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miércoles, 21 de septiembre de 2022

El testamento de Álvar Gómez de Castro en el Archivo Histórico Provincial de Toledo (AHPTO)

El Archivo Histórico Provincial de Toledo ha recuperado hoy el testamento de nuestro paisano Álvar Gómez de Castro, se hacía llamar a sí mismo el “eulaliense”, gracias a él tenemos en Santa Olalla ese doble gentilicio de santaolallero y eulaliense. 

Un interesante documento que se lleva estudiando más de un siglo desde los primeros estudios de Francisco de Borja San Román, a las contrastadas publicaciones de Carmen Vaquero Serrano, sin duda su biógrafa más destacada. Hoy nos sorprende esta semblanza de la archivera María Eugenia Alguacil.

https://ahpto.wordpress.com/2022/09/21/el-testamento-de-alvar-gomez-de-castro/ 


Nuestro personaje de hoy, Álvar Gómez de Castro, falleció un 16 de septiembre de 1580, hace 442 años y cinco días exactamente. Poco antes de su fallecimiento otorgó testamento, este texto de su puño y letra ya fue estudiado por Francisco de Borja San Román, nuestro antiguo director, cuyo trabajo nos ha servido de referencia y podéis ver aquí (https://bit.ly/3qLMnau).

Antes de entrar de lleno en el testamento vamos a rastrear brevemente quién era este personaje. Nació en la localidad toledana de Santa Olalla de familia judeoconversa, es posible que fuera hijo del médico Diego Gómez y del médico del primer conde de Orgaz, lo cuál nos sitúa en un entorno familiar culto que favoreció su extensa formación humanística. Fue catedrático de griego en las universidades de San Ildefonso de Alcalá de Henares y de Santa Catalina de Toledo, además de historiador, poeta y principalmente Helenista como le define Carmen Vaquero, investigadora de nuestro Archivo (https://bit.ly/3BrqYIz) y biógrafa de Álvar, gracias a la que conocemos todos estos detalles de su trayectoria vital. Después de distintos avatares y tras varios años en Alcalá, en 1547 se trasladó a Toledo una vez fallecido su hermano Tomás que residía en Roma. Vino llamado por el maestrescuela de la universidad toledana, Juan Vergara y por su amigo Bernardino de Alcaraz. Ocupó una cátedra en esta universidad de la que a su vez fue capellán, así como de la parroquia de San Pedro, de él se conserva un retrato del siglo XVIII en la galería de ilustres de la Biblioteca de Castilla La Mancha, obra de Santiago Palomares. Destacó por escribir multitud de obras y cabe destacar la más importante, la biografía del cardenal Cisneros. Entre las inscripciones más famosas que compuso en la ciudad, están la de la iglesia del monasterio de Santo Domingo el Antiguo, y especialmente la de la iglesia de Santo Tomé en la que se recuerda la vinculación del señor de Orgaz con aquella parroquia, y sobre la cual se habría de situar El entierro del señor de Orgaz, de El Greco.


No tenemos apenas información de su docencia en la Universidad toledana, porque de esas fechas casi no se ha conservado documentación. Como excepción, sabemos que en dicho edificio tenía unos aposentos construidos en 1556, y que fueron reparados por acuerdo del claustro universitario en 1599: “los aposentos que dicen del maestro Álvar Gómez”.
Poco antes de su fallecimiento, redactó su testamento el 10 de septiembre. En este texto que parece ser ológrafo, de su puño y letra, sorprende que entre las habituales mandas testamentarias sobre el futuro reparto de sus bienes y las disposiciones sobre su entierro o las misas por su alma, sobresalga una gran preocupación de Álvar por sus libros. Su biblioteca debió ser una verdadera joya. Detalladamente va adjudicando a unos y otros herederos ciertos libros: “Lo que tengo que distribuir son libros, y asi fuera de los que quedaron para el provecho de mis herederos quiero que se repartan…”.


Leemos que algunos ejemplares fueron destinados al colegio de Santa Catalina, como un “vocabulario” antiguo de Alonso de Palencia, del que dice que es un libro que nunca más se imprimirá, lo que acrecentaba su valor. Al canónigo obrero de la Santa Iglesia catedral, dejó un libro tocante a los arzobispos de Toledo, una historia de San Eugenio y un cuaderno latino de los prelados que se llamaron Sanchos. Se trata en realidad de los manuscritos o borradores de sus libros para que se entreguen a la catedral Primada, de los cuales dice que le han costado muchos dineros y trabajo escribirlos, pero como la iglesia siempre le hizo merced y le dio salario se los dona en agradecimiento.

