Desde hace algunos años se está trabajando con el objetivo
de recuperar los caminos históricos de peregrinación al Monasterio de Guadalupe
en Cáceres[1].
Se pretenden recuperar las principales rutas y caminos por los que transitaron,
desde los más humildes peregrinos a los monarcas españoles, en dirección a
Guadalupe; la intención es convertirlos en rutas turísticas y de peregrinación
de una manera similar al Camino de Santiago.
Curiosamente, en las primeras rutas trazadas, ni la ruta de Madrid
ni la de Toledo pasan por Santa Olalla. Da la impresión de que estos trazados han
huido del actual trazado de la A-5, algo que resulta curioso teniendo en cuenta
que este trazado se corresponde con el de la antigua Carretera Real. Pero
resulta todavía más curioso a la vista de algunos datos históricos.
Tenemos constancia del paso por Santa Olalla camino de
Guadalupe de la corte del rey Juan II de Castilla, el 20 de febrero de 1435,
cuando el rey procedente de Maqueda “fue
a comer a Santa Olalla”.[2]
Este rey visito nuestro pueblo en numerosas ocasiones: en 1421 confirmó estando
en Torrijos los privilegios de la villa de Santa Olalla; El 6 de abril de 1431
se hallaba aquí con toda su corte camino de la frontera con Granada, donde
apenas tres meses después libraría la victoriosa batalla de la Higueruela; El
24 de noviembre de 1442 permanecieron en Santa Olalla cuando iban de paso hacia
Talavera, a su vuelta tres semanas después, el 14 de diciembre, se aposentaron
durante otro día en esta villa de camino a Toledo.
También sabemos de una estancia de Fernando el Católico que
se aposentó en Santa Olalla el 10 de junio de 1479 procedente de la Puebla de
Guadalupe y dirigiéndose en largas jornadas hacia el Reino de Aragón, donde
tomaría posesión de sus estados por el fallecimiento de su padre Juan II de
Aragón en enero de ese mismo año en Barcelona.
El emperador Carlos I de España y V de Alemania (1500-1558)
pasó por nuestra villa en diversas ocasiones en dirección a Guadalupe y al monasterio
de Yuste en dos de esas estancias hizo noche en nuestro pueblo. El 6 de abril
de 1525 partía de Móstoles, almorzaba en San Silvestre y pernoctaba en Santa
Olalla de donde partió al día siguiente en dirección a Cazalegas y Talavera
donde durmió. Meses después, el 21 de febrero de 1526 partía de Torrejón, almorzaba
en Portillo y se dirigía Santa Olalla para dormir y partir el 22 de nuevo a
Talavera de la Reina.
La devoción a la Virgen de Guadalupe ha sido hi stóricamente
muy intensa en todo el Arzobispado de Toledo, al que pertenece Guadalupe, y
especialmente en aquellos lugares que como Santa Olalla tenían y tienen
especial relación con Extremadura. Nuestro pueblo es eterno lugar de paso hacia
las tierras extremeñas y hacia el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. [3]
Tan intensa fue que se llegaron a producir algunos hechos
que fueron considerados milagrosos, al menos uno de esos sucesos quedo recogido
en un libro de milagros del siglo XVIII. Se trata del libro: “Milagros nuevos - Obras de la omnipotencia
conseguidas en este siglo por intercesión de María Santísima Madre de Dios a
ruegos de sus devotos en su milagrosísima imagen de Nuestra Señora Santa María
de Guadalupe”; es una recopilación de milagros llevada a cabo por el fraile
jerónimo profeso en el propio monasterio de Guadalupe Fray Francisco de San
José; fue impreso por Antonio Martin en Madrid en el año 1766.
Se trata del milagro numero veintisiete de la compilación,
se produjo al parecer en 1714 y lo titula así: “XXVII - Sana la Virgen de Guadalupe, Nuestra Señora a una niña su
encomendada de una grave enfermedad. Año 1714”. Es probable que el fraile
recogiera el suceso cuando nuestras paisanas acudieron a la procesión de la Virgen
de Guadalupe para cumplir su promesa.
Portada del Tomo Primero
de los Milagros
Fray Francisco de San José – Año 1766
|
Como últimos datos añadir que Santa Olalla disponía del
Hospital de San Antón, lugar en el cual se acogía a los peregrinos que pasaran
y tuvieran que hacer noche en nuestra villa.[5]
Y además se cobraba el Portazgo, un pago del que estaban exentos los
peregrinos, conservándose todavía las conocidas como “Piedras del Portazgo”,
que situadas sobre la antigua Carretera Real era el lugar donde debía pagarse
ese impuesto.
[2] CAÑAS GALVEZ, Francisco de Paula: El itinerario de la corte de Juan II de
Castilla (1418-1454). (Ediciones Sílex. Madrid, 2007). Pág. 298.
[4] Fray Francisco de San José: Milagros nuevos; obras de la omnipotencia
conseguidas en este siglo por intercesión de María Santísima Madre de Dios a
ruegos de sus devotos en su milagrosísima imagen de Nuestra Señora Santa María
de Guadalupe, (Impreso por Antonio Martin. Madrid, 1766). Tomo primero.
Pág. 114 y 115.
[5] Ordenanzas
de la Cofradía de San Antón Abad y del Santísimo Sacramento de la Parroquia de
Santa Olalla (Toledo), (1564).
Piedras del Portazgo en Santa Olalla |
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