Es una costumbre extendida que en
las fiestas mayores de muchos municipios además del “día grande” del patrón o
patrona se celebre al día siguiente un “día chico”. Ese es el caso de las
fiestas mayores de Santa Olalla en honor a Ntra. Sra. de la Piedad, que se
celebran en domingo y que al día siguiente, lunes, se celebra el conocido como día
de la Virgen Chica.
El origen de esta celebración “chica”
lo encontramos en el año 1868, un año de gran sequía en el que se puso a llover
enormemente en el día de la Virgen y en agradecimiento se decidió repetir la
misma fiesta al día siguiente.
Este hecho quedó recogido en un acta
del Ayuntamiento de Santa Olalla, el acta de la Sesión extraordinaria del día 4
de mayo de 1868.[1] Era alcalde Juan Bautista Vivar;
teniente de alcalde Manuel Ariño; y regidores Marceliano Sánchez, Gabriel de la
Vega, Felipe Muñoz, Anastasio Torres González y Juan Arroyo. También acudían y
firmaban, como era costumbre en la época, los mayores contribuyentes del
municipio: Anastasio Hierro, Manuel Arroyo, Eustaquio Vivar, Tomas Vélez y
Ambrosio Vélez.
Transcribimos
integro el acta que recoge algunos detalles de cómo se celebraba la fiesta de Santa
Olalla en el siglo XIX.
En la villa de Santa Olalla a cuatro de mayo de 1868.
Reunidos en su sala de sesiones los señores concejales y mayores
contribuyentes que suscriben y al margen se nominan, presididos por el señor
alcalde y asistidos de mí el infrascrito secretario; con objeto de celebrar
sesión extraordinaria para la que espontáneamente se han reunido, siendo las 9
de la mañana el señor presidente la declaro abierta, exponiendo:
Que de todos conocida es la gran sequía que desde el año anterior
se viene experimentando, en términos que en el espacio de muchos meses apenas
si había llovido dos o tres veces y en pequeña cantidad; y el estado lastimoso
en que con tal motivo se encuentran los campos y plantíos, secos o casi secos
la mayor parte de ellos y todos en un estado tan deplorable que nadie se atreve
a esperanzar poder recoger en ellos lo que había sembrado, ocasionándose con
esto tal penuria y escasez, ya con el precio elevado de los granos (9 escudos y
500 milésimas fanega de trigo y 5 escudos la de cebada), ya por la falta de
jornales; que ninguno de los antiguos la había conocido semejante pues son
muchas las familias, si no de este pueblo en que gracias a los donativos de los
labradores todas tienen para atender a lo más preciso de su diario sustento, en
las poblaciones inmediatas que solo se mantienen de cardillos y otras hiervas
semejantes, habiendo muchos labradores suspendido sus trabajos porque faltos de
pienso para sus ganados estos no podían verificarlo.
Que también consta a todos que habiéndose ejecutado tanto en esta
población cuanto en las demás de la provincia, rogativas implorando el
beneficio del agua hasta ahora el Todopoderoso no se había dignado concederla
sin duda por no convenir a sus ocultos fines.
Que llegando el día 2 del presente mes, víspera, por haber caído
en sábado, del que con arreglo a las costumbres y tradición de esta villa se
celebra anualmente la festividad de Nuestra Señora de la Piedad a quien tan
devotamente se rinde culto por todos estos habitantes y a la hora de las 11 de
la mañana en que según la citada costumbre se baja del altar en que está
colocada la imagen y se coloca en su carroza al lado del evangelio y a la parte
de afuera del altar mayor, al son de la música y repique de campanas y con
asistencia de gran número de fieles, principio a formarse un nublado hacia el
poniente, nublado que poco a poco fue agarrándose hasta quedar completamente
cubierto el horizonte aquella noche y al día siguiente, 3 de mayo, en que tuvo
lugar la fiesta y en el que cayeron ya algunas gotas del agua tan deseada,
rompiendo a llover en la madrugada de este día continuando todavía a esta hora
y con esperanza de que todo el día siga lo mismo con cuyo beneficio los
habitantes todos y los muchos forasteros que a la función han acudido
inmediatamente se reunieron en la iglesia de San Pedro a dar las fervientes
gracias a Nuestra Señora de la Piedad en su venerada imagen y al son de la
música, salvas y campanas puestas al
vuelo, acordando su Esclavitud hacer en este día la misma función religiosa que
en el de ayer se hizo y lo mismo en el domingo más próximo.
Que tan fausto suceso debe consignarse para perpetua memoria, por
lo que acudiendo a las circunstancias de los señores concurrentes se ha
constituido la sesión.
Enteradas sus mercedes acordaron: que todo lo expuesto por el
señor alcalde se comunique en el acta para que las generaciones venideras
conozcan el inmenso beneficio que el Todopoderoso, por intercesión de tan
venerada imagen, se ha dignado a conceder a esta población y rindan el debido y
ferviente culto que hoy se rinde y tributa a Nuestra Señora de la Piedad.
Con lo que se terminó el acta que firman todos los señores concurrentes.
Certifico, Manuel Muñoz y Sánchez, secretario.
[1] Archivo Municipal de Santa Olalla: Actas Municipales del Ayuntamiento de Santa Olalla (1867-1880). AMSO/7. Fol. 11 y 12.
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