Para la que denomina librería o biblioteca del Colegio de la Universidad de Santa Catalina destinó cuatro libros de Juan Ramírez, que fue su maestro y catedrático de Retórica en el Colegio de Alcalá. Y asimismo un cuadro con la “Virgen y San José, el niño y Santa Isabel con Juan el Bautista”, destinado a su capilla, que San Román aventura que debía ser de El Greco.

Otros cuatro libros de medicina que fueron de su abuelo y estaban escritos de su mano, irían a parar también a la catedral de Toledo, al igual que una Gramática de Antonio de Nebrija. A su amigo el deán, don Diego de Castilla, le encomienda unos libros de Historia de España para que los examine y considere su utilidad y si lo desea los conserve. A su sobrino Diego de Villodre, le tocarían obras de San Bernardo, libros de Erasmo, de Dioscórides y otros que fueron de su bisabuelo y están glosados, anotados de su mano.

Álvar Gómez de Castro poseía una serie de libros en griego, que denomina “raros”, como los libros de Arquímedes y los de San Cirilo sobre los profetas menores; y otros en latín, como Las Catilinarias Las Bucólicas de Virgilio. Su voluntad es que estos se vendieran, para lo que deja una memoria antigua con sus valores. Primero se ofrecerían al obrero de la catedral y después al colegio de Santa Catalina y, en última opción, a don Luis Manrique limosnero mayor del rey, a fin de que los adquiriesen.


Y no sólo libros, sino que el patrimonio de Álvar iba más allá. Poseía unos “retratos de piedra”, posiblemente bajorrelieves, del cardenal Cisneros y de Antonio de Nebrija, cuyo autor era maese Felipe, seguramente el borgoñón Felipe de Bigarny, que irían destinados a García de Loaisa y Girón, arcediano de Guadalajara y futuro arzobispo de Toledo. También poseía una pieza arqueológica que denomina “arusa antigua”, que sería un ara de piedra arenisca que le habían traído de Consuegra con esta inscripción: “Minervae augustae mercurius et mulier exvot”. Este ara y un libro estaban destinados al arzobispo de Tarragona.

Dos libros más, los dejaría nuestro protagonista al arquitecto Nicolás de Vergara el Mozo, en este caso libros y objetos que le había regalado su padre, Nicolás de Vergara el Viejo, tiempo atrás. Los libros eran Grapaldus de Partibus Aedium y el otro Pomponio Gaurico, de escultura, junto con una imagen de un Cristo de madera de boj que también le entregó y un retrato del propio Vergara.

Como observamos, muchos de los destinatarios de sus bienes fueron personas ligadas al mundo del arte y de la esfera cultural toledana.

Por último, entre las clausulas finales se dice que tenía en su poder documentos y libros que pertenecían a los archivos de la Santa Iglesia de Toledo, entre ellos un “libro de privilegios que llaman del tombo”, o sea un tumbo (libro copiador recopilatorio de los privilegios, generalmente voluminoso) y del mismo modo algunos papeles y pergaminos que en parte guardaba en su casa en una canasta y parte en un arca. Dispuso que volviesen a la Primada. Según San Román se trataría del Liber primus privilegiorum ecclesiam toletanam, que se conserva hoy en el Archivo Histórico Nacional. Todo este material que tendría en su poder sería para la redacción de sus trabajos sobre las vidas de los arzobispos toledanos. Podemos con esto imaginar el movimiento, el ir y venir de los documentos que eran sacados de los archivos e iban de mano en mano, como en este caso, era habitual que se prestasen y trasladasen. Álvar, tuvo la firme voluntad de devolverlos y no se olvidó de ello hasta el punto de reflejarlo en su testamento.


sábado, 28 de agosto de 2021

Casa del Médico de Santa Olalla

 


Hace unos días el Archivo Histórico Provincial de Toledo publicaba información sobre las “Casas del Medico” y “Centros Rurales de Higiene” que se construyeron en varios pueblos de Toledo en los años 50. https://ahpto.wordpress.com/2021/08/18/la-casa-del-medico/  

Entre estos proyectos que destacaba la publicación del archivo provincial estaba el de Santa Olalla, cuya tramitación se inició en 1951. En estos días he solicitado el expediente completo[1] para conocer las vicisitudes de aquel edificio que hoy, ampliado y setenta años después, es nuestra guardería municipal. El expediente recoge documentos de varios años e incluso de reformas y mejoras posteriores y adjunta dos fotografías de las obras tomadas en junio de 1952.

