domingo, 25 de abril de 2021

Felipe III enfermo en Santa Olalla (Fiebres de Felipe III a su retorno de Portugal en 1619)

 


Recogemos en este artículo la estancia en la villa de Santa Olalla del rey Felipe III (Madrid, 1578 - Ibídem, 1621), apodado el Piadoso. Fue el primero de los llamados Austrias menores y reinó en España desde 1598 hasta su muerte, el 31 de marzo de 1621.

En el otoño de 1619 el rey acudía a Portugal en viaje de estado con su familia y sequito, para que las cortes lusas juraran a su hijo el príncipe Felipe, futuro Felipe IV, como heredero.[1] Acontecimiento que marca uno de los puntos culminantes de la monarquía española y que en nada presagia su próximo desmoronamiento.

El trayecto de vuelta lo hizo el sequito por Badajoz, Mérida, Trujillo y Guadalupe, donde el rey rezó ante la imagen de la Virgen. Prosiguió su camino por la Carretera Real de Madrid a Extremadura, lo que hoy sería la Carretera de Extremadura, pero el monarca se sintió indispuesto. Las primeras fiebres le sorprendieron en Talavera de la Reina, pero la comitiva decidió proseguir hasta Santa Olalla.[2] Achacaron la enfermedad a “haber comido unas empanadas frías”.

El jueves 7 de noviembre de 1619 están en Santa Olalla, donde los seis médicos que acompañaban al rey certificaron un empeoramiento de su salud, una subida de la fiebre: “más calentura, vómitos y descompostura de vientre”,[3] hasta el punto de ordenar detener momentáneamente la marcha.

Los médicos constatan la gravedad de Felipe III y creen que, en ese estado, no llegaría vivo a Madrid, por lo que a toda prisa buscan por los alrededores un sitio adecuado, y consideran que lo más conveniente es llegar cuanto antes a Casarrubios del Monte, a unos 45 kilómetros de distancia de Santa Olalla.

El 8 de noviembre de 1619 el sequito real irrumpía en Casarrubios del Monte instalándose el rey en el palacio del Conde de Casarrubios.[4] El estado del rey levantó la alarma y tuvo que permanecer en Casarrubios hasta primeros de diciembre. Desde la villa de Madrid se llevaron incluso las reliquias de San Isidro para dejarlas en el aposento junto al monarca y que le ayudasen a recuperarse. El caso es que empezó a mejorar y pudo volver a Madrid el 4 de diciembre.

El rey no terminó de restablecerse del todo, pues continuaron de manera esporádica las fiebres y los vómitos. Debilitado físicamente, un año y medio después de su enfermedad la salud del rey se volvió a agravar, falleciendo el 31 de marzo de 1621.

Aunque su reinado pasará a la historia como el comienzo del declive del imperio español, durante los años de Felipe III España vivió una auténtica explosión cultural el conocido como Siglo de Oro, donde resonaron nombres como Cervantes o el Greco, pasando por Lope de Vega, Quevedo o Velázquez.



[1] BAPTISTA LABANHA, João: La Jornada Real de Felipe III a Portugal en 1619, (Agencia Estatal del Boletín Oficial del Estado. Madrid, 2016).

[2] PÉREZ BUSTAMENTE, Ciriaco: Felipe III, semblanza de un monarca y perfiles de una privanza, discurso. (Real Academia de la Historia. Madrid, 1950). Pág. 109.

[3] LEÓN PINELO, Antonio de: Anales de Madrid, reinado de Felipe III años 1598-1621, (Imprenta Estanislao Maestre. Madrid, 1931). Pág. 474.

[4] El historiador casarrubiero don Fausto Jesús Arroyo López ha estudiado de manera minuciosa la estancia del monarca en Casarrubios del Monte, a través de los documentos del cura de su municipio.

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