jueves, 6 de febrero de 2020

Santa Olalla en el Camino de Guadalupe


Desde hace algunos años se está trabajando con el objetivo de recuperar los caminos históricos de peregrinación al Monasterio de Guadalupe en Cáceres[1]. Se pretenden recuperar las principales rutas y caminos por los que transitaron, desde los más humildes peregrinos a los monarcas españoles, en dirección a Guadalupe; la intención es convertirlos en rutas turísticas y de peregrinación de una manera similar al Camino de Santiago.
Curiosamente, en las primeras rutas trazadas, ni la ruta de Madrid ni la de Toledo pasan por Santa Olalla. Da la impresión de que estos trazados han huido del actual trazado de la A-5, algo que resulta curioso teniendo en cuenta que este trazado se corresponde con el de la antigua Carretera Real. Pero resulta todavía más curioso a la vista de algunos datos históricos.
Tenemos constancia del paso por Santa Olalla camino de Guadalupe de la corte del rey Juan II de Castilla, el 20 de febrero de 1435, cuando el rey procedente de Maqueda “fue a comer a Santa Olalla”.[2] Este rey visito nuestro pueblo en numerosas ocasiones: en 1421 confirmó estando en Torrijos los privilegios de la villa de Santa Olalla; El 6 de abril de 1431 se hallaba aquí con toda su corte camino de la frontera con Granada, donde apenas tres meses después libraría la victoriosa batalla de la Higueruela; El 24 de noviembre de 1442 permanecieron en Santa Olalla cuando iban de paso hacia Talavera, a su vuelta tres semanas después, el 14 de diciembre, se aposentaron durante otro día en esta villa de camino a Toledo.
También sabemos de una estancia de Fernando el Católico que se aposentó en Santa Olalla el 10 de junio de 1479 procedente de la Puebla de Guadalupe y dirigiéndose en largas jornadas hacia el Reino de Aragón, donde tomaría posesión de sus estados por el fallecimiento de su padre Juan II de Aragón en enero de ese mismo año en Barcelona.
El emperador Carlos I de España y V de Alemania (1500-1558) pasó por nuestra villa en diversas ocasiones en dirección a Guadalupe y al monasterio de Yuste en dos de esas estancias hizo noche en nuestro pueblo. El 6 de abril de 1525 partía de Móstoles, almorzaba en San Silvestre y pernoctaba en Santa Olalla de donde partió al día siguiente en dirección a Cazalegas y Talavera donde durmió. Meses después, el 21 de febrero de 1526 partía de Torrejón, almorzaba en Portillo y se dirigía Santa Olalla para dormir y partir el 22 de nuevo a Talavera de la Reina.
La devoción a la Virgen de Guadalupe ha sido hi stóricamente muy intensa en todo el Arzobispado de Toledo, al que pertenece Guadalupe, y especialmente en aquellos lugares que como Santa Olalla tenían y tienen especial relación con Extremadura. Nuestro pueblo es eterno lugar de paso hacia las tierras extremeñas y hacia el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. [3]
Tan intensa fue que se llegaron a producir algunos hechos que fueron considerados milagrosos, al menos uno de esos sucesos quedo recogido en un libro de milagros del siglo XVIII. Se trata del libro: “Milagros nuevos - Obras de la omnipotencia conseguidas en este siglo por intercesión de María Santísima Madre de Dios a ruegos de sus devotos en su milagrosísima imagen de Nuestra Señora Santa María de Guadalupe”; es una recopilación de milagros llevada a cabo por el fraile jerónimo profeso en el propio monasterio de Guadalupe Fray Francisco de San José; fue impreso por Antonio Martin en Madrid en el año 1766.
Se trata del milagro numero veintisiete de la compilación, se produjo al parecer en 1714 y lo titula así: “XXVII - Sana la Virgen de Guadalupe, Nuestra Señora a una niña su encomendada de una grave enfermedad. Año 1714”. Es probable que el fraile recogiera el suceso cuando nuestras paisanas acudieron a la procesión de la Virgen de Guadalupe para cumplir su promesa.
Portada del Tomo Primero de los Milagros
Fray Francisco de San José – Año 1766
A continuación transcribimos el texto completo del citado favor de la Virgen de Guadalupe: “Cinco días estuvo sin habla y en las fauces de la muerte Juana Tenorio, hija de Manuel García y Ana Gómez Tenorio, vecinos de la Villa de Santa Olalla, Arzobispado de Toledo, extremo lamentable, en que la puso tirano el mortal rigor de una calentura. La desahucio el medico por sin remedio; y no le hubiera tenido, si la mucha fe su madre no la hubiera encomendado a la Virgen de Guadalupe, Nuestra Señora, pues al verla, que en agraz se la arrebataba la fiebre con su calor hizo promesa muy fervorosa a su grande piedad de traerla a su Santa Casa, si la daba salud, mandar decir una misa en agradecimiento al beneficio, que como muy compasiva aguardaba de su mano, y que fuese en la procesión con una luz acompañando, como favorecida, su imagen soberana en crédito de la maravilla. Volvió luego al pronto en sí y cobró entera salud; aunque fue regular su convalecencia; por lo que obró la Virgen lo bastante, según lo pedía el milagro, sacándola del peligro y dejo a lo natural lo que no necesitaba de superior virtud. Cumplieron Madre e hija su promesa muy gustosas por ver a su abogada y lograr en su capilla los relieves de Gloria, que como princesa de ella comunica del cielo de su trono en abundancia a los corazones.” [4]
Como últimos datos añadir que Santa Olalla disponía del Hospital de San Antón, lugar en el cual se acogía a los peregrinos que pasaran y tuvieran que hacer noche en nuestra villa.[5] Y además se cobraba el Portazgo, un pago del que estaban exentos los peregrinos, conservándose todavía las conocidas como “Piedras del Portazgo”, que situadas sobre la antigua Carretera Real era el lugar donde debía pagarse ese impuesto.



[2] CAÑAS GALVEZ, Francisco de Paula: El itinerario de la corte de Juan II de Castilla (1418-1454). (Ediciones Sílex. Madrid, 2007). Pág. 298.
[4] Fray Francisco de San José: Milagros nuevos; obras de la omnipotencia conseguidas en este siglo por intercesión de María Santísima Madre de Dios a ruegos de sus devotos en su milagrosísima imagen de Nuestra Señora Santa María de Guadalupe, (Impreso por Antonio Martin. Madrid, 1766). Tomo primero. Pág. 114 y 115.
[5] Ordenanzas de la Cofradía de San Antón Abad y del Santísimo Sacramento de la Parroquia de Santa Olalla (Toledo), (1564).

Piedras del Portazgo en Santa Olalla

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