Entre los documentos llama la atención una relación de “aparatos e instrumental recibidos en esta alcaldía para la casa del médico de Santa Olalla” fechada el 13 de septiembre de 1952.



[1] Archivo Histórico Provincial de Toledo (AHPTO): Expediente para la Construcción de Casa del Médico y Centro Rural de Higiene en Santa Olalla. 5228/159




sábado, 13 de junio de 2020

España y la custodia de Tierra Santa, a través de un recibo con la contribución de Erustes


España ha estado históricamente especialmente vinculada a la Custodia de Tierra Santa y de los Santos Lugares, contando desde el siglo XIII con la fidelidad de las casas reales españolas.

Esta devoción hacia los Santos Lugares será el origen de una contribución enorme y constante de España, a través de la orden franciscana, en favor de mantener su presencia en Oriente; estas contribuciones fueron, durante varios siglos, el principal apoyo económico y cultural de la Custodia de Tierra Santa. En consecuencia, el cargo de ecónomo de la Custodia, responsable de la gestión de fondos, fue durante mucho tiempo atribuido a un religioso español, como lo confirman de manera explícita los estatutos de 1746.

Un pequeño testimonio documental de aquellas contribuciones obligatorias, para cada una de las poblaciones españolas, es el recibo de la de mil maravedís que hizo en 1716 el lugar de Erustes, perteneciente al Señorío de Santa Olalla.[1]     

Transcribimos el documento:

Como vice-comisario de Jerusalén es esta Santa Provincia de Castilla: Digo que recibió el hermano sustituto del síndico señalado en ella, los mil maravedís que ha dado el lugar de Erustes por los mil que su majestad (que Dios guarde) manda dar de limosna cada un año a cada una de las ciudades, villas y lugares para la conservación de los Santísimos Lugares de Jerusalén, ayuda de los reparos de los sagrados templos en que están y se veneran, y mantenimiento de los religiosos, que en ellos habitan para su guardia y custodia y dichos mil maravedís los entregaron los señores Isidoro Gómez de las Heras, alcaldes ordinarios en este dicho lugar por lo que toca al año de mil setecientos y quince.

Y para que conste lo firme en el en primero de abril de mil setecientos y dieciséis años. Fray Alonso de Castro.


[1] ARCHIVO MUNICIPAL DE SANTA OLALLA: Recibo de contribución a los Santos Lugares por el lugar de Erustes, 1716. (AMSO/2002).


lunes, 8 de junio de 2020

El Libro del Real Pósito de Santa Olalla, una institución de préstamo a los labradores


El 9 de junio se celebra el Día Internacional de los Archivos y que mejor que celebrarlo divulgando una de las joyas archivísticas que conserva el Archivo Municipal de Santa Olalla (AMSO).

Como además también estamos ya en tiempo de cosecha seleccionamos el Libro del Real Pósito de Santa Olalla. Un libro que contenía las obligaciones que los labradores contraían con esta institución municipal.[1]

El pósito es una institución de carácter municipal y de muy antiguo origen en España, dedicada a hacer acopio de cereales, principalmente de trigo, y prestarlos en condiciones módicas a los labradores y vecinos durante los meses de escasez. Solía existir un edificio llamado también Pósito destinado a guardar el grano.

La actividad tradicional de los pósitos se centraba en la acumulación de grano en tiempo de abundancia que se prestaban a un tipo de interés bajo a los agricultores en el momento en que los necesitaran, lo que podría paliar las malas cosechas y las crisis de subsistencia. Salvando las distancias, sería lo que en la economía contemporánea llamarían una intervención anticíclica en el mercado.

