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Retablo de Ntra. Sra. del Rosario |
La Virgen del Rosario es venerada en la
iglesia de San Julián de Santa Olalla en un magnifico retablo barroco de autor
desconocido y fechado en 1756. Está situado en la cabecera del templo junto al
presbiterio, en la nave del evangelio, en el intradós de un arco de medio punto
y cerrando el paso a uno de los ábsides laterales. Curiosamente este ábside semicircular
tiene en su interior un pozo con brocal de ladrillo.
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Pozo de San Julián, cubierto con una lapida de pizarra |
Según las dos inscripciones realizadas en el
interior del retablo fue elaborado en el «Año
de 1756» y también aparecen unas iniciales superpuestas que interpretamos
con ciertas dudas como «TA». Estas dos inscripciones se encuentran pintadas con
óleo sobre dos maderos de sujeción del retablo.
Describimos a continuación este retablo de
estilo barroco profusamente tallado, policromado y dorado. La mesa de altar
tiene en su centro una cruz laureada con ocho puntas, está flanqueada por un
marco con decoración de hojarasca y dos pilares encastrados en la mesa y
decorados con hojas de acanto.
El banco se reduce a unas repisas de
hojarasca y unas gradas sobre las que se abre, ya en el cuerpo principal, una
hornacina dentro de un arco con tres lóbulos yuxtapuestos. En ella está la
imagen de la Virgen y a cada lado del hueco dos columnas salomónicas enrolladas
con sarmientos, hojas de parra y voluminosos racimos de uvas. Las columnas
apoyan sobre unas peanas con decoración vegetal.
El último cuerpo o ático del retablo tiene
forma de medio punto, todo el espacio aparece cubierto de decoración vegetal, en
su centro un óleo sobre tabla de forma ovalada, con la imagen de San Lorenzo.
En el remate del retablo destaca una corona
que, únicamente unida por su parte trasera, vuela sobre todo el conjunto.
La imagen titular del retablo es una talla de
madera de Nuestra Señora del Rosario del siglo XVI. La Virgen viste túnica
granate con pequeñas flores doradas y manto azul oscuro con estrellas doradas.
El pelo cae suelto por los hombros, entre las manos sostiene un rosario de
filigrana y cuentas de nácar y también suele lucir una corona de orfebrería. Según
hemos podido recoger de diversos testimonios, esta talla era venerada hasta
principios del siglo XX en un oratorio privado de una casa de Santa Olalla,
propiedad de la familia Urtiaga de Vivar, antigua familia hidalga santaolallera
y de linaje mozárabe. Desconocemos por tanto la imagen que originalmente se
veneró en este retablo.
En cuanto a la
pintura de San Lorenzo, se trata de una
pintura al óleo de forma ovalada, pero lo que la hace especial es su soporte,
está pintada sobre tabla, o tablas de madera ensambladas. Sobre un paisaje
rocoso con pequeñas plantas al fondo y un cielo abierto entre nubes y rayos,
encontramos la figura de San Lorenzo, diacono y mártir, en su mano derecha
sostiene la palma del martirio y con la izquierda sujeta una gran parrilla, el
atributo más representativo de este santo, pues en su martirio fue quemado vivo
sobre ella. El joven San Lorenzo viste sobrepelliz blanca y sobre ella una hermosa
dalmática roja.
La elección de
este santo no es casual ya que bajo este retablo mando ser enterrado el
presbítero de Santa Olalla don Lorenzo de Guzmán. Posiblemente él fue promotor
y costeó la obra bajo la que quiso ser enterrado, como así sucedió tres años
después, al fallecer el 8 de agosto de 1759.
Datos que se pueden corroborar en su testamentaria que incluye carta de últimas
voluntades, fundación de capellanías y memorias en su nombre, inventario muy
detallado de todos sus bienes, subasta de los mismos y cuentas relativas a todo
el proceso.