sábado, 11 de octubre de 2025

Cristo de la Vera Cruz, un crucificado barroco superviviente de una antigua cofradía santaolallera

 

La imagen del Cristo Crucificado que participa anualmente en la procesión del Jueves Santo en Santa Olalla y que actualmente se venera en la iglesia de San Julián, debe ser identificada como el Cristo de la Vera Cruz, dado que perteneció a la desaparecida Cofradía de la Vera Cruz. Esta cofradía, vinculada a la iglesia de San Pedro Apóstol, tenía su sede en la capilla del Hospital del Corpus Christi, donde permaneció esta imagen del Crucificado hasta mediados del siglo XX, colgada de una de las paredes laterales.

Se trata de una talla de madera policromada, de gran dramatismo, de estilo barroco y perteneciente a la escuela escultórica castellana del siglo XVII.

La escultura representa a Jesucristo crucificado con tres clavos, el cuerpo ligeramente inclinado hacia un lado y la cabeza caída hacia adelante, en clara alusión a su muerte. El rostro del Cristo combina la expresión de sufrimiento con un gesto de serenidad, los ojos cerrados y el cabello largo cayendo sobre los hombros. La cabeza está ceñida por una corona de espinas naturales.

El cuerpo del Cristo, de notable detalle anatómico, muestra los músculos bien definidos y las heridas en las manos, los pies y el costado derecho, así como en las rodillas, el hombro y la cabeza, éstas últimas consecuencia de la corona de espinas. Viste un paño de pureza de color blanco, sujeto a la cintura mediante una cuerda.

La cruz, de tipo arbóreo, presenta algunos brotes y, en su parte superior, un letrero en forma de pergamino con los extremos enrollados, donde figura la inscripción INRI, acrónimo de Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum (“Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos”).

Esta valiosa imagen fue objeto de una profunda restauración en el año 2000.

Los principales testimonios sobre la Cofradía de la Vera Cruz, de la cual esta imagen fue titular, se conservan en su libro de actas, que abarca el periodo comprendido entre 1722 y 1817.[1] Dicho documento incluye las ordenanzas, actas, cuentas, listados de cofrades y nombramientos de cargos. A través de este libro se sabe que la cofradía era la responsable de la organización de los actos del Jueves Santo en Santa Olalla.

Tras la desaparición de su cofradía original, la imagen del Cristo de la Vera Cruz ha continuado participando en las procesiones del Jueves Santo Eulaliense, y en los últimos años su salida procesional ha sido asumida por la Cofradía del Santo Sepulcro.



[1] ARCHIVO PARROQUIAL DE SANTA OLALLA: Libro de la Cofradía de la Vera Cruz de la Parroquia de San Pedro Apóstol, 73/APSO; (de 1722 a 1817).



Detalle del rostro

El Cristo de la Vera Cruz en la Procesión dela Pasión
del Jueves Santo Eulaliense de 2023


miércoles, 1 de octubre de 2025

Vitrina Cero - Mortero de piedra paleolítico

Mortero de piedra paleolítico

Pequeño mortero elaborado en piedra, de forma ovoide-circular. Perteneciente a las industrias líticas del paleolítico; herramientas líticas prehistóricas.

El vaciado interior presenta estrías concéntricas. Utilizado con un mazo (mano del mortero) con el que se golpeaba con sobre el cuenco para el machaqueo y molienda de materias como granos, semillas, hierbas o pigmentos.

Número de inventario: SO/40

Datación: Paleolítico

Contexto histórico: Pre-historia

Materia: Piedra

Técnica: Tallado y pulido

Origen: Colección González-Castrejón

Bibliografía: Josué López Muñoz y Francisco Javier de Fuentes Fernández http://ceres.mcu

domingo, 28 de septiembre de 2025

Dos platos de Talavera homenaje a Joselito

 

Platos de cerámica con caricaturas taurinas de Joselito - 1921

Han llegado a mis manos dos curiosos platos de temática taurina, que constituyen un singular homenaje a la figura del maestro Joselito: José Gómez Ortega, conocido como Joselito o Joselito el Gallo (Gelves, Sevilla, 8 de mayo de 1895 - Talavera de la Reina, 16 de mayo de 1920).

