El 9 de junio se celebra el Día Internacional
de los Archivos y que mejor que celebrarlo divulgando una de las joyas
archivísticas que conserva el Archivo Municipal de Santa Olalla (AMSO).
Como además también estamos ya en tiempo de cosecha
seleccionamos el Libro del Real Pósito de Santa Olalla. Un libro que contenía
las obligaciones que los labradores contraían con esta institución municipal.[1]
El pósito es
una institución de carácter municipal y de muy antiguo origen en España,
dedicada a hacer acopio de cereales, principalmente de trigo, y prestarlos en
condiciones módicas a los labradores y vecinos durante los meses de escasez. Solía
existir un edificio llamado también Pósito destinado a guardar el grano.
La actividad
tradicional de los pósitos se centraba en la acumulación de grano en tiempo de
abundancia que se prestaban a un tipo de interés bajo a los agricultores en el
momento en que los necesitaran, lo que podría paliar las malas cosechas y las
crisis de subsistencia. Salvando las distancias, sería lo que en la economía
contemporánea llamarían una intervención anticíclica en el mercado.
También en
nuestra zona existía la creencia de que pasados los años el cereal se basteaba
y convenía cambiar la simiente con otros pueblos. Así era muy habitual cambiar
grano con pueblos de la Mancha. Una labor de la que en principio solía
encargarse el pósito, también surgieron muchos arrieros que se dedicaron a esta
labor, algunos de los cuales terminaron estableciéndose en nuestro pueblo y
generando lazos comerciales entre distintas zonas agrícolas.
Tras la portada de pergamino, sencilla pero curiosamente
ilustrada, la primera página nos dice: “Santa Olalla 26 de octubre de 1795.
Obligaciones otorgadas por los vecinos labradores y pegujaleros de esta villa,
del trigo que se les ha repartido en sementera del corriente año arriba
fechado.”
Las obligaciones que contiene este libro
recogen las fanegas de trigo que los labradores recogen en tiempo de sementera
y su obligación de devolverlo para Santa María de Agosto (15 de agosto). El
recargo o interés que se aplicaba en este préstamo era de medio celemín por
fanega prestada.
Debían devolverlo “en especie de trigo bueno, limpio, enjuto y de todo recibo, medido con
las que sea cabal y puesto de su cuenta, costa y riesgo en las paneras del
acreedor donde los han de medir”.
A este pósito se acogían grandes y pequeños
labradores, otros en grupo que aparecen como labradores mancomunados y los pegujaleros
(Labradores que tienen muy poca siembra o labor); e incluso fiadores de muchos
de ellos.
Detalle de las cubiertas en pergamino |
Primera página del registro de obligaciones |
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