domingo, 9 de junio de 2019

La Leyenda de la Virgen de la Piedad de Santa Olalla, origen, leyenda y tradición oral de su imagen

No se conserva ningún documento que nos fije con exactitud el origen de la venerada imagen de la Virgen de la Piedad, patrona de Santa Olalla. Desconocemos por tanto la fecha exacta en que fue tallada, el escultor que la hizo y quién o quiénes realizaron tan importante encargo.
El tema iconográfico de La Piedad en el arte no empezó a representarse como tal hasta el siglo XIII y se hizo muy popular durante el Renacimiento. Esta representación trata de recoger el momento en el que el cadáver de Jesucristo ha sido bajado de la Cruz y puesto en los brazos de su madre la Virgen María.
Indudablemente, la representación más famosa de la Piedad es la Pietà que Miguel Ángel elaboró para la Basílica de San Pedro del Vaticano. Miguel Ángel la esculpió en mármol blanco de Carrara entre 1498 y 1499,  estableció un modelo de composición triangular que ha caracterizado y se ha repetido en la representación de otras obras de la Piedad. El arquitecto y escritor del siglo XVI Giorgio Vasari dijo de la Piedad de Miguel Ángel “es una obra a la que ningún artífice excelente podrá añadir nada en dibujo, ni en gracia, ni, por mucho que se fatigue, en poder de finura, tersura y cincelado del mármol”.
La imagen de la Virgen de la Piedad de Santa Olalla se inspira en el modelo triangular renacentista marcado por Miguel Ángel. Para describir la imagen usamos las palabras del historiador José Luis Ruz Márquez: "de mediana estatura sentada y con la imagen de Cristo en los brazos, recordando en su actitud a la Virgen de las Angustias"[1]. Efectivamente la pequeña imagen de la Virgen aparece sentada en una zona rocosa sosteniendo el cuerpo cadavérico de su hijo. La imagen del Cristo es de enorme patetismo frente a la serenidad, delicadeza, belleza y juventud de la Virgen. Los ropajes de María son una túnica rosada, una toca blanca y sobre todo esto un manto azul decorado con cenefas y estrellas de pan de oro.
La imagen de la Virgen está esculpida en piedra y posteriormente policromada. Se trata de un tipo de piedra caliza que tradicionalmente se ha denominado piedra dulce, dada su facilidad para ser tallada.
La imagen de la Virgen debió esculpirse a finales del siglo XVI o principios del siglo XVII. Y es ciertamente peculiar dada la escasez de imágenes devocionales de piedra en el interior de las parroquias de la provincia de Toledo.
Es un error fechar el inicio de la devoción a la Virgen de la Piedad en Santa Olalla en el año 1553, como se ha venido haciendo hasta hace algunos años, basándose en un voto que la villa de Santa Olalla hace el 26 de diciembre de 1553. Se trata de un voto para guardar la fiesta de su patrona, la mártir Santa Eulalia, con reparto en este día de limosnas a los pobres de la villa. En algunas partes de este documento aparece sólo “voto a la Patrona” y alguien lo adjudicó a la Virgen de la Piedad, un error que se ha arrastrado en sucesivas ocasiones.[2]
En uno de los primeros artículos que escribí, allá por el año 2002,[3] puede hablar de la leyenda de la Virgen de la Piedad en Santa Olalla y por segunda vez lo hice en el libro de las fiestas de 2019[4] en el que la portada estaba dedicada precisamente a esta vieja leyenda que todos los santaolalleros hemos oído contar desde niños a nuestros abuelos.
En la presentación del libro en una novena de la Virgen dije: “Esta leyenda tiene tantas versiones como familias, tantas versiones como abuelos la han contado. Pero de toda la historia, realidad o ficción, debemos quedarnos con su moraleja: la Virgen de la Piedad quiso quedarse junto a los santaolalleros y nosotros hemos sabido desde hace siglos acogerla como madre”.       
La tradición oral nos cuenta como la llegada de la imagen de la Virgen de la Piedad a Santa Olalla se produjo de una manera peculiar y envuelta en leyenda. Según la tradición el destino de esta maravillosa talla de piedra del siglo XVII no era nuestro pueblo, pero al pasar por aquí procedente de Andalucía y portada en una carreta tirada por bueyes, aquellos animales no quisieron continuar el camino, negándose a andar pese a la evidente insistencia de los arrieros que los guiaban, por lo que los vecinos de Santa Olalla pensaron que la Virgen de la Piedad se quería quedar aquí.
Y así envuelta en ese halo de misterio y leyenda la Virgen de la Piedad se quedó para siempre en nuestro pueblo. Y desde esa fecha se hizo voto solemne de celebrar su fiesta.
Unos sencillos versos nos resumen el contenido de la leyenda:
La Virgen de la Piedad
a Santa Olalla llegó un día,
la trajo un arrierito de Andalucía.
La portada del libro recogía una pintura de 2018 realizada por el pintor y copista Rafael Ramos, probablemente la primera y única representación pictórica de la leyenda. La composición adaptaba el cuadro “Los arrieros” de Ginés Andrés de Aguirre conservado en el Museo del Prado de Madrid.
Esta historia legendaria tiene para Santa Olalla un gran valor antropológico, digno de estudio dada la continuidad en la transmisión oral de esta historia. Siglos atrás, las gentes siempre tendían a dar alguna explicación a los hechos cuyo origen se desconocía. Y ante la imposibilidad de aportar datos ciertos o simplemente lógicos, como que la imagen fue encargada para devoción de la Parroquia de Santa Olalla, recurrían al misterio y a la leyenda.