También en nuestra zona existía la creencia de que pasados los años el cereal se basteaba y convenía cambiar la simiente con otros pueblos. Así era muy habitual cambiar grano con pueblos de la Mancha. Una labor de la que en principio solía encargarse el pósito, también surgieron muchos arrieros que se dedicaron a esta labor, algunos de los cuales terminaron estableciéndose en nuestro pueblo y generando lazos comerciales entre distintas zonas agrícolas.

Tras la portada de pergamino, sencilla pero curiosamente ilustrada, la primera página nos dice: “Santa Olalla 26 de octubre de 1795. Obligaciones otorgadas por los vecinos labradores y pegujaleros de esta villa, del trigo que se les ha repartido en sementera del corriente año arriba fechado.”

Las obligaciones que contiene este libro recogen las fanegas de trigo que los labradores recogen en tiempo de sementera y su obligación de devolverlo para Santa María de Agosto (15 de agosto). El recargo o interés que se aplicaba en este préstamo era de medio celemín por fanega prestada.

Debían devolverlo “en especie de trigo bueno, limpio, enjuto y de todo recibo, medido con las que sea cabal y puesto de su cuenta, costa y riesgo en las paneras del acreedor donde los han de medir”.

A este pósito se acogían grandes y pequeños labradores, otros en grupo que aparecen como labradores mancomunados y los pegujaleros (Labradores que tienen muy poca siembra o labor); e incluso fiadores de muchos de ellos.



[1] ARCHIVO MUNICIPAL DE SANTA OLALLA: Libro del Real Pósito de Santa Olalla, 1795. (AMSO/23).


Detalle de las cubiertas en pergamino

Primera página del registro de obligaciones

sábado, 16 de mayo de 2020

La Virgen de la Piedad de Santa Olalla en la Colección Luis Alba

Esta semana fallecía Luis Alba, académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, hijo predilecto de la ciudad de Toledo y conocido popularmente como «el gran guía» de Toledo.
Dedico toda su vida de investigador y de gran coleccionista a la ciudad de Toledo de la que estaba enamorado profundamente. Su colección está hoy depositada en el Archivo Municipal de Toledo y no solo abarca la ciudad sino también a los pueblos de la provincia. Su colección de estampas de “Cristos y Vírgenes de la provincia de Toledo” guarda dos estampas muy populares y difundidas de nuestra patrona. Alguna foto más antigua del Cristo de la Caridad conservaba y que me autorizó a publicar en alguno de los folletos que se editan para sus fiestas.
Fue un hombre amable que siempre ofrecía su colección a los investigadores, tuve la suerte de poder hablar con él en varios mercadillos de la Academia.

Virgen de la Piedad - Colección Luis Alba 

Virgen de la Piedad - Colección Luis Alba 



sábado, 23 de julio de 2016

Las reliquias del Beato Simón de Rojas en Santa Olalla (Documento de concesión en el archivo municipal)

Revisando documentos y legajos de nuestro archivo municipal me topé con un documento que llamaba la atención por su belleza y buen estado de conservación.

Se trataba de la concesión de reliquias del Beato Simón de Rojas al vecino de Santa Olalla Pablo Chrisostomo de la Torre. El documento está fechado en 1767, cuando se exhumaba el cuerpo y se repartían las reliquias de Simón de Rojas que había sido beatificado un año antes. El documento es un impreso con el emblema de la Orden Trinitaria a la que pertenecía el santo y el lema mariano “AVE MARIA” con el que siempre aparece representado, algunos espacios quedan rellenos del puño y letra del escribiente de turno y tiene sello de placa. Desgraciadamente este curioso relicario al que hace referencia no ha llegado hasta nuestros días. A continuación transcribimos el documento integro.

