Proyecto inicial de Santiago Martín de 1867 |
Modificación de 1868 |
El agua de la fuente venía desde un manantial natural, la fuente de Almorquín, mediante una cañería que recorría el camino de Alcabón y la calle Toledo hasta llegar a la plaza de la fuente. Nada conocemos de aquella fuente original, a nuestros días ha llegado una singular fuente ejecutada en el siglo XIX, en los últimos años del reinado de Isabel II.
En el primer proyecto realizado por Santiago Martín y fechado en Toledo el 30 octubre de 1867, aparece el diseño del pilón, que visto desde el aire, tiene forma de cruz de Malta, el árbol de la fuente con sus cuatro caños dorados, con sus respectivos cilindros de piedra dentro de la fuente para apoyar los cántaros mientras se llenaban, y la cúspide de la fuente donde encontrábamos una piedra de granito y un florón de hierro fundido.
Este primer proyecto se ejecutó íntegramente, prueba de ello es que los elementos retirados para modificarle han estado hasta hace poco junto a la fuente, pero no contentos con él encontramos una modificación un año posterior firmada también por Santiago Martín y fechada en Toledo el 11 de agosto de 1868. Se sustituyó la cúspide por un elemento ornamental más llamativo y que la hace distinta de todas las fuentes de su época que en la comarca se conservan, un singular pináculo de fundición con un plato en el que cae el agua, toda esta pieza decorada con bellos relieves florales.
En los extremos de la fuente, actualmente integrados en su pequeño jardín octogonal se conservan cuatro piedras con eslabones donde se ataban los borricos y las mulas mientras descansaban o bebían. No muy lejos de ella, se encontraba un yunque público, que servía para herrar, arreglar o ajustar las herraduras a las distintas caballerías.
Las fuentes han sido escenario de las más pictóricas escenas de la vida popular de la villa y es que ya se sabe que "tanto va el cántaro a la fuente...".