En la sacristía de la iglesia de San Julián
se conserva la imagen de un pequeño Cristo Crucificado, una interesante talla
de madera barroca del siglo XVII.
Se trata de una imagen de pequeño tamaño,
tallada en madera, policromada, de estilo barroco y de la escuela toledana del siglo
XVII. Representa a Cristo Crucificado, clavado en la cruz con tres clavos. Aparece
con los ojos cerrados, en el momento de su expiración, por eso le hemos dado
este nombre de “Cristo de la Expiración”;
esta coronado de espinas y con paño de pureza anudado a su derecha.
La cruz de madera y de talla arbórea tiene
nudos de decoración barroca en pan de oro. En el extremo inferior de la cruz un
orificio que servía para insertar una vara larga y utilizarse como Cruz de guía
procesional.
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