“Vienenla a ver con particular
admiración los forasteros, y los de la ciudad nunca se cansan, sino que siempre
hayan cosas nuevas que contemplar en ella, por estar retratados muy al vivo
muchos insignes varones de nuestros tiempos. Fue el artífice y pintor Domingo
de Theotocápuli de nación griego”.[1] Ya en 1605 el historiador toledano Francisco
de Pisa (Toledo, 1534 – Ídem, 1616) escribía sobre la que es considerada obra
maestra de El Greco, era de los primeros en escribir sobre esta obra tantas
veces estudiada.
Y en medio de esta montaña de estudios ¿qué puede aportar desde
nuestro propio prisma local? pues una simpe visión desde Santa Olalla, desde la
villa que en los años en que se pintó el cuadro era residencia de los Condes de
Orgaz.[2]
El entierro del señor de Orgaz es un óleo sobre lienzo con unas
medidas de 4,80 x 3,60 metros, pintado por el Greco entre los años 1586 y 1588.
Fue realizado para la parroquia de Santo Tomé de Toledo, donde todavía hoy se
conserva. Representa la leyenda del entierro milagroso de don Gonzalo Ruiz de
Toledo, señor de Orgaz. La tradición toledana narra que en 1323, cuando se
trasladaron los restos del señor de Orgaz desde el convento de los agustinos,
próximo a San Juan de los Reyes, a la parroquia de Santo Tomé, los mismísimos
San Agustín y San Esteban descendieron desde el cielo para con sus propias
manos colocar el cuerpo en la sepultura, mientras que los admirados asistentes
escuchaban una voz que decía: “tal
galardón recibe quien a Dios y a sus santos sirve”.
Gonzalo Ruiz de Toledo, no fue señor de Santa Olalla, título que
si obtuvo su hijo Martín Fernández de Toledo, que logró unir ambos señoríos en
su persona. Le fue concedido el señorío de Santa Olalla el día 20 de julio de
1350, por el rey de Castilla Pedro I "el cruel", en la ciudad de
Sevilla dándole el portazgo y término de Santa Olalla. Este es el documento de
la cesión del señorío a Martín Fernández: "a
vos Martín Fernández mi ayo e mi Notario mayor de la Andalucía e mi canciller
mayor del sello de la puerta e mi Alcalde mayor de Toledo; por vuestros
servicios e buenos e muy leales que hizo don Gonzalo Ruiz vuestro Padre a bos a
los Reyes ende Vengo e señaladamente al rey don Alonso mi padre que Dios
perdone quantos con el dicho don Gonzalo Ruiz vuestro padre e vos. Conste es
muy grande voluntad hede vos facer bien y merced de vos que ayades libremente
el donadio, el Portazgo de Santa Olaya e de su término e aquellas cosas que
suelen andar e andan ahora en Renta con el dicho Portazgo de Santa Olaya la
tienda de la Farina e las huertas que llaman de dal venga e las tablas que yo
he en las carnicerias de dicho logar e las tiendas de los Cordones y alajar que
benden especias [...] e otras cosas e
Tiendas e solares que yo he en dcho lugar...".[3]
Gonzalo Ruiz de