miércoles, 28 de octubre de 2020

Camino Real de Guadalupe por Santa Olalla

El 25 de octubre de 2020 se colocaba en Santa Olalla, junto al ayuntamiento, el primer hito del Camino Real de Guadalupe. La inauguración se realizó en forma de relevo que nos llegó de manos del alcalde de Maqueda, recogió el alcalde de Santa Olalla, Pedro Congosto y se entregó al alcalde de Cazalegas.

Tras muchos esfuerzos y gestiones junto a otros siete ayuntamientos, con autoridades civiles y eclesiásticas, Santa Olalla ocupó el lugar que le corresponde por derecho propio en ese trazado, de Madrid a Extremadura. Ningún santaolallero duda de que somos parte de ese trazado, como tampoco lo han hecho los pueblos que nos hemos unido para incorporarnos a esta red de caminos: Casarrubios del Monte, Ventas de Retamosa, Santa Cruz del Retamar, Quismondo, Novés, Maqueda, Santa Olalla y Cazalegas.

De manera que el trazado del Camino Real de Guadalupe es el siguiente: Madrid, Alcorcón, Móstoles, El Álamo, Casarrubios del Monte, Ventas de Retamosa, Santa Cruz del Retamar, Quismondo, Novés, Maqueda, Santa Olalla, Cazalegas, Talavera de la Reina, Alberche, Calera y Chozas, Alcañizo, Oropesa, Alcolea de Tajo, Puente del Arzobispo, Villar del Pedroso, Carrascalejo, Navatrasierra y Guadalupe.


Breve historia del Camino Real de Guadalupe

a su paso por Santa Olalla

Tenemos constancia del paso por Santa Olalla camino de Guadalupe de la corte del rey Juan II de Castilla, el 20 de febrero de 1435, cuando el rey procedente de Maqueda “fue a comer a Santa Olalla”. También sabemos de una estancia de Fernando el Católico que se aposentó en Santa Olalla el 10 de junio de 1479 procedente de la Puebla de Guadalupe. El emperador Carlos I el 6 de abril de 1525 partía de Móstoles, almorzaba en San Silvestre y pernoctaba en Santa Olalla de donde partió al día siguiente en dirección a Cazalegas y Talavera, donde durmió. Meses después, el 21 de febrero de 1526 partía de Torrejón, almorzaba en Portillo y se dirigía a Santa Olalla para dormir y partir el 22, de nuevo, a Talavera de la Reina.

Fray Francisco de San José fraile jerónimo profeso en el propio monasterio de Guadalupe recogió en un libro diversos milagros dela Virgen de Guadalupe, y entre ellos el que realizo a una niña santaolallera en 1714 Juana Tenorio, y recoge además la peregrinación que hicieron como promesa de ir ella y su madre desde Santa Olalla hasta el Monasterio de Guadalupe.

Como últimos datos añadir que Santa Olalla disponía del Hospital de San Antón, lugar en el cual, según sus ordenanzas, se acogía a los peregrinos que pasaran y tuvieran que hacer noche en nuestra villa.  Y además se cobraba el Portazgo, un pago del que estaban exentos los peregrinos, conservándose todavía las conocidas como “Piedras del Portazgo”, que situadas sobre la antigua Carretera Real era el lugar donde debía pagarse este impuesto.





viernes, 16 de octubre de 2020

El Reloj de Canseco de Santa Olalla

Cuando se construyó el actual edificio del Ayuntamiento de Santa Olalla en 1980, el único elemento que se conservó de las antiguas casas consistoriales fue el histórico reloj de torre que todavía hoy corona su fachada.[1]

Se trata de un reloj instalado en el año 1900, conocido popularmente en Santa Olalla como “El Canseco”, por haber sido elaborado por el relojero Antonio Canseco.

Pero la historia de los relojes en el consistorio de Santa Olalla es larga y encontramos referencias a ello en los archivos desde el siglo XVII.

En un acta de 1629 se dice: “Así mismo acordaron que por cuanto el reloj de esta villa no anda por estar roto y desconcertado y es de mucho daño e inconveniente a la pudicia y bien público de la dicha villa que no se repare, mandaron que luego se trate de su reparo y se busque a un relojero que le vea y le aderece de surte que quede bueno y se pague lo que costare de los propios de esta villa y se cometió la diligencia a los señores Pedro de Vivar, alcalde, y Andrés de Escalante, regidor.”[2]

También sabemos que en 1728 el reloj fue reparado por un relojero francés que cobro 300 reales, 2 cargas de leña y la comida de los días que estuvo en nuestro pueblo.

Desde mediados del siglo XIX el funcionamiento del reloj debía ser muy deficiente, ya en los años 1854[3] y 1860[4], según documentación conservada en el archivo histórico de la Diputación de Toledo, se empiezan a hacer gestiones para la colocación de un nuevo reloj en el ayuntamiento. Pero debieron de pasar muchos años hasta que se lograra llevar a cabo la instalación definitiva del reloj.

Fue en el año 1900, siendo alcalde Domingo Calderón Cano, cuando se adquiere e instala un nuevo reloj que afortunadamente ha llegado hasta nuestros días.

En el archivo Municipal se conservan varias referencias a este hecho, por ejemplo la carta de pago a un albañil de nuestro pueblo, Serafín Sacristán: “importe de los gastos hechos con motivo con motivo de la obra para la colocación del reloj de las Casas Consistoriales, con arreglo a la adjunta cuenta […] Santa Olalla, 31 de octubre de 1900”.[5]

El reloj de Santa Olalla es obra del prestigioso relojero Antonio Canseco Escudero, siendo el número 716 de su serie de relojes. Se compone de la maquinaria, la esfera, la torreta-espadaña, la veleta y la campana.