[1] RUZ MÁRQUEZ, José Luis: La villa de Santa Olalla en el siglo XVIII, (Ayuntamiento de Santa Olalla. Santa Olalla, 1982). Pág. 23.
[2] Archivo Municipal de Santa Olalla: Voto de la villa de Santa Olalla a su patrona Santa Eulalia. AMSO/106/15 (23 de diciembre de 1556).
[3] LÓPEZ MUÑOZ, Josué: Mitos y leyendas. Barbacana nº 2. (Fundación Condes de Orgaz en Santa Olalla. Santa Olalla, marzo de 2002).
[4] LÓPEZ MUÑOZ, Josué: Retazos de nuestra historia - Para conocer un poco más sobre la historia de Santa Olalla, sus anécdotas y sus personajes-. Libro de las Fiestas Ntra. Sra. de la Piedad 2019. (Ayuntamiento de Santa Olalla. Santa Olalla, 2019).

domingo, 2 de junio de 2019

El Libro de Caballerías de un converso santaolallero, una novela caballeresca del médico Álvaro de Castro

Dentro del extensísimo catálogo de publicaciones de novelas de caballerías durante el Siglo de Oro español, en el año 1522 se imprimía en Toledo en la imprenta de Juan de Villaquirán[1] un libro de caballerías cuyo título completo era “Libro segundo del muy valiente y esforzado caballero Don Clarián de Landanís, hijo del rey Lantedón de Suecia”. Su autor era el maestre Álvaro de Castro[2], médico de origen judeoconverso de Santa Olalla al servicio de la casa de Álvar Pérez de Guzmán, Conde de Orgaz.
La obra de Álvaro de Castro venía a continuar “El libro primero de don Clarián de Landanís” que en 1518 había publicado Gabriel Vázquez del Castillo. Prácticamente a la vez y seguramente sin saberlo Jerónimo López también secundaba esta obra con la publicación de otra segunda parte entre 1518 y 1524, a la que seguirían dos volúmenes más, una tercera y una cuarta parte, en 1524 y 1528 respectivamente, generándose una autentica serie de los “Clarianes” formada por un total de cinco partes distintas.

