Como decíamos en un artículo anterior Santa Olalla fue
reconquistada por Alfonso VI en 1083.[1]
Se iniciaba entonces un proceso de repoblación que progresivamente fue afianzándose
y termino por constituir el Señorío y Tierra de Santa Olalla.
Los primeros años tras la reconquista debieron ser difíciles,
ya que incluso en el año 1118 no aparece ninguna autoridad en nuestro pueblo.
En Santa Olalla se enfrentaron los intereses de magnates y
caballeros castellanos; del clero: obispados, cabildos catedralicios,
monasterios y conventos; y de las órdenes militares. Pero Santa Olalla no fue
un señorío ni eclesiástico, ni militar, sino un señorío civil nobiliario.
En 1124 Alfonso VII otorga a Santa Olalla el Fuero de Toledo,
esta Carta Puebla otorgaba una serie de privilegios a la población que
facilitaron la repoblación y hacían más atractiva la posesión de estas tierras.[2]
Años más tarde, en 1151 se concede a Santa Olalla y a Maqueda
el privilegio de la cuartilla.
En noviembre de 1139 el propio rey donó a dos vecinos de
Santa Olalla, Miguel Cortide y Andrés Fajeje, un molino destruido en el arroyo
de Maqueda, con la condición de repararlo, además de los linares situados en
sus proximidades. El monarca se reservó la mitad de los frutos de estas
propiedades.
En 1152, Alfonso VII acude a ciertos "hombres buenos" de Santa Olalla, Maqueda, Talavera y
Toledo para que le ayudaran a delimitar los términos del castillo de Bolobras,
con ocasión de donarlo a la catedral de Toledo. Estos hombres buenos eran sin
duda caballeros del concejo de Santa Olalla, cuya posición y prestigio social
les permitía intervenir en cuestiones jurisdiccionales, acompañando al
mismísimo rey.
Su nieto el rey Alfonso VIII también estuvo en Santa Olalla
el 29 de octubre de 1196, y desde aquí expide un documento, por el que
restituye a la iglesia y obispado de Segovia, la villa de Navares, vendida por
el anterior obispo a Sepúlveda, sin el consentimiento previo del cabildo.
· Intereses de
magnates y caballeros:
Es probable que en un principio la tenencia de Santa
Olalla estuviera relacionada con la de Maqueda, ya que en 1139 ambas
jurisdicciones recaían en la persona de Melendro Bofín. Hasta que en 1146 la
tenencia de Maqueda aparece individualizada en manos de Fernando Ibáñez.
· Intereses
eclesiásticos:
En 1095, Alfonso VI otorga una heredad radicada aquí
al monasterio toledano de San Servando.
En 1138 el arzobispo de Toledo don Raimundo da a su
cabildo las tercias de las alcabalas de varios lugares entre ellas la de Santa
Olalla.
· Intereses de las órdenes
militares:
La Orden de Santiago se interesa por Santa Olalla y
adquiere diversas propiedades en nuestra jurisdicción. Por ejemplo, el 31 de
enero de 1176, Alfonso VIII le dona una viña que tenía en Santa Olalla, en el
camino de Toledo. En 1180 crea una encomienda de la Orden con cabeza en Santa
Olalla y Maqueda al frente de la cual se encontraba el comendador Pelayo
Peláez.
Algo parecido haría la Orden de Calatrava que, para
el control de sus propiedades en el término de Santa Olalla, establece en 1201
una encomienda en Carmena, bajo el nombre de Balía de Carmena. De hecho, en
1210, tres moradores de Carmena llamados Diego Yenego, María Zivera y Diego
Cebrián aparecen como confirmantes de su donación a esta orden militar. Tal vez
esta encomienda calatrava se situó en un pequeño castillo sobre cuyas ruinas se
levantó en el siglo XVI la actual iglesia parroquial de Carmena.
Toda esta algarabía y pugnas de poder cesarían en el año 1205 cuando el rey Alfonso VIII cede la villa de Santa Olalla y su tierra, con todos los derechos a ella adscritos, a don Pedro Fernández de Castro.
[2] Archivo Municipal de Santa
Olalla: Privilegio Real de Concesión del Fuero de Toledo a la Villa de Santa
Olalla. SO/106/1
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