de la organización de los actos del Jueves Santo en Santa Olalla.
Tras la desaparición de su cofradía original,
la imagen del Cristo de la Vera Cruz ha continuado participando en las
procesiones del Jueves Santo Eulaliense, y en los últimos años su salida
procesional ha sido asumida por la Cofradía del Santo Sepulcro.
[1] ARCHIVO
PARROQUIAL DE SANTA OLALLA: Libro de la Cofradía de la Vera Cruz de la Parroquia de San Pedro
Apóstol, 73/APSO;
(de 1722 a 1817).
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| Detalle del rostro |
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| El Cristo de la Vera Cruz en la Procesión de la Pasión del Jueves Santo Eulaliense de 2023 |
miércoles, 1 de octubre de 2025
Vitrina Cero - Mortero de piedra paleolítico
Mortero
de piedra paleolítico
Pequeño mortero elaborado en piedra, de forma
ovoide-circular. Perteneciente a las industrias líticas del paleolítico; herramientas
líticas prehistóricas.
El vaciado interior presenta estrías concéntricas. Utilizado
con un mazo (mano del mortero) con el que se golpeaba con sobre el cuenco para
el machaqueo y molienda de materias como granos, semillas, hierbas o pigmentos.
Número de inventario: SO/40
Datación: Paleolítico
Contexto histórico: Pre-historia
Materia: Piedra
Técnica: Tallado y pulido
Origen: Colección González-Castrejón
Bibliografía: Josué López Muñoz y Francisco Javier de Fuentes Fernández http://ceres.mcu
domingo, 28 de septiembre de 2025
Dos platos de Talavera homenaje a Joselito
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| Platos de cerámica con caricaturas taurinas de Joselito - 1921 |
Han llegado a mis manos dos curiosos platos
de temática taurina, que constituyen un singular homenaje a la figura del
maestro Joselito: José Gómez Ortega, conocido como Joselito o Joselito el Gallo
(Gelves, Sevilla, 8 de mayo de 1895 - Talavera de la Reina, 16 de mayo de
1920).
Estos platos se pintaron como recuerdo de la
muerte del torero en la plaza de toros de Talavera de la Reina. Proceden del
alfar de Emilio Niveiro, como se aprecia en el anagrama «E-N» que figura en los
reversos, y fueron pintados por Eduardo Carrasco, quien los firma «E. Carrasco»
en la parte delantera, al pie de cada dibujo.[1]
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| Firmas de la Fabrica de Emilio Niveiro Gil de Rozas |
Tienen unas dimensiones de 26 cm de diámetro;
en uno aparece el maestro en la suerte de banderillas, y en el otro se
representa a Joselito tocando el cuerno del toro en uno de sus habituales
desplantes.
La trágica muerte del “rey de los toreros” el
16 de mayo de 1920, en la plaza de toros de Talavera, dio lugar a la formación
de un mito unido eternamente a “La Caprichosa”. Estos platos fueron el suvenir
ofrecido a algunos de los participantes en la excursión que tuvo lugar el 1 de
noviembre de 1921, con motivo de la inauguración de una lápida en la plaza de
toros de Talavera de la Reina para perpetuar su recuerdo.
Con tal motivo se organizó una excursión en
tren desde Madrid. Entre los visitantes se encontraban “D. Justo” —seudónimo de
Isidoro Amorós-Manso, crítico taurino y director de la revista taurina The
Times— y el también crítico taurino Eduardo Carrasco.
Un antecedente de estos platos es el
publicado por la revista ilustrada Nuevo Mundo, que dedicó un amplio reportaje
al torero en su número del 21 de mayo de 1920, justo después de su muerte. En
el texto se indicaba que el plato reproducido había sido vidriado, poco antes
del fallecimiento de Joselito, por el ceramista Enrique Guijo en los hornos de
Niveiro.
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| Plato publicado en la Revista Nuevo Mundo - 1920 |
Parece improbable, sin embargo, que dicho
plato fuera pintado por Guijo, a la vista de otras piezas suyas con
representaciones taurinas.
[1] FERNÁNDEZ SANGUINO, Julio: Joselito en la cerámica talaverana, (La
Voz del Tajo. Jueves, 27 de agosto de 2020).
jueves, 18 de septiembre de 2025
Un azulejo de 1892 de la Virgen de la Piedad, su representación en cerámica más antigua conocida
A veces, cuando creemos que todo está dicho
sobre un tema, aparece una pieza que nos sorprende y nos abre nuevas preguntas.
Eso es lo que me ha sucedido al descubrir un azulejo de cerámica de Talavera
que, hasta donde sabemos, es el más antiguo con la representación de la Virgen
de la Piedad, patrona de Santa Olalla.
Esta pequeña joya, de 20 por 20 centímetros,
está esmaltada en blanco estannífero con decoración monocroma en negro
manganeso. Una delicada greca de sencillos roleos enmarca la escena, mientras
en la base descansa la peana del trono de la Virgen. El trono, el arco de rayos
y la propia imagen están trazados con sencillez, casi con un aire infantil que,
lejos de restarle valor, le otorga un encanto especial.