Este libro de caballerías está dedicado al primer Conde de Orgaz, el escudo del conde aparece en el grabado que ilustra la portada y en el prólogo se puede leer: “Comienza el proemio dirigido al muy ilustre señor don Alvar Pérez de Guzmán, conde de Orgaz, alguacil mayor de Sevilla, señor de las villas de Santa Olalla y Polvoranca, etc, fecho por el maestre Álvaro, físico suyo”. El autor del Libro Segundo sigue en lo fundamental las aventuras iniciadas en el Libro Primero, es sumamente respetuoso con los caracteres de los personajes principales de la obra precedente y con la geografía europea. Sin embargo, se interesa especialmente por el papel que desempeña la caballería hispano-goda en la corte imperial de Vasperaldo, se complace en insertar referencias a animales exóticos, algunos de ellos de difícil documentación, y ofrece abundantes pasajes relativos a la conversión de infieles. Estos rasgos tienen una significación especial cuando se consideran desde la perspectiva biográfica del autor.
Álvaro de Castro nació entre 1465 y 1475, era hijo de Diego Gómez de Toledo, formaba parte de una importante familia de judeo-conversos conocida por el sobrenombre Abolafia, de la nobilísima familia hebrea de los ha-Leví. Una familia, los Abolafia, muy culta y vinculados al comercio y la medicina.[3] Sus abuelos fueron don Bueno de Abolafia y doña Paloma que murieron judíos, seguramente antes de 1492, sus hijos entre ellos Diego Gómez de Toledo, antes de la conversión Samuel de Abolafia, se exiliaron en Portugal donde se convirtieron y donde nació Álvaro de Castro, el segundo de sus siete hijos. La familia se convirtió al cristianismo entre 1492 y 1498. Ya conversos, en torno a 1498 la familia regresó a Toledo, donde Álvaro de Castro pronto se puso al servicio del Conde de Orgaz en su residencia de Santa Olalla en la que ya había sido medico un tío suyo que estuvo al servicio de don Esteban de Guzmán y Carrillo de Acuña y doña Isabel de Mendoza, padres de Alvar Pérez de Guzmán, primer conde de Orgaz.
El medico Álvaro de Castro fue abuelo del insigne humanista Alvar Gómez de Castro (Santa Olalla, 1515 – Toledo, 1580),[4] a quien crió en su casa ya que quedó huérfano a una temprana edad. El testamento de Alvar Gómez de Castro nos deja constancia de las obras medicas de su abuelo:[5] “Cuatro libros de medicina, escritos de mano de un abuelo mío, los dos encuadernados en tablas, el uno tiene cuero de becerro colorado, y llamase ‘fundamenta medicorum’; el otro de menos volumen, le tiene negro y llamase ‘Antidotario’; los otros dos están en pergamino tratan de simples, el uno tiene en el lomo una A va continuando hasta la N que esta también en el lomo del otro; quiero que se den a la misma santa iglesia para que allí se guarden, porque entiendo que está en ellos recapitulada toda la antigua doctrina de los árabes, puesta con mucha distinción y advertencia, los de pergamino se encuadernaran en tablas a costa de mis bienes.”
Estos dos últimos libros de los que habla su nieto en su testamento son los dos tomos del libro de medicina manuscrito ‘Ianua vita’ escrito entre 1518 y 1526, y cuyo manuscrito todavía hoy se conserva en la biblioteca capitular de la Catedral de Toledo. En el prólogo de este libro de medicina se puede leer: “Magistri Alvari de Castro, a Toleto oriundi, oppidi Sancte Olalie incole, medici illustis domini Alvari Perez de Guzman comitis de Orgaz, in hispalensi civitate maioris executoris et cetera, in opus cui nomen inditur Ianua vite ad Iuachum Lopez, insignem medice artis doctorem, prefatio.”
La admiración de Alvar Gómez de Castro hacia su abuelo Álvaro de Castro debió ser muy grande y no solo se preocupa de que se conserve su obra sobre medicina sino que a su muerte le compone este soneto:
¡Oh noche de tinieblas rodeada
y de menores luces de contino,
ahora des al mareante tino,
ahora a los amantes la celada!

En tanto que la gente reposada,
descansa con el sueño,  y sus cuidados
algún poco los tiene despegados,
la puerta del sentido ya cerrada.

A mí, con tu silencio, favorece,
que no pequeña causa me desvela
buscando a mi dolor dar cualquier medio.

Con tu presencia ahora me consuela
y estas tinieblas, liberal, ofrece
a quien en ella halla gran remedio.
La obra que estudiamos en este artículo, ‘El Clarián’ de Álvaro de Castro fue reimpresa en Sevilla en la imprenta de Juan Cromberger[6] en 1535 y más recientemente, en 2000, ha sido recuperada por el Centro de Estudios Cervantinos, bajo la edición de Javier Guijarro Ceballos que ha publicado también una guía de lectura de la obra.[7]



[1] CASTRO, Álvaro de: Libro segundo de don Clarián de Landanís. (Juan de Villaquirán. Toledo, 1522).
[2] LÓPEZ MUÑOZ, Josué: Retazos de nuestra historia - Para conocer un poco más sobre la historia de Santa Olalla, sus anécdotas y sus personajes-. Libro de las Fiestas Ntra. Sra. de la Piedad 2019. (Ayuntamiento de Santa Olalla. Santa Olalla, 2019).
[3] GÓMEZ-MENOR FUENTES, José Carlos: Algunos datos documentales sobre médicos toledanos del siglo XVI. (Cuadernos de historia de la medicina española VIII. Madrid, 1969). Págs. 119-168.
[4] VAQUERO SERRANO, Carmen: El maestro Alvar Gómez: biografía y prosa inédita, (Caja de Ahorros de Toledo. Toledo, 1993).
[5] SAN ROMAN FERNANDEZ, Francisco de Borja: El testamento del humanista Alvar Gómez de Castro, (Tipografía de Archivos. Madrid, 1928).
[6] CASTRO, Álvaro de: Libro segundo de don Clarián de Landanís. (Juan Cromberger. Sevilla, 1535).
[7] CASTRO, Álvaro de: Libro segundo de don Clarián de Landanís. (Centro de Estudios Cervantinos. Madrid, 2000).