Dentro
del extensísimo catálogo de publicaciones de novelas de caballerías durante el
Siglo de Oro español, en el año 1522 se imprimía en Toledo en la imprenta de
Juan de Villaquirán[1]
un libro de caballerías cuyo título completo era “Libro segundo del muy valiente y esforzado caballero Don Clarián de
Landanís, hijo del rey Lantedón de Suecia”. Su autor era el maestre Álvaro
de Castro[2],
médico de origen judeoconverso de Santa Olalla al servicio de la casa de Álvar
Pérez de Guzmán, Conde de Orgaz.
La
obra de Álvaro de Castro venía a continuar “El
libro primero de don Clarián de Landanís” que en 1518 había publicado
Gabriel Vázquez del Castillo. Prácticamente a la vez y seguramente sin saberlo
Jerónimo López también secundaba esta obra con la publicación de otra segunda
parte entre 1518 y 1524, a la que seguirían dos volúmenes más, una tercera y
una cuarta parte, en 1524 y 1528 respectivamente, generándose una autentica
serie de los “Clarianes” formada por un total de cinco partes distintas.
Álvaro
de Castro nació entre 1465 y 1475, era hijo de Diego Gómez de Toledo, formaba
parte de una importante familia de judeo-conversos conocida por el sobrenombre
Abolafia, de la nobilísima familia hebrea de los ha-Leví. Una familia, los Abolafia,
muy culta y vinculados al comercio y la medicina.[3]
Sus abuelos fueron don Bueno de Abolafia y doña Paloma que murieron judíos,
seguramente antes de 1492, sus hijos entre ellos Diego Gómez de Toledo, antes
de la conversión Samuel de Abolafia, se exiliaron en Portugal donde se
convirtieron y donde nació Álvaro de Castro, el segundo de sus siete hijos. La
familia se convirtió al cristianismo entre 1492 y 1498. Ya conversos, en torno
a 1498 la familia regresó a Toledo, donde Álvaro de Castro pronto se puso al
servicio del Conde de Orgaz en su residencia de Santa Olalla en la que ya había
sido medico un tío suyo que estuvo al servicio de don Esteban de Guzmán y Carrillo
de Acuña y doña Isabel de Mendoza, padres de Alvar Pérez de Guzmán, primer
conde de Orgaz.
El
medico Álvaro de Castro fue abuelo del insigne humanista Alvar Gómez de Castro (Santa
Olalla, 1515 – Toledo, 1580),[4]
a quien crió en su casa ya que quedó huérfano a una temprana edad. El
testamento de Alvar Gómez de Castro nos deja constancia de las obras medicas de
su abuelo:[5]
“Cuatro libros de medicina, escritos de
mano de un abuelo mío, los dos encuadernados en tablas, el uno tiene cuero de
becerro colorado, y llamase ‘fundamenta medicorum’; el otro de menos volumen,
le tiene negro y llamase ‘Antidotario’; los otros dos están en pergamino tratan
de simples, el uno tiene en el lomo una A va continuando hasta la N que esta también
en el lomo del otro; quiero que se den a la misma santa iglesia para que allí
se guarden, porque entiendo que está en ellos recapitulada toda la antigua
doctrina de los árabes, puesta con mucha distinción y advertencia, los de
pergamino se encuadernaran en tablas a costa de mis bienes.”
Estos
dos últimos libros de los que habla su nieto en su testamento son los dos tomos
del libro de medicina manuscrito ‘Ianua vita’ escrito entre 1518 y 1526, y cuyo
manuscrito todavía hoy se conserva en la biblioteca capitular de la Catedral de
Toledo. En el prólogo de este libro de medicina se puede leer: “Magistri Alvari de Castro, a Toleto
oriundi, oppidi Sancte Olalie incole, medici illustis domini Alvari Perez de
Guzman comitis de Orgaz, in hispalensi civitate maioris executoris et cetera,
in opus cui nomen inditur Ianua vite ad Iuachum Lopez, insignem medice artis
doctorem, prefatio.”
La
admiración de Alvar Gómez de Castro hacia su abuelo Álvaro de Castro debió ser
muy grande y no solo se preocupa de que se conserve su obra sobre medicina sino
que a su muerte le compone este soneto:
¡Oh
noche de tinieblas rodeada
y
de menores luces de contino,
ahora
des al mareante tino,
ahora
a los amantes la celada!
En
tanto que la gente reposada,
descansa
con el sueño, y sus cuidados
algún
poco los tiene despegados,
la
puerta del sentido ya cerrada.
A
mí, con tu silencio, favorece,
que
no pequeña causa me desvela
buscando
a mi dolor dar cualquier medio.
Con
tu presencia ahora me consuela
y
estas tinieblas, liberal, ofrece
a
quien en ella halla gran remedio.
La
obra que estudiamos en este artículo, ‘El Clarián’ de Álvaro de Castro fue
reimpresa en Sevilla en la imprenta de Juan Cromberger[6]
en 1535 y más recientemente, en 2000, ha sido recuperada por el Centro de
Estudios Cervantinos, bajo la edición de Javier Guijarro Ceballos que ha
publicado también una guía de lectura de la obra.[7]
[1] CASTRO,
Álvaro de:
Libro segundo de don Clarián de Landanís.
(Juan de Villaquirán. Toledo, 1522).
[2] LÓPEZ
MUÑOZ, Josué: Retazos de nuestra
historia - Para conocer un poco más sobre la historia de Santa Olalla, sus
anécdotas y sus personajes-. Libro de las Fiestas Ntra. Sra. de la Piedad
2019. (Ayuntamiento de Santa Olalla. Santa Olalla, 2019).
[3] GÓMEZ-MENOR FUENTES, José Carlos: Algunos datos documentales sobre médicos
toledanos del siglo XVI. (Cuadernos de historia de la medicina española
VIII. Madrid, 1969). Págs. 119-168.
[4] VAQUERO
SERRANO, Carmen: El
maestro Alvar Gómez: biografía y prosa inédita, (Caja
de Ahorros de Toledo. Toledo, 1993).
[5] SAN ROMAN FERNANDEZ, Francisco de Borja:
El testamento del humanista Alvar Gómez
de Castro, (Tipografía de Archivos. Madrid, 1928).
[7] CASTRO, Álvaro de: Libro segundo de don Clarián de Landanís. (Centro de Estudios
Cervantinos. Madrid, 2000).
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