Estos platos se pintaron como recuerdo de la muerte del torero en la plaza de toros de Talavera de la Reina. Proceden del alfar de Emilio Niveiro, como se aprecia en el anagrama «E-N» que figura en los reversos, y fueron pintados por Eduardo Carrasco, quien los firma «E. Carrasco» en la parte delantera, al pie de cada dibujo.[1]

Firmas de la Fabrica de Emilio Niveiro Gil de Rozas

Tienen unas dimensiones de 26 cm de diámetro; en uno aparece el maestro en la suerte de banderillas, y en el otro se representa a Joselito tocando el cuerno del toro en uno de sus habituales desplantes.

La trágica muerte del “rey de los toreros” el 16 de mayo de 1920, en la plaza de toros de Talavera, dio lugar a la formación de un mito unido eternamente a “La Caprichosa”. Estos platos fueron el suvenir ofrecido a algunos de los participantes en la excursión que tuvo lugar el 1 de noviembre de 1921, con motivo de la inauguración de una lápida en la plaza de toros de Talavera de la Reina para perpetuar su recuerdo.

Con tal motivo se organizó una excursión en tren desde Madrid. Entre los visitantes se encontraban “D. Justo” —seudónimo de Isidoro Amorós-Manso, crítico taurino y director de la revista taurina The Times— y el también crítico taurino Eduardo Carrasco.

Un antecedente de estos platos es el publicado por la revista ilustrada Nuevo Mundo, que dedicó un amplio reportaje al torero en su número del 21 de mayo de 1920, justo después de su muerte. En el texto se indicaba que el plato reproducido había sido vidriado, poco antes del fallecimiento de Joselito, por el ceramista Enrique Guijo en los hornos de Niveiro.

Plato publicado en la Revista Nuevo Mundo - 1920

Parece improbable, sin embargo, que dicho plato fuera pintado por Guijo, a la vista de otras piezas suyas con representaciones taurinas.

Sí parece más evidente que los platos fueran pintados —o realizados a partir de dibujos suyos— por Eduardo Carrasco Jiménez, crítico taurino que desarrolló su actividad en Madrid. Natural de Calera y Chozas, mantenía una especial relación con Talavera, pues cubrió las crónicas taurinas de El Criterio, periódico dirigido por Ginestal entre 1904 y 1907. Además, era un buen dibujante y solía ilustrar muchas de sus crónicas con caricaturas y plumillas de su autoría.

jueves, 18 de septiembre de 2025

Un azulejo de 1892 de la Virgen de la Piedad, su representación en cerámica más antigua conocida

 

A veces, cuando creemos que todo está dicho sobre un tema, aparece una pieza que nos sorprende y nos abre nuevas preguntas. Eso es lo que me ha sucedido al descubrir un azulejo de cerámica de Talavera que, hasta donde sabemos, es el más antiguo con la representación de la Virgen de la Piedad, patrona de Santa Olalla.

Esta pequeña joya, de 20 por 20 centímetros, está esmaltada en blanco estannífero con decoración monocroma en negro manganeso. Una delicada greca de sencillos roleos enmarca la escena, mientras en la base descansa la peana del trono de la Virgen. El trono, el arco de rayos y la propia imagen están trazados con sencillez, casi con un aire infantil que, lejos de restarle valor, le otorga un encanto especial.

Un detalle particularmente curioso es un sudario que cubre el cuerpo de Cristo, un elemento que no aparece en ninguna otra representación conocida de la imagen de Santa Olalla, lo que convierte a esta pieza en un testimonio único.

En el centro de la peana se puede leer la inscripción: «Ntra. Sra. de la Piedad – Año de 1892».

Según me consta esta pieza no es única y existen varias versiones casi idénticas.

Por su fecha y estilo, todo apunta a que fue elaborado en la Fábrica de La Menora[1], un histórico taller alfarero de Talavera que tomó su nombre del apodo de su propietaria, Romualda Martínez, y que funcionó entre 1852 y 1905, primero bajo su dirección y la de su marido, y más tarde en manos de sus herederos.

Hoy, más de 130 años después, este azulejo no solo nos muestra una imagen devocional, sino que también nos conecta con la tradición alfarera de Talavera y con una forma de representar la fe que, en su sencillez, guarda todo el valor de lo auténtico.



