sábado, 5 de agosto de 2017

El Martirio de San Bartolomé, una pintura anónima de la Iglesia de San Julián de Santa Olalla

Martirio de San Bartolomé, siglo XVII
La iglesia de San Julián de Santa Olalla cuenta con una colección de pintura ciertamente interesante y que ha sido objeto de diversos estudios, especialmente las obras de autor conocido como Luis Tristán o Antonio de Pereda. Pero el grueso de la colección son obras anónimas, ya sean obras de caballete o lienzos que forman parte de un retablo. 

De todos los anónimos destaca por su buena factura un pequeño óleo sobre lienzo que representa el Martirio de San Bartolomé. La obra barroca de escuela toledana hay que fecharla en el primer cuarto del siglo XVII. En el inventario elaborado por el visitador Pedro Gracián el 5 de octubre de 1696, aparece entre las pinturas, “Un San Bartolomé con marco negro y dorado”, aunque el marco que conserva actualmente no es el original.

La obra representa una escena de grupo, un par de soldados martirizando y desollando, o arrancando la piel a tiras, al apóstol San Bartolomé, que aparece desnudo en el centro de la obra. Se trata de un tema dramático resuelto de una manera típicamente barroca. El pintor ha elegido el momento en el que dos verdugos comienzan a arrancar la piel del apóstol. Las actitudes de los personajes se contradicen en movimiento y dirección, sesgados por la gran diagonal que plantea el cuerpo del mártir. Esta composición sugiere una tensión de fuerzas enfrentadas que soportan el efecto dramáticamente violento de la escena.

En segundo plano se puede ver a un caballero, con un caballo de testa desproporcionada, y otros dos personajes detrás de él. Se trata del  rey de Armenia, Astiages, hermano del rey Polimio a quien San Bartolomé había convertido al cristianismo. Los otros dos personajes son los sacerdotes paganos, que protestan ante Astiages por la labor evangelizadora de Bartolomé. Astiages mandó llamarlo y le ordenó que adorara a sus ídolos, ante la negativa de Bartolomé, el rey ordenó que fuera desollado vivo en su presencia hasta que renunciase a su Dios o muriese. En el extremo derecho un angelito se acerca a San Bartolomé con una corona de flores.

Las vestimentas de los personajes son anacrónicas, especialmente la del caballero que viste con armadura al estilo del siglo XVII.


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