El sábado 17 de abril pase con el coche por
Carriches, llegue al Raso y allí me senté junto a la chimenea; me puse a
escribirte por WhatsApp, amigo Jesús, no sabía si podrías contestarme pero lo
hiciste y mantuvimos una larga conversación. Aquella conversación no se me
olvidará nunca, recuerdo tus consejos: “no vivas con estrés, disfruta de la
familia” y pese a que todo ya era negro para ti, tu seguías trasmitiendo
esperanza, tenías fe en Dios y te habías entregado a sus designios. Aquella
conversación me ha cambiado a mejor, me ha ayudado como persona; tú que tantas
veces me habías ayudado con las cosas propias de nuestras aficiones, también me
ayudabas con tu última conversación. Soy mucho más sensible desde entonces,
desde entonces he llorado, antes casi no sabía que era eso.
Hasta ese último día yo no había querido ver
la gravedad de la situación, simplemente te llamaba y te escribía para
distraerte y hacerte más ameno el tiempo de hospital; pero ese día comprendí
que no iba a volver a verte, así fue, ya que fallecías 3 días después. Pero no
quiero llorar más, quiero quedarme con todo lo bueno que he vivido contigo y
con todo lo bueno que he aprendido de ti.
Algunas veces hemos hablado de cómo nos
conocimos; yo empecé a interesarme por la historia de Santa Olalla y en aquel
rudimentario internet de los inicios encontré a un tal Jesús Sánchez de Haro
que ya llevaba algunos años investigando la historia de Carriches. Me puse en
contacto contigo, preguntándote de esos temas comunes que tenemos entre ambos pueblos.
Una vez me dijiste que cuando recibías mis primeros correos electrónicos, como
tú eras mayor que yo, me sacabas 6 años, pensaste que yo era un “muchacho
pesado” que preguntaba sin sentido cosas de historia de nuestros pueblos, luego
te sentiste identificado y viste que yo era como tú en tus inicios. Y así
empezamos a tratarnos y a establecer amistad, hasta el punto de consultarnos
todo lo que investigábamos sobre nuestros pueblos, revisándonoslo mutuamente y
corrigiéndonos.
Como anécdota contar que siempre estábamos
echándonos en cara el eterno pique Carriches-Santa Olalla, a veces hasta
documentábamos su origen en el año 1749 cuando Carriches obtiene su título de
Villa y se independiza por completo de Santa Olalla. Cuantas veces me has
echado en cara “las continuas molestias y vejaciones a las que eran sometidos
los moradores de Carriches por las justicias de Santa Olalla”, repitiendo
textualmente ese fragmento de vuestra petición de independencia. Pese al pique,
que se quedaba solo en algo anecdótico, sabíamos que nuestra historia es común
y es complementaria, ya que ambos pueblos somos dos ramas de un mismo tronco.
Recuerdo como mi abuelo me dio una vieja
tarjeta de la Asociación de Supervivientes de la Guerra de Cuba, era de su
abuelo Juan Muñoz Rubio, que había nacido en Carriches en 1877. Fuiste la
primera persona en verla, no podía ser de otra forma, y rápido me sacaste todos
los datos de mi antigua familia carrichana, había vivido en la calle
Labradores, se casó dos veces primero con una mujer de Carriches (mi
tatarabuela, Ángela Blanco del Pino) y luego con una viuda de Mesegar y me
hiciste un árbol genealógico de todos mis apellidos carrichanos: Muñoz, Rubio,
Blanco, del Pino, Benítez… hasta el punto que descubriste que éramos primos
quintos, ¡ya podíamos hasta primearnos!
Recuerdo con nostalgia nuestras visitas a
Toledo, a alguna presentación, a los mercadillos de libros de la Real Academia,
etc. y otras visitas más cercanas como aquellas a la ermita de San Illán de
Cebolla para buscar un cuadro de la Virgen de la Encina que allí habían llevado
los carrichanos del siglo XVIII. Ese mismo día se completó con otra visita a la
ermita de San Blas donde por poco el ermitaño nos echa a garrotazos al vernos
hacer fotos, que pensaba publicaríamos en internet y llegarían según sus
palabras hasta “ustralia”.
Recuerdo aquel día en que tuve que
rescatarte, pues buscando hacer buenas fotos de nuestros campos atrancaste en
un camino lleno de barro, ibas con tu hijo Pablo, ¡pero como te metes hoy por
aquí, según esta esto! os saque de aquel atolladero y te recordé aquel pasaje
que tu habías recuperado en que el rey se quedó atrancado en un camino
carrichano.
Recuerdo tus visitas al archivo de Santa
Olalla, donde tanta documentación relativa a Carriches guardamos, y que durante
el confinamiento digitalizamos y tú estudiaste, seguro que sacaste de allí
muchos datos nuevos, que se han quedado en el tintero.
Y tantas otras cosas que se nos han quedado
sin hacer, la invitación del conde de Orgaz a acudir a su archivo particular en
Ávila, para seguir sacando datos de nuestros pueblos. O ese proyecto siempre
pospuesto, que íbamos a hacer dentro de unos años, cuando estuviéramos más
tranquilos, la historia completa del Señorío de Santa Olalla, o lo que es lo
mismo, la historia común de seis pueblos vecinos (Santa Olalla, Carriches,
Domingo Pérez, La Mata, Otero y Erustes) que tú nos enseñaste a conocer y
cuidar como ramas que somos del mismo tronco.
Tus virtudes eran muchas, la humildad era una
de ellas, tuve que ser yo quien dijera hace un año que tú debías ser académico
de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Así, te
obligue a tocar todos nuestros contactos y a que me prepararas el currículum
con todos tus méritos (hoy se publica en esta revista) para enviarlo a la
Academia. A la Academia llegó, pero la triste fortuna quiso que en el mes de
junio cuando los académicos se reúnen para votar nuevos cargos, tú ya no
estuvieras con nosotros. Faltaron solo unos meses para que tu fueras el primer
académico correspondiente por Carriches, da igual, hoy estarás sentado en la
academia del cielo, y además con el mejor título que se puede tener: el de
CRONISTA oficial, que bonito contar con el reconocimiento de quienes más te
conocen, de quienes más te han tratado. Y qué bonito para tu pueblo que el
titulo no se quedara en una placa, colgada en una pared, sino que supiste darle
vida devolviendo con trabajo y con constancia el homenaje que te habían hecho.
Tu trabajo, fue el mejor homenaje a tu pueblo.
Pocos pueblos pueden contar con estudios tan
pormenorizados como los que tú has hecho a lo largo de tantos años, parecía que
la historia de Carriches se iba a acabar ya, y siempre encontrabas datos nuevos
en los que seguir indagando y escribiendo para mayor conocimiento y disfrute de
tus vecinos.
En adelante será imposible escribir sobre
Carriches sin citarte. Has escrito, y muy bien, sobre todos los temas de la
historia de Carriches. Tu propia vida y tu propia labor cultural son sin duda,
desde ya, historia gloriosa de Carriches. Tu obra es importante y el tiempo
demostrará su grandeza.
Gracias por
tanto amigo carrichano
Josué López Muñoz
Revista Adovea: Número especial en homenaje a Jesús Sánchez de Haro. (Patrimonio Cultural Villa de Carriches. Carriches, agosto de 2021). Pág. 46.
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