[1] ATempora - Talavera de la Reina; Seis mil años de cerámica en Castilla-La Mancha. (Fundación Impulsa Castilla-La Mancha. Toledo, 2018).

domingo, 7 de septiembre de 2025

Vitrina Cero - Piedra de afilar paleolítica


Piedra de afilar paleolítica

Piedra de afilar con cinco acanaladuras correspondientes al desgaste sucesivo de instrumentos, principalmente de huesos u otras piedras. Perteneciente a las industrias líticas del paleolítico. Herramientas líticas prehistóricas.

La abrasión de las piezas se realiza mediante movimiento longitudinal bidireccional del punzón a afilar sobre las acanaladuras de piedra de afilar. Se han incorporado en este lote huesos para recrear su uso.

Número de inventario: SO/47

Datación: Paleolítico

Contexto histórico: Pre-historia

Materia: Piedra

Técnica: Tallado y pulido

Origen: Colección González-Castrejón

Bibliografía: Josué López Muñoz y Francisco Javier de Fuentes Fernández http://ceres.mcu

domingo, 10 de agosto de 2025

Clichés de las estampas de Santa Olalla, una colección de 5 placas de mediados del siglo XX


Colección de cliches de las estampas de Santa Olalla

En este artículo os quiero presentar una colección de cinco placas fotográficas de vidrio, también conocidas como clichés de cristal, que probablemente pertenecieron a algún laboratorio fotográfico o imprenta. Estas piezas eran utilizadas para la impresión de estampas, en este caso todas ellas dedicadas a devociones del pueblo de Santa Olalla (Toledo).

Las placas fotográficas de vidrio fueron una técnica muy utilizada desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Funcionaban como negativos: una capa de emulsión fotosensible (normalmente gelatina con sales de plata) se aplicaba sobre un soporte de vidrio. Al exponerla en una cámara, la imagen quedaba registrada en negativo y, posteriormente, ese negativo se empleaba para realizar copias en papel.

Nuestra colección reúne tres de las principales devociones de Santa Olalla. Todas las imágenes fueron tomadas a mediados del siglo XX y llevan incorporado el texto con el titular de la estampa.

En primer lugar, encontramos tres versiones de la Patrona de Santa Olalla, la Virgen de la Piedad: dos idénticas pero de distinto tamaño y una tercera, fechada en 1965, que muestra un rudo fotomontaje de la Virgen con la nueva corona que se estrenaría ese mismo año. Esta estampa se editó en mayo de 1965 con motivo del Centenario de la Novena y del acto de entrega de dicha corona. Según hemos podido comprobar en una de las estampas conservadas, fue impresa en la Imprenta Moderna de Torrijos.

En segundo lugar, está representado el Patrón de Santa Olalla, el Santísimo Cristo de la Caridad.

Y por último, la colección incluye la venerada imagen de San Blas.

Aportamos fotografías individuales de los clichés y su versión positivada para conocer su aspecto final. Todas estas estampas tuvieron una amplísima difusión en su momento en Santa Olalla.










domingo, 3 de agosto de 2025

Vitrina Cero - Punta de lanza de hierro


Punta de lanza de hierro

Punta de lanza de hierro, con hoja foliácea de doble filo, alargada y estrecha, con discreto nervio central y cubo de enmangue. Pieza posiblemente romana o altomedieval.

Esta punta de lanza habría sido utilizada como arma ofensiva, ya fuera en contextos militares, de caza o incluso como parte del ajuar funerario de un guerrero.

Número de inventario: SO/21

Datación: Siglo I

Contexto histórico: Etapa romana

Materia: Hierro

Técnica: Forjado

Origen: Colección González-Castrejón

Bibliografía: Josué López Muñoz y Francisco Javier de Fuentes Fernández http://ceres.mcu

sábado, 2 de agosto de 2025

El Tío Caracas, un santaolallero pionero del toreo cómico



Felipe Sanz Peña «El Tío Caracas»

El Tío Caracas fue uno de los grandes toreros cómicos del siglo xx. En una época en la que esa especialidad humorística del toreo estaba muy en boga, y los nombres de Llapisera, Charlot, El Bombero Torero, La Paleta Manuela, El Chino Torero, Don Canuto... y tantos otros conquistaron una enorme fama, Felipe Sanz Peña adquirió un gran prestigio en su profesión. Fue tío político del matador de toros Gregorio Sánchez y de su hermano el torero cómico Julio Lozano Sánchez “El Tío Roque”.

