La imagen de San
Antonio Abad, popularmente San Antón, es venerada por su antigua, noble e histórica
hermandad de Santa Olalla en un magnifico retablo de la cabecera de la iglesia
de San Julián.
Las mismas
características del retablo de la Virgen del Rosario[1]
reproduce el retablo de San Antón, por lo que sin lugar a dudas consideramos
que es del mismo autor y aunque de esta obra no consta la fecha podemos
atribuirle sin equivocarnos la misma del otro retablo, es decir 1756.
Ocupa el espacio
opuesto a su compañero, está en la cabecera del templo junto al presbiterio, en
la nave de la epístola, en el intradós de un arco de medio punto y cerrando el
paso al otro de los ábsides laterales. Este ábside de estilo mudéjar que
muestra a su exterior un hermoso arco de herradura ciego y el arranque de otro,
es el origen de la primitiva iglesia de San Julián.
Describimos a
continuación este retablo de estilo barroco profusamente tallado, policromado y
dorado. Se diferencia de su compañero en el color, en este de San Antón se ha
sustituido el color negro-azulado por un vistoso color rojo.
La mesa de altar
tiene en su centro una cruz patada y laureada, está flanqueada por un marco con
decoración de hojarasca y dos pilares encastrados en la mesa y decorados con
hojas de acanto.
El banco se configura
como un breve graderío, unas repisas de hojarasca y unas gradas sobre las que
se abre, ya en el cuerpo principal, una hornacina dentro de un arco con tres
lóbulos yuxtapuestos. En ella está la imagen del santo titular y a cada lado
del hueco dos columnas salomónicas enrolladas con sarmientos, hojas de parra y
voluminosos racimos de uvas. Las columnas apoyan sobre unas peanas con
decoración vegetal.
El último cuerpo
o ático del retablo tiene forma de medio punto, todo el espacio aparece
cubierto de decoración vegetal, en su centro un óleo sobre lienzo de forma
ovalada, con la imagen de San Antonio de Padua.[2] En este retablo
el otro “San Antonio” de gran devoción, aparece representado con uno de los
pasajes o milagros más conocidos de la vida de este santo, la aparición del
Niño Jesús a San Antonio. El fraile franciscano de origen portugués se
encuentra en la soledad de su celda y estando en oración es sorprendido por la
visita del Niño Jesús al que acoge en sus brazos, en la mano porta otro de sus
atributos tradicionales la vara de azucenas o lirios de San Antonio, y sobre la
mesa revestida con manteles rojos está un libro cerrado, en el cielo tres
cabezas de querubines asisten a este milagro.
En el remate del
retablo falta la corona que volaba sobre todo el conjunto.
La imagen
titular se eleva dentro de su hornacina sobre una original peana de formas
curvadas. La imagen de San Antonio Abad o San Antón es de talla de madera,
aparece representado con largas barbas blancas, signo de su edad, vestido de
abad con hábito blanco, escapulario y capa marrón, sobre el escapulario la cruz
Tau en color verde. En su mano derecha sostiene el báculo de abad y en la
izquierda un libro abierto. A sus pies su atributo más identificable, el
popular cerdito de San Antón, un pequeño cerdo negro, que aparece adornado con
una correa de cuero rojo y cascabeles.
[2] LÓPEZ MUÑOZ, Josué: Retazos Eulalienses, una selección de artículos del Blog Eulaliense sobre la villa de Santa Olalla. (Eulaliense. Lagomar Artes Gráficas. Santa Olalla, 2023). Pág. 257.
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