La iglesia de San Julián de Santa
Olalla conserva en la sacristía una bellísima talla de madera policromada de
San Diego de Alcalá, es una representación del siglo XVII.
San Diego aparece representado siguiendo
los modelos más representativos, como un joven fraile franciscano, tiene rasgos
muy finos en su rostro, la barba rasurada, los ojos muy abiertos, mira hacia
arriba absorto y le encontramos portando sus atributos habituales. Destaca la policromía
del hábito que imita con gran calidad la textura del rudo tejido de tela
estameña, parece que tienen relieve pero es una ilusión de la pintura conseguida
con un rayado minucioso, en el cuello la esclavina y en la cintura cuelga un cinturón
de cuerda natural con nudos. San Diego porta en su mano derecha la cruz y con
la izquierda sujeta los pliegues de su hábito entre los que se dejan ver un
buen manojo de flores, en referencia a su milagro más conocido y representado
devocionalmente que es el que refiere su generosidad hacia los pobres que
alimentaba de las provisiones de la despensa conventual; cuentan que cerciorado
el padre guardián de su afición le pilló en plena acción y requiriéndole acerca
de los panes que escondía en su hábito, el fraile lego le contestó: “Véalo. Llevo flores”, y al abrirse el
hábito, el guardián pudo contemplar un ramo de frescas flores.
Fray Diego de San Nicolás, O.F.M.,
conocido como San Diego de Alcalá (San Nicolás del Puerto, Sevilla, 14 de
noviembre de 1400 - Alcalá de Henares, Madrid 12 de noviembre de 1463), fue un
fraile franciscano, hermano lego en la Orden de los Frailes Menores de la
Observancia. Fue misionero en Canarias, donde llegó a ocupar el puesto de
guardián del convento. Fue canonizado en 1588.
Probablemente esta imagen pertenezca
al desaparecido retablo de San Antonio de Padua en la iglesia de San Pedro Apóstol
de Santa Olalla. Algunos mayores me contaron que en este retablo, quemado en 1936,
se encontraba en el centro la imagen de su titular que estaba flanqueado por otros
dos santos frailes franciscanos. Afortunadamente si se conserva la imagen de San
Antonio que se corresponde en sus características con esta de San Diego.
Lope de Vega escribió sobre él su obra de teatro
en verso “San Diego de Alcalá” y el soneto:
La verde yedra al verde tronco asida,
trepando por
sus ramas tanto crece,
que yedra el
árbol y ella árbol parece
enlazada en
sus brazos y extendida.
Allí ve su flaqueza
sostenida,
y esto tanto
la estima y agradece
para engaste
de aquel que le dio vida.
Así a la
cruz divina, Diego asido,
sus brazos
con los vuestros enlazados.
arribaste
por ella al alto cielo.
Con tal
frescura tanto habéis crecido,
que entre
los que acá tiene más preciados,
para su
amparo os reconoce el suelo.
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