Epitafio compuesto por Alvar Gómez de Castro - Iglesia de Santo Tomé |
Don Gonzalo se comprometió a que los vecinos de su villa de
Orgaz entregarían a esta parroquia una limosna anual bastante sustanciosa, algo
que dejaron de hacer en 1554 y contra lo que inicio sus pleitos en 1564 el
párroco Andrés Núñez de Madrid. En 1566 este pleito pasa a la Real Chancillería
de Valladolid y en 1569 se falla a favor de la parroquia.
Es en ese momento, cuando el párroco decide dejar constancia
de su victoria y evitar que el impago volviera a producirse. En 1569 encarga a
nuestro humanista Alvar Gómez de Castro el retorico epitafio que labrado en
piedra se colocó por encima de la tumba, se inicia con la formula latina: “Siste Paululum Viator, et antiquam urbis
nostre historiam pucis accipe”.[2]
También hay que tener en cuenta que en esos años se reformo la capilla y se
subió el suelo, por lo que el sepulcro quedo oculto siendo más necesaria que
nunca la colocación de este epitafio.
Alvar Gómez se basó para la redacción del texto en la
primera narración impresa que existía del milagro en “La Historia de Toledo” de
Pedro de Alcocer, publicada en 1554 al inicio de todos los litigios entre la
parroquia y la villa de Orgaz.[3]
Existen varias traducciones del texto latino, escogemos esta
de Manuel Bartolomé Cossío.[4]
El texto completo de la inscripción dice así:
"Consagrado a los
santos bienhechores y a la piedad. Aunque vallas deprisa, párate un poco, y oye
en breves palabras una antigua historia de nuestra ciudad. Don Gonzalo Ruiz de
Toledo, señor de la villa de Orgaz, notario mayor de Castilla, entre otros testimonios
de su piedad, cuido de que la iglesia que ves, del apóstol Tomas, donde, por
testamento, mando enterrarse, en otro tiempo angosta y mal conservada, se
restaurase con mayor amplitud, a sus expensas; añadiendo muchas ofrendas, así
de plata como de oro. Cuando los sacerdotes se preparaban a enterrarle ¡Cosa
admirable e insólita!, San Esteban y San Agustín, bajados del cielo, lo
sepultaron aquí con sus propias manos. Como es largo de contar el motivo que
impulsara a estos santos, pregúntalo a los hermanos agustinos, si tienes
tiempo. El camino es corto. Murió en el año de Cristo de 1312. Oíste el ánimo
agradecido de los celestes. Oye ahora la inconstancia de los mortales. El mismo
Gonzalo legó en testamento al párroco y ministros de esta iglesia, como también
a los padres de la parroquia, 2 carneros, 16 gallinas, 2 pellejos de vino, 2
cargas de leña, y 800 monedas que nosotros llamamos maravedíes, que habían de
recibir anualmente de los de Orgaz. Rehusando estos durante dos años pagar el
piadoso tributo, en la esperanza de que con el transcurso del tiempo se
oscureciera el asunto, han sido obligados a ello, por sentencia de la
cancillería de Valladolid, el año de Cristo de 1570, habiéndolo defendido
enérgicamente, Andrés Nuñez de Madrid, cura de este templo, y Pedro Ruiz Durón,
ecónomo".
Pero el interés del párroco en perpetuar la fama del
milagro, que no había sido reconocido por la iglesia de Roma que tampoco había
considerado a su protagonista el señor de Orgaz digno de beatificación, le
mueve desde 1584 promover la pintura de un cuadro con esta escena. Dada la
singularidad de la temática del cuadro, debía recibir una autorización especial
del Consejo de Gobernación del Arzobispado de Toledo, obtuvo esta licencia el
párroco en octubre de 1584: “se exigía
que el milagro se pintara con la debida decencia, y sin que se excediera de lo
que sobre él decía un letrero antiguo en vez del más reciente epitafio latino
de Gómez de Castro”.[5]
El encargo se firma con El Greco el 18 de marzo de 1586.
Este es un extracto del contrato: “Se ha
de pintar desde arriba del arco hasta abajo y todo se ha de pintar en lienzo
hasta el epitafio que está en la dicha pared y lo demás abajo al fresco y en
ello se ha de pintar un sepulcro y en el lienzo se ha de pintar una procesión de
como el cura y los demás clérigos que estaban haciendo los oficios para
enterrar a don Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de la villa de Orgaz y bajaron San
Agustín y San Esteban a enterrar el cuerpo de este caballero, el uno teniéndole
de la cabeza y el otro de los pies echándole en la sepultura, y fingiendo
alrededor mucha gente que estaba mirando y encima de todo esto se ha de hacer
un cielo abierto de gloria”. Estando finalizada la obra en 1588 y
colocándose sobre la placa de Alvar Gómez de Castro. Las pinturas al fresco que
estarían bajo el cuadro y alrededor del epitafio, nunca se llegaron a realizar,
buscaban generar un efecto de sepulcro fingido.
Con la reforma de esta capilla de la Concepción en 1975[6],
para adaptarla a las visitas turísticas, el cuadro se cambia de sitio de manera
que la inscripción original se queda en la pared de la derecha y bajo la nueva
ubicación del cuadro el Ministerio de Cultura coloca una placa de las mismas
características con el mismo texto de Alvar Gómez pero esta vez traducido al
castellano.
[1] LÓPEZ
MUÑOZ, Josué: El Greco y Santa Olalla: El
Maestro, su hijo, sus discípulos y sus vínculos con Santa Olalla, residencia de
los Condes de Orgaz. (Ediciones Andante. Santa Olalla, 2014). Pág. 27.
[2] GÓMEZ
DE CASTRO, Alvar: Epitafio sobre don
Gonzalo Ruiz de Toledo en la Iglesia de Santo Tomé de Toledo, (Toledo,
1569).
[3] ALCOCER,
Pedro:
Hystoria o descripción de la Imperial
cibdad de Toledo (1554). Edición facsímil de 1973.
[5] MARÍAS,
Fernando:
El Griego de Toledo – Pintor de lo
visible y lo invisible, (Fundación El Greco 2014. Toledo, 2014). Pág. 272.
[6] En el blog de Eduardo
Sánchez Butragueño www.toledoolvidado.blogspot.com podemos
encontrar una interesante colección de postales y fotografías antiguas del
cuadro del “Entierro del señor de Orgaz” y de la placa de Alvar Gómez de
Castro.
Entierro del Señor de Orgaz en su ubicación original sobre el epitafio de Alvar Gómez de Castro Postal de Viuda e hijos de J. Peláez |
Entierro del Señor de Orgaz en su ubicación actual sobre la traducción al castellano del mismo epitafio |