Pocos años después de su instalación en el actual edificio del ayuntamiento el reloj se automatizó, instalando un nuevo mecanismo electrónico que evitaba tener que dar cuerda a sus resortes, quedando en desuso su vieja maquinaria. El 20 de febrero de 2020 la maquinaria del reloj se bajó con el objetivo de restaurarla y exponerla en las dependencias del ayuntamiento que se estaba reformando en ese momento, cuarenta años después de su construcción.

Desde el mes de octubre de 2020 la maquinaria del reloj luce restaurada en el nuevo salón de plenos del ayuntamiento.[6]

 

Breve biografía del relojero Antonio Canseco Escudero

Antonio Canseco Escudero (Rabanal del Camino (León), 1838 - Madrid, 1917) fue un prestigioso relojero que estableció su taller en Madrid y desde allí comercializo con bastante éxito sus relojes por toda España. No se sabe cómo y dónde se formó en el oficio de relojero, pero con veinte años se le sitúa ya en Madrid y para entonces había construido un reloj sin pesas, patentándolo con el nombre de "sistema Canseco". Sus relojes pronto alcanzaron fama y sus relojerías situadas en Madrid en la calle Mayor, Plaza del Ángel, Mesón de Paredes y Paseo de las Delicias, donde estaba la fábrica, fueron de gran reputación. Estaba en posesión del "Privilegio de Invención en España y Francia", que es una licencia que le permitía montar el tipo de reloj que él mismo diseñó. Muchos relojes procedentes del taller de Canseco han alcanzado fama, como los emplazados en la Catedral de Madrid, en el Palacio de Oriente, en el Escorial o en el Hospital Gómez Ulla. La tradición relojera iniciada por Antonio Canseco Escudero continuó hasta su nieto Antonio Canseco Cauz.

Estas son algunas localidades de nuestro entorno que también tienen un reloj Canseco: Bargas (1891), Domingo Pérez (1891), Escalona (1891), Gamonal (1887), Valmojado (1886) y Ventas de Retamosa (1888).[7]



[1] LÓPEZ MUÑOZ, Josué: El reloj de Canseco de Santa Olalla. Barbacana nº 5. (Fundación Condes de Orgaz en Santa Olalla. Santa Olalla, abril de 2009).

[2] Archivo Municipal de Santa Olalla: Libro de Acuerdos del Ayuntamiento de Santa Olalla (1626-1697). AMSO/1.

[3] Archivo Histórico de la Diputación Provincial de Toledo: Legajo 2817/28. Año 1858.

[4] Archivo Histórico de la Diputación Provincial de Toledo: Legajo 2817/29. Año 1860.

[5] Archivo Municipal de Santa Olalla: Sección contabilidad Ayuntamiento de Santa Olalla (1888-1905). AMSO/2007.

[7] Ver enlace al inventario de relojes de Antonio Canseco hasta 1892: http://www.vegasdelcondado.com/relojinvent.htm






sábado, 10 de octubre de 2020

Mi biografía de Cristóbal de Fonseca publicada en la Revista Agustiniana - La Ciudad de Dios

En el mes de febrero recibía en encargo por parte del director de la Revista Agustiniana La Ciudad de Dios, Jaime García Álvarez, OSA, de elaborar la biografía de un paisano mío del siglo XVI, el agustino Cristóbal de Fonseca.

Se trataba de un número monográfico de la revista en el que se haría estudio de los distintos Tratados del amor de Dios; un tema muy tratado por los agustinos: Santo Tomas de Villanueva, San Alonso de Orozco, Fray Luis de León; y también por fray Cristóbal de Fonseca, no olvidemos que él y su Tratado del Amor de Dios aparecen incluso citados por Cervantes en el Quijote. 

Aunque el tema ya lo había tratado en otras ocasiones como en 2010 en un artículo para UNED, me puse manos a la obra para organizar y mejorar lo que ya tenía. El resultado ya está publicado en esta prestigiosa revista de formato científico y con su correspondiente separata.

Espero, en ese artículo de 25 páginas, haber estado a la altura de la revista y del personaje.


Resumen:

El padre y maestro agustino, fray Cristóbal de Fonseca (Santa Olalla, 1550 – Madrid, 1621) fue un predicador famoso en su tiempo y es uno de los más importantes escritores místicos españoles del Siglo de Oro. Su obra pertenece al periodo más brillante de la mística dentro del que se encuadran, entre otros: fray Luis de Granada, fray Juan de los Ángeles, santo Tomás de Villanueva, santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz y los también agustinos fray Luis de León, fray Pedro Malón de Chaide y san Alonso de Orozco.

Desarrolló, aunque en menor medida, la literatura profana; amigo de Lope de Vega y especialmente vinculado a su entorno, tal vez de ahí su enemistad con Miguel de Cervantes. Sus obras profanas las escribió bajo varios seudónimos, atribuyéndosele también, con algunas dudas más que razonables, ser quien se esconde tras el seudónimo de Alonso Fernández de Avellaneda, autor del Quiote apócrifo.


LÓPEZ MUÑOZ, Josué: Cristóbal de Fonseca, su biografía. La Ciudad de Dios – Revista Agustiniana Volumen 233 – nº 2. CiuD-Ra 233-20 (2020) 473-498. (Editorial Agustiniana. Guadarrama, mayo-agosto de 2020).