Documento conservado en el Archivo Municipal de Santa Olalla

“El Maestro Fr. Alonso Cano, Teólogo de su Majestad en la Real Junta de la Inmaculada Concepción, Calificador de la Suprema y General Inquisición, Académico de la Real Academia de la Historia, Censor de Libros por su Majestad, Examinador Sinodal del Arzobispado de Toledo, y Ministro Provincial de la Provincia de Castilla, León y Navarra, y de los Reales Hospicios de Argel y Túnez, y Colegio de Roma del Orden de Santísima Trinidad Redención de Cautivos; por las presentes, y en virtud de la facultad expresa a nos delegada, y concedida por el Eminentísimo y Excelentísimo Señor Cardenal de Córdoba, Arzobispo de Toledo, Juez comisionado por su Santidad para la exhumación, y translación del venerable Cuerpo, y Reliquias del Beato Simón de Roxas, en el mismo acto de la exhumación en presencia de toda la Comunidad de este Convento de la Santísima Trinidad de Madrid, y de sus Familiares, y Asistentes, para que según nuestra voluntad, y discreción, diésemos, y repartiésemos el hábito y vestiduras con que estaba enterrado dicho Santo Cuerpo con su ataúd o caja y demás despojos de su sepulcro, por las presentes damos, y concedemos a Don Pablo Chrisostomo de la Torre, un relicario y en medio de él una cruz del ataúd, al lado derecho una porción de Carne del Santo; y más abajo un pedacito de Túnica, y Escapulario; a la parte de arriba dos pedacitos del forro interior de la caja; al lado izquierdo, arriba, un pedacito de Escapulario; más abajo unos pedacitos de Túnica y más abajo unos pedacitos del forro del colchón en que estuvo enterrado el Santo Cuerpo dentro de la caja; con facultad de retenerlas para sí , y darlas a otros, y de exponerlas en cualquiera lugar a la publica veneración. En fe de lo cual dimos las presentes firmadas de nuestra mano, selladas con el Sello Mayor de nuestro Oficio, y refrendadas por nuestro Secretario. En Madrid a 6 días del mes de agosto del año de 1767.” 

Finalmente está rubricado por “Fray Alonso Cano y por Fray Juan Diego Ortega”.

Retrato del Padre Simón de Rojas
Con habito trinitario y el lema "Ave María"
Simón de Rojas (Valladolid, 1552 - Madrid, 1624), es actualmente santo de la iglesia católica y es conocido como el Apóstol del Ave María.  Nació en Valladolid el 28 de octubre de 1552, sus padres se llamaron Gregorio Ruíz Navamuel y Constanza de Rojas. Profeso y fue ordenado sacerdote en el convento de la Trinidad Calzada de Valladolid en 1572, donde había ingresado a los doce años de edad. Una vez ordenado, se trasladó a estudiar a la Universidad de Salamanca de 1573 a 1579, y posteriormente fue profesor de filosofía y teología en Toledo desde el año 1581 hasta el 1587. Fue en dos ocasiones Visitador Apostólico de la Provincia de Castilla y una de la de Andalucía. Su devoción a la Virgen María le llevó a fundar la Congregación de los Esclavos del Dulcísimo Nombre de María, el 14 de abril de 1612, para el servicio de pobres y enfermos de Madrid. En 1619 fue nombrado preceptor de los Infantes de España y dos años después fue elegido como confesor de la reina Isabel de Borbón, primera mujer de Felipe IV.

El fervor que mostró por la Virgen le fue inculcado por su madre Constanza, natural de Móstoles por lo que el santo es patrón de dicha ciudad madrileña.  Su madre desde niño le instruyó en las oraciones a María, y sus hagiógrafos mantienen que sus primeras palabras, balbuceantes, cuando contaba catorce meses, fueron Ave María; acostumbró a visitar santuarios marianos, y los pintores que le retrataron le adjudican siempre el lema mariano, por lo que fue conocido familiarmente como el Padre Ave María. Mandó imprimir miles de estampas de la Virgen con el lema, y sus influencias en la Corte consiguieron que se labrase en oro en la fachada del Real Alcázar de Madrid. En 1622 escribió una liturgia dedicada al Santo Nombre de María, que más tarde el papa Inocencio XI extendió a toda la Iglesia, para su rezo el 12 de septiembre. 

Falleció en Madrid el 29 de septiembre de 1624. El 8 de octubre del mismo año el Nuncio apostólico ordenó la apertura del proceso de beatificación. Lope de Vega le dedica su obra “La niñez del Padre Rojas” dentro de sus Comedias de Vidas de Santos, se sabe que tuvo relación personal con él y declaró en su causa de beatificación. Sus virtudes fueron reconocidas por el Papa Clemente XII el 25 de marzo de 1735. Fue beatificado por Clemente XIII el 19 de marzo de 1766, y el 3 de julio de 1988, antes de la clausura del Año Mariano, fue finalmente canonizado por el Papa Juan Pablo II. Su fiesta se celebra el 28 de septiembre.