Un detalle particularmente curioso es un
sudario que cubre el cuerpo de Cristo, un elemento que no aparece en ninguna
otra representación conocida de la imagen de Santa Olalla, lo que convierte a
esta pieza en un testimonio único.
En el centro de la peana se puede leer la
inscripción: «Ntra. Sra. de la Piedad – Año de 1892».
Según me consta esta pieza no es única y
existen varias versiones casi idénticas.
Por su fecha y estilo, todo apunta a que fue
elaborado en la Fábrica de La Menora[1], un
histórico taller alfarero de Talavera que tomó su nombre del apodo de su
propietaria, Romualda Martínez, y que funcionó entre 1852 y 1905, primero bajo
su dirección y la de su marido, y más tarde en manos de sus herederos.
Hoy, más de 130 años después, este azulejo no
solo nos muestra una imagen devocional, sino que también nos conecta con la
tradición alfarera de Talavera y con una forma de representar la fe que, en su
sencillez, guarda todo el valor de lo auténtico.
[1] ATempora - Talavera de la Reina; Seis mil años de cerámica en Castilla-La
Mancha. (Fundación Impulsa Castilla-La Mancha. Toledo, 2018).
domingo, 7 de septiembre de 2025
Vitrina Cero - Piedra de afilar paleolítica
Piedra
de afilar paleolítica
Piedra de afilar con cinco acanaladuras correspondientes al
desgaste sucesivo de instrumentos, principalmente de huesos u otras piedras. Perteneciente
a las industrias líticas del paleolítico. Herramientas líticas prehistóricas.
La abrasión de las piezas se realiza mediante movimiento
longitudinal bidireccional del punzón a afilar sobre las acanaladuras de piedra
de afilar. Se han incorporado en este lote huesos para recrear su uso.
Número de inventario: SO/47
Datación: Paleolítico
Contexto histórico: Pre-historia
Materia: Piedra
Técnica: Tallado y pulido
Origen: Colección González-Castrejón
Bibliografía: Josué López Muñoz y Francisco Javier de Fuentes Fernández http://ceres.mcu
domingo, 10 de agosto de 2025
Clichés de las estampas de Santa Olalla, una colección de 5 placas de mediados del siglo XX
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| Colección de cliches de las estampas de Santa Olalla |
En este artículo os quiero presentar una colección de cinco placas fotográficas de vidrio, también conocidas como clichés de cristal, que probablemente pertenecieron a algún laboratorio fotográfico o imprenta. Estas piezas eran utilizadas para la impresión de estampas, en este caso todas ellas dedicadas a devociones del pueblo de Santa Olalla (Toledo).
Las placas fotográficas de vidrio fueron una técnica muy utilizada desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Funcionaban como negativos: una capa de emulsión fotosensible (normalmente gelatina con sales de plata) se aplicaba sobre un soporte de vidrio. Al exponerla en una cámara, la imagen quedaba registrada en negativo y, posteriormente, ese negativo se empleaba para realizar copias en papel.
Nuestra colección reúne tres de las principales devociones de Santa Olalla. Todas las imágenes fueron tomadas a mediados del siglo XX y llevan incorporado el texto con el titular de la estampa.
En primer lugar, encontramos tres versiones de la Patrona de Santa Olalla, la Virgen de la Piedad: dos idénticas pero de distinto tamaño y una tercera, fechada en 1965, que muestra un rudo fotomontaje de la Virgen con la nueva corona que se estrenaría ese mismo año. Esta estampa se editó en mayo de 1965 con motivo del Centenario de la Novena y del acto de entrega de dicha corona. Según hemos podido comprobar en una de las estampas conservadas, fue impresa en la Imprenta Moderna de Torrijos.
En segundo lugar, está representado el Patrón de Santa Olalla, el Santísimo Cristo de la Caridad.
Y por último, la colección incluye la venerada imagen de San Blas.
Aportamos fotografías individuales de los clichés y su versión positivada para conocer su aspecto final. Todas estas estampas tuvieron una amplísima difusión en su momento en Santa Olalla.
domingo, 3 de agosto de 2025
Vitrina Cero - Punta de lanza de hierro
Punta
de lanza de hierro
Punta de lanza de hierro, con hoja foliácea de doble filo,
alargada y estrecha, con discreto nervio central y cubo de enmangue. Pieza posiblemente
romana o altomedieval.
Esta punta de lanza habría sido utilizada como arma ofensiva,
ya fuera en contextos militares, de caza o incluso como parte del ajuar
funerario de un guerrero.