Felipe Sanz Peña, conocido popularmente como “El Tío Caracas”, nació en Santa Olalla el 15 de noviembre de 1900.[1] Siendo practicante un niño se trasladó a Talavera de la Reina, donde ejerció como limpiabotas en la plaza del Reloj, pero su fama llegó por el espectáculo cómico taurino que montó.

Tras comenzar como novillero (como la mayoría de los toreros cómicos), toreó por última vez vestido de luces en Talavera de la Reina el 9 de abril de 1950.

Muy pronto comenzó a acompañar a la banda cómico-taurina-musical Los Talaveranos, que dirigía Félix Medina Ruiz. Al principio, incluso toreó festejos mixtos, en los que también toreaban toreros serios vestidos de luces. Toreó incluso en la plaza de Las Ventas, de Madrid.

Con algunos de sus compañeros en aquellos primeros años formo la cuadrilla de “Los Lagarteranos”, aquellos primeros compañeros fueron: Antonio Moreno “La Tía Antonia”, un camarero del Bar Nueva España que en el espectáculo se vestía de mujer y hacía de pareja del “Tío Caracas”; don Armando y Anselmito que en ocasiones imitaban a los famosos comicos “Cantinflas” y “Charlot”; y finalmente “El Niño Pollito”.[2] Personajes que hacían las delicias de los chavales que asistían a la plaza de toros “La Caprichosa” y a las plazas de los pueblos durante sus fiestas.

A continuación, El Tío Caracas se colocó en el espectáculo Galas de Arte, que dirigía Isidro Ortuño Jumillano, trabajando entre otros con Ángel Villaverde “La Paleta Manuela”. Ambos cómicos pasaron después al espectáculo Toros y Claveles, de Ricardo Villaverde “el Gran Kiki”, formando una pareja que adquirió gran fama. En los años siguientes viajó con el espectáculo Alegrías de España, donde coincidió, entre otros, con Julián Melero “El Toronto”, un cómico que años después adquirió mucha fama con su propio espectáculo, en el que incluía una trouppe de “monos-toreros”.

Toreó por última vez en Talavera de la Reina el 9 de mayo de 1979. Se retiró de los toros en Madrigal de la Vera (Cáceres) el 23 de septiembre de 1981. Felipe Sanz falleció en Talavera de la Reina el 9 de mayo de 1985. La ciudad de Talavera, en recuerdo de los muchos años que allí vivió, le puso su nombre a una calle.

Del Tio Caracas se cuenta una anécdota: estando un día de 1956 en un café donde se suscitó una discusión sobre toros, ya que un sevillano hacía grandes elogios de un torero andaluz. El Tío Caracas se levantó y dijo al sevillano: «Lo que ese torero hace, también lo hago yo» y se fue. El sevillano le despreció sin saber quién era y, cuando alguien le dijo que se trataba de un torero-cómico, el sevillano contestó: «En el mundo sólo hay dos grandes de ese toreo-cómico: el Bombero Torero y ese otro al que dicen el Tío Caracas».

Lejos del clasicismo serio de los grandes maestros del toreo, Caracas conquistaba al público con su ingenio, su arte desenfadado y su capacidad para sacar una carcajada incluso en mitad del ruedo. Armado con trastos de broma, sombreros estrafalarios y mucha picaresca, formaba parte de aquellas cuadrillas de toreros cómicos que recorrían pueblos durante las fiestas patronales, parodiando las faenas taurinas y conectando con grandes y chicos.

Aunque no cortó orejas, Felipe cortó muchas penas, llevando alegría con su humor directo y castizo, y dejando huella en cada albero que pisaba. El Tío Caracas es recordado como un símbolo del espíritu popular, de esos personajes que con poco hacían mucho: una sonrisa en tiempos duros.



[2] Folleto publicitario de la Cuadrilla Cómica-Taurina Los Lagarteranos, de Felipe Sanz Caracas. (Imprenta Ramiro Gómez. Talavera de la Reina, 1954).

