Muchas veces hemos oído la expresión “esto parece un cuadro de ánimas” cuando nos encontramos con una
situación lamentable, llena de dolor y sufrimiento. Ya que era habitual que
este tipo de cuadros estuviera en las iglesias, son representaciones del Juicio
Final en las que aparece representado el infierno, el cielo y las almas o ánimas
que se encuentran en una situación u otra.
Eran cuadros muy populares debido a los numerosos cultos que
se dedicaban a las ánimas benditas o del purgatorio, y la proliferación en casi
todas las parroquias de las Cofradías de Ánimas, como era el caso de Santa
Olalla.
En la iglesia de San Julián de Santa Olalla contamos con uno
de estos cuadros. Realmente se trata de un altar, ya que el cuadro de gran
tamaño se encuentra enmarcado con relieves de madera dorada profusamente
labrados en talla barroca. La pintura que describimos es del siglo XVII, un
óleo sobre lienzo de la escuela toledana, pintado en torno a 1669 fecha de la
fundación de su cofradía. Su estado actual de conservación es realmente muy
malo, teniendo incluso grandes rajas que han sido cosidas de manera
rudimentaria.
En la parte baja encontramos el infierno representado con
llamas y fuego, y en él un numeroso grupo de condenados desnudos que claman por
su salvación. En la parte superior encontramos la gloria en las esquinas tres
cabezas de angelotes y en el centro la Santísima Trinidad, el Padre, que
sostiene un orbe, el hijo que sostiene la Cruz y muestra las llagas de la
pasión y en centro la paloma blanca que representa al Espíritu Santo. Justo
debajo de ellos a un lado la Virgen del Carmen, con habito carmelita y
escapulario como especial abogada de las ánimas del purgatorio y al otro lado
San José que sostiene la vara florida y presenta a un bienaventurado que se
había encomendado a él.
En el centro el arcángel San Miguel con la espada en alto y
el escudo con lema “Quis ut Deus” (Quién como Dios), luchado contra el demonio
que aparece como una figura negra, con alas monstruosas y rabo.
También encontramos a San Francisco de Asís que saca del purgatorio
a un niño y otras figuras que parecen ascender a los cielos.
Es curioso conocer que este altar de Ánimas era el único que
tenía concedidas indulgencias por parte del Arzobispado de Toledo, como así
atestigua este documento de 1755: “Certifico
yo don Juan Guerrero y Luna cura ecónomo de iglesia parroquial de San Julián de
esta villa de Santa Olalla que en dicha iglesia parroquial no hay más altar de
indulgencias que el de las Ánimas del Purgatorio sito en la citada iglesia con
este título, cuyo privilegio esta para acabar en este presente mes de mayo
según estoy informado, y para que conste doy la presente a petición de don
Manuel de Castro, presbítero y mayordomo de dichas Ánimas, y me parece ser
conveniente que se mantenga el privilegio en el lunes de cada semana a causa de
estar ordenado por la Cofradía de las Benditas Ánimas, se celebre en el citado día
de lunes una misa cantada con sus responsos. Y lo firmo en la expresada villa
de Santa Olalla, en 22 de mayo de 1755. Don Juan Guerrero y Luna”. En el
margen de este documento se puede leer: “Se
dio paso al breve el 28 de mayo 1755”.
En cuanto a la Cofradía de Ánimas responsable del culto en
este altar, conservamos sus ordenanzas aprobadas el 6 de septiembre de 1669 por
don Pascual Aragón, cardenal-arzobispo de Toledo.
Las Ordenanzas de la Cofradía de las Ánimas del Purgatorio de la villa de Santa
Olalla fueron presentadas por los licenciados Francisco Vázquez de Contreras y
Antonio Díaz, curas de las iglesias parroquiales de San Pedro y San Julián y
otros vecinos de la villa, siendo señor de la villa el Conde don José de
Mendoza y Gómez de Sandoval.
El Archivo Parroquial conserva uno de sus libros de actas que
comprende desde 1736 a 1780.
Y un estatuto correspondiente a una refundación de la Cofradía el 15 de
diciembre de 1844, en el que además se hace mención a una renovación anterior
de 1818.
De ambas ordenanzas de 1669 y de 1844 se conserva copia en el
Archivo Diocesano de Toledo.
Esta cofradía realizaba continuos cultos en memoria de las
Ánimas, con especial profusión en el día 1 de noviembre y en todo ese mes. El
dinero para sufragar todas esas misas y cultos lo obtenía de su continua
petición entre los vecinos de limosnas para las ánimas. También tenemos
constancia a través de los distintos documentos antes citados que formaba parte
de ella una soldadesca que bailaba especialmente en época de carnaval diversos
bailes como la danza de paloteo y el baile de la bandera, siempre orientados a
recoger limosnas para sus fines piadosos. Con la decadencia de esta Cofradía el
baile de la bandera comenzó a realizarse también para las fiestas del Cristo de
la Caridad, quedándose finalmente de manera exclusiva en ellas donde se ha
conservado.
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Ordenanzas de la Cofradía de Ánimas de 1669 |
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Carta de indulgencias del Altar de Ánimas de 1755 |