Un elemento curioso, de los muchos que guarda
la iglesia de San Julián de Santa Olalla, es una carraca de madera que se
utilizaba antiguamente durante la Semana Santa.
En los días de Semana Santa en los que no se
pueden tocar las campanas, durante el Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado
Santo hasta la Vigilia Pascual, en señal de duelo por la muerte de Jesús, se
hacían sonar por las calles carracas o matracas para avisar de los oficios
religiosos y de las procesiones. En otros lugares de España también en el
ámbito de la Semana Santa, algunas cofradías penitenciales hacen sonar carracas
durante su desfile procesional, y en otros se usa para simular un terremoto
durante el Oficio de Tinieblas.
Se trata simplemente de una caja de madera,
con una manivela que al hacerla girar mueve dos piñones que golpean a dos
lengüetas o tablillas, produciendo un sonido estruendoso.
Una variante de la carraca es la matraca; instrumento
de madera compuesto por un tablero y un par de aldabas, que al sacudirlo,
produce un ruido desapacible; por lo repetitivo e incluso molesto de su sonido
nació el dicho de «dar la matraca».
La carraca que conserva la iglesia de San Julián
de Santa Olalla fue recuperada en el año 2012 por la Cofradía de Jesús Nazareno
de Medinaceli y expuesta en su vitrina.[1]
[1] LÓPEZ MUÑOZ, Josué: La Capilla de Jesús de Medinaceli en San
Julián, (Cofradía de Jesús Nazareno de Medinaceli de Santa Olalla. Santa
Olalla, 2012). Pág. 27.
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