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Autorretrato de Antonio Ponz
Real Academia de San Fernando - Madrid |
En un artículo anterior hablaba de los primeros cosmógrafos y viajeros del siglo XVI que hablaron de Santa Olalla: Fernando Colón y Pedro Medina; y dejábamos pendiente la descripción más completa que tenemos de Santa Olalla en este tipo de libros, una descripción que llego ya con las luces de la Ilustración de la mano del viajero valenciano Antonio Ponz.
Esta descripción la encontramos en la obra “Viaje de España” del historiador ilustrado y viajero Antonio Ponz Piquer (Torás (Castellón), 1725 – Madrid, 1792), académico de la Historia y secretario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se trata de una obra compuesta de 18 volúmenes publicados entre 1772 y 1794, el último de ellos publicado de manera póstuma por su sobrino José Ponz.
Antonio Ponz, en el tomo séptimo, en su camino de Madrid a Talavera de la Reina y Extremadura llega a Santa Olalla desde Noves. En el índice ya nos dice “Santa Olalla, su ventajoso territorio y antigua población”. A continuación transcribimos la descripción que da de nuestra villa:
De Novés a la villa de Santa Olalla hay dos leguas. No tiene más de doscientos y sesenta vecinos, según me informaron, con dos iglesias parroquiales, en que no halla cosa que decir a V. Sus murallas, y castillo, o palacio del Señor con los arrabales destruidos, son indicio de que fue pueblo considerable y numeroso; dicen algunos que de tres mil vecinos. El territorio pingüe que goza; la abundancia de sus aguas, pues a las dos varas se encuentra buena para beber, y copiosa para otros usos, acreditan ser verosímil la antigua población que dicen. Hay en Santa Olalla Convento de Descalzos de San Francisco.
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Portada de uno de los tomos del
"Viaje de España" de Ponz |
Entre Novés y Santa Olalla están a la izquierda en poca distancia del camino los pueblos de Santo Domingo y Alcabón; a la derecha la villa de Maqueda, a quien se le da alcurnia no menos antigua que a Noves. Se pasa por la venta de Domingo Pérez, en donde empieza un olivar que se atraviesa por espacio de media legua, hasta cerca de Santa Olalla, en cuyo término reputan que hay cien mil olivos; pero a lo que yo entiendo les falta el mejor cultivo. Se ven entre aquellos algunos sembrados y mucho zumaque. Esta es una planta (por si su V. no lo sabe) que nace sin cultivo, y también se cultiva en varias partes: se eleva del suelo cosa de tres cuartas y su hoja es parecida a la del olmo, aunque más chica y áspera. Las varitas que arroja se cogen a su tiempo, y dejándolas secar, se muelen y reducen a polvo, que sirve para muchas cosas en las Tenerías, y con él se curten tafiletes, cordobanes y badanas, etc.
De Santa Olalla al Bravo, cuya distancia es de dos leguas se camina con gusto por entre las viñas, y olivares que se encuentran a trechos. Es preciso atravesar casi una legua de cañada, de la mejor del mundo, por su natural frescura, y por la que le da un arroyo para plantar en ella millones de árboles de diversas especies, si se quisiese conocer la necesidad, e importancia de este cultivo; pero malísima para los pasajeros en tiempo de lluvias, sucediendo en ella mil trabajos. En Santa Olalla exigen portazgo, y es porque según he oído, tenían la obligación de mantener por allí el camino reparado, y seguro. Ha quedado la carga al pasajero sin provecho.
Desde Novés al Bravo se deja conocer la bondad del terreno, fresco, y negrizco; pero fuera de los manchones de olivos se ha dicho en tal cual parte, no hay otro cultivo que el regular de trigo, cebada y algunos viñedos. Antes de llegar al Bravo se dejan a mano izquierda el lugar de Carmena ya la derecha Techada.