Número de inventario: SO/21
Datación: Siglo I
Contexto histórico: Etapa romana
Materia: Hierro
Técnica: Forjado
Origen: Colección González-Castrejón
Bibliografía: Josué López Muñoz y Francisco Javier de Fuentes Fernández http://ceres.mcu
sábado, 2 de agosto de 2025
El Tío Caracas, un santaolallero pionero del toreo cómico
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| Felipe Sanz Peña «El Tío Caracas» |
El Tío Caracas fue uno de los grandes toreros
cómicos del siglo xx. En una época en la que esa especialidad humorística del
toreo estaba muy en boga, y los nombres de Llapisera, Charlot, El Bombero
Torero, La Paleta Manuela, El Chino Torero, Don Canuto... y tantos otros
conquistaron una enorme fama, Felipe Sanz Peña adquirió un gran prestigio en su
profesión. Fue tío político del matador de toros Gregorio Sánchez y de su
hermano el torero cómico Julio Lozano Sánchez “El Tío Roque”.
Felipe Sanz Peña, conocido popularmente como
“El Tío Caracas”, nació en Santa Olalla el 15 de noviembre de 1900.[1]
Siendo practicante un niño se trasladó a Talavera de la Reina, donde ejerció
como limpiabotas en la plaza del Reloj, pero su fama llegó por el espectáculo
cómico taurino que montó.
Tras comenzar como novillero (como la mayoría
de los toreros cómicos), toreó por última vez vestido de luces en Talavera de
la Reina el 9 de abril de 1950.
Muy pronto comenzó a acompañar a la banda
cómico-taurina-musical Los Talaveranos, que dirigía Félix Medina Ruiz. Al
principio, incluso toreó festejos mixtos, en los que también toreaban toreros
serios vestidos de luces. Toreó incluso en la plaza de Las Ventas, de Madrid.
Con algunos de sus compañeros en aquellos
primeros años formo la cuadrilla de “Los Lagarteranos”, aquellos primeros compañeros
fueron: Antonio Moreno “La Tía Antonia”, un camarero del Bar Nueva España que
en el espectáculo se vestía de mujer y hacía de pareja del “Tío Caracas”; don
Armando y Anselmito que en ocasiones imitaban a los famosos comicos “Cantinflas”
y “Charlot”; y finalmente “El Niño Pollito”.[2] Personajes
que hacían las delicias de los chavales que asistían a la plaza de toros “La
Caprichosa” y a las plazas de los pueblos durante sus fiestas.
A continuación, El Tío Caracas se colocó en
el espectáculo Galas de Arte, que dirigía Isidro Ortuño Jumillano, trabajando
entre otros con Ángel Villaverde “La Paleta Manuela”. Ambos cómicos pasaron
después al espectáculo Toros y Claveles, de Ricardo Villaverde “el Gran Kiki”,
formando una pareja que adquirió gran fama. En los años siguientes viajó con el
espectáculo Alegrías de España, donde coincidió, entre otros, con Julián Melero
“El Toronto”, un cómico que años después adquirió mucha fama con su propio
espectáculo, en el que incluía una trouppe de “monos-toreros”.
Toreó por última vez en Talavera de la Reina
el 9 de mayo de 1979. Se retiró de los toros en Madrigal de la Vera (Cáceres)
el 23 de septiembre de 1981. Felipe Sanz falleció en Talavera de la Reina el 9
de mayo de 1985. La ciudad de Talavera, en recuerdo de los muchos años que allí
vivió, le puso su nombre a una calle.
Del Tio Caracas se cuenta una anécdota:
estando un día de 1956 en un café donde se suscitó una discusión sobre toros,
ya que un sevillano hacía grandes elogios de un torero andaluz. El Tío Caracas
se levantó y dijo al sevillano: «Lo que
ese torero hace, también lo hago yo» y se fue. El sevillano le despreció
sin saber quién era y, cuando alguien le dijo que se trataba de un torero-cómico,
el sevillano contestó: «En el mundo sólo hay dos grandes de ese toreo-cómico:
el Bombero Torero y ese otro al que dicen el Tío Caracas».
Lejos del clasicismo serio de los grandes
maestros del toreo, Caracas conquistaba al público con su ingenio, su arte
desenfadado y su capacidad para sacar una carcajada incluso en mitad del ruedo.
Armado con trastos de broma, sombreros estrafalarios y mucha picaresca, formaba
parte de aquellas cuadrillas de toreros cómicos que recorrían pueblos durante
las fiestas patronales, parodiando las faenas taurinas y conectando con grandes
y chicos.
Aunque no cortó orejas, Felipe cortó muchas
penas, llevando alegría con su humor directo y castizo, y dejando huella en
cada albero que pisaba. El Tío Caracas es recordado como un símbolo del
espíritu popular, de esos personajes que con poco hacían mucho: una sonrisa en
tiempos duros.
[2] Folleto
publicitario de la Cuadrilla Cómica-Taurina Los Lagarteranos, de Felipe Sanz
Caracas. (Imprenta Ramiro Gómez. Talavera de la Reina, 1954).
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| Folleto publicitario del espectaculo del Tío Caracas - 1954 |







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