Folleto publicitario del espectaculo del Tío Caracas - 1954






viernes, 1 de agosto de 2025

El retablo de Jesús de Medinaceli de Santa Olalla

 

Retablo de Jesús de Medinaceli en San Julián

Una de las mayores responsabilidades y obras de mayor envergadura que debía afrontar la Cofradía de Jesús Nazareno de Medinaceli de Santa Olalla, fundada en 2005, era dotar a su titular del retablo que merecía en su capilla, situada dentro de la histórica iglesia de San Julián.[1]

Tras diversos estudios, en 2011 se encargó la realización del retablo con el objetivo de consagrarlo en la festividad de Jesús de Medinaceli, celebrada el primer viernes de marzo de 2012. El diseño fue obra de José Julián del Olmo Soriano y su elaboración corrió a cargo de su taller “Arte del Olmo”. El montaje finalizó el 22 de febrero de 2012, Miércoles de Ceniza.[2]

José Julián del Olmo Soriano es un artista integral, dedicado al diseño, construcción y restauración de arte sacro, especialmente retablos. Desciende de la familia de artistas manchegos Lara Molina, aunque desarrolla su actividad en la ciudad de Elda (Alicante). Hacia 1945, su padre, Julián del Olmo Lara, comenzó a trabajar en la restauración de iglesias con tan solo 12 años, colaborando con sus familiares y aprendiendo todos los oficios del gremio. En 1994 se fundó el actual “Taller de arte religioso Julián del Olmo Lara”. En este taller, José Julián del Olmo, junto a un equipo de profesionales, continúa con la labor artística heredada, recogiendo el testigo generacional. Como anécdota, cabe destacar que en una de las visitas que José Julián del Olmo realizó a la iglesia de San Julián para tomar medidas, fue acompañado por su padre, ya con 80 años. Al entrar en el templo, recordó que había trabajado allí en la década de 1940 en la restauración del retablo del Cristo de la Caridad.

Trabajos de montaje del retablo de Medinaceli

El nuevo retablo, de estilo neobarroco, tiene unas proporciones de 3,20 metros de ancho por 7 metros de alto. Se compone de una única calle con dos cuerpos y un ático, decorado con dorados y estucados marmoleados en tonos rojos y verdes.

La estructura comienza con una mesa de altar curva decorada con relieves vegetales, motivos que se repiten en todo el conjunto. En el centro del altar se encuentra una cartela con el escudo de la Cofradía, bordeado por una corona de espinas, pintado al óleo.

En el banco o predela del retablo se sitúan las bases de las columnas y la peana de la imagen, decorada con un bajorrelieve que muestra el emblema “JHS” con tres clavos entrecruzados.

En el primer cuerpo, o cuerpo principal, se abre la hornacina destinada a la imagen titular, enmarcada por un arco rebajado y fondo enrayado, característico de las representaciones del Cristo de Medinaceli. La hornacina está flanqueada por seis columnas salomónicas de siete espiras, decoradas con motivos vegetales de trepadoras y capiteles corintios, dispuestas en haces de tres columnas a cada lado.

Cuerpo central del retablo

Ático del retablo

El segundo cuerpo se separa del primero mediante una cornisa o guardapolvo, adornada con canecillos y una nueva cartela con el emblema “S-clavo”. En el centro se ubica un óleo sobre lienzo de gran formato con la imagen de la Virgen de la Piedad, patrona de Santa Olalla. Esta pintura está enmarcada por dos columnas salomónicas de cuatro espiras y relieves florales.

La elección del tema del lienzo fue objeto de debate en diversas reuniones de la Junta de Gobierno de la Cofradía. Se valoraron varias opciones: un Crucificado, un Resucitado, y finalmente la imagen de la Virgen en un momento de la Pasión. Se optó por representar una Piedad, y dado que la Virgen de la Piedad es la patrona de Santa Olalla, esta advocación se consideró la más adecuada. La decisión fue comunicada a la Junta Directiva de la Esclavitud de la Virgen, que la recibió con agrado, celebrando que la patrona tuviera también un espacio en la iglesia de San Julián. La pintura, de estilo hiperrealista, representa a la Virgen de la Piedad sobre su tradicional trono con el arco de las campanillas, y está firmada por la pintora Mara Haro.

Pintura de la Virgen de la Piedad - Patrona de Santa Olalla

Firma de la Pintura

Una segunda cornisa separa este cuerpo del ático, donde el retablo culmina con un pequeño monte a modo de calvario. Allí se sitúa una cartela con el anagrama coronado “Ave María”, escudo de la Virgen de la Piedad de Santa Olalla. A ambos lados del ático se encuentran dos ánforas decorativas. Por último, remata el conjunto una cruz latina lacada en los colores trinitarios, con las puntas floreadas.



[1] LÓPEZ MUÑOZ, Josué: Santa Olalla: La Cofradía de Jesús de Medinaceli ha inaugurado la nueva capilla de su titular. ABC edic. Toledo. (Toledo, 9 de marzo de 2012).

[2] LÓPEZ MUÑOZ, Josué: La Capilla de Jesús de Medinaceli en San Julián. Depósito legal: TO-307-2012. (Cofradía de Jesús Nazareno de Medinaceli de Santa Olalla. Santa Olalla, 2012).

domingo, 6 de julio de 2025

Grabado del Cristo de la Caridad

Verdadero retrato del milagroso
Cristo de la Caridad
de la villa de Santa Olalla

Del mismo modo que la Virgen de la Piedad de Santa Olalla cuenta con su propio grabado, nada menos que desde 1741,[1] el Cristo de la Caridad cuenta también, por un encargo moderno de 2024, con una representación devocional de ese mismo estilo.

Con la técnica del falso grabado, el artista sevillano Bruno Halcón, ha representado en 2024 al Cristo de la Caridad de Santa Olalla, siguiendo todos los cánones y modelos de estas singulares representaciones, muchas veces llamadas “Verdaderos Retratos” por las primeras palabras que se repiten como ‘fórmula’ y de manera habitual en el encabezado de las leyendas de estas estampas.

La escena está enmarcada por un cortinaje barroco que da solemnidad y teatralidad a la imagen central: Cristo crucificado en su advocación del Cristo de la Caridad de Santa Olalla (Toledo). Las cortinas, de tela brocada, se abren a los lados. En la parte superior un dosel en cuyo centro encontramos una cartela flanqueada por roleos en la que está dibujado el escudo de Santa Olalla.

El Cristo de la Caridad entre el sol y la luna

El Cristo de la Caridad aparece representado a la manera tradicional, con su peana y su cruz rococó de espejos, con potencias y vestido con un faldón bordado.

Sobre el Cristo, entre nubes, aparecen el sol y la luna, símbolos de la Pasión y de la dualidad de la naturaleza de Cristo, humana y divina.  

Tras el Cristo, una representación idealizada de la villa de Santa Olalla que queda cubierta por los rayos que salen del costado del Cristo, con la leyenda «In te nostra salus».

La representación de la muerte y
el pecado se aleja de Santa Olalla

A la izquierda, a los pies de la cruz y delante de la población, una figura alegórica de la muerte; un esqueleto, cubierto por un sudario, que sostiene sobre su cabeza un reloj de arena. La muerte se retira, vencida por el poder del Crucificado, simbolizando la victoria sobre la peste que azotó la villa en 1598.

Galeón con el Cristo de la Caridad
representando su legada desde México

A la derecha, el mar sobre el que navega un navío en el que aparece triunfante la imagen del Cristo de la Caridad, recordando su origen novohispano y su llegada desde el continente americano a Santa Olalla.

La cartela inferior nos aclara la historia y simbolismos representados en esta estampa. Dice así: «VERDADERO RETRATO DEL MILAGROSO CRISTO DE LA CARIDAD - Que se venera en su Capilla propia de la Iglesia de San Julián de la Villa de Santa Olalla, traído de Nueva España y Protector de esta Noble y Leal Villa a la que libró de la peste en el Año de Gracia de 1598, siendo por ello nombrado su Insigne Patrón». Finalmente, está firmado en letra muy pequeña «Bruno Halcón 2024».

Esta representación se publicó y reprodujo por primera vez en los programas de cultos[2] de la Hermandad del Cristo de la Caridad de 2025 y en la Revista del Cristo de ese mismo año.[3]



[1] Biblioteca Nacional de España: Nuestra Señora de la Piedad [Material gráfico] Autor Juan Bernabé Palomino, 1741. Descripción física: estampa; grabado calcográfico 282 x 162 milímetros. Signatura: INVENT/29975.

[2] Programa de Cultos religiosos de las Fiestas del Cristo de la Caridad 2025. (Hermandad del Stmo. Cristo de la Caridad. Santa Olalla, julio de 2025).

[3] Revista de las Fiestas de Verano de Santa Olalla en honor del Stmo. Cristo de la Caridad. (Ayuntamiento de Santa Olalla y Hermandad del Stmo. Cristo de la Caridad. Santa Olalla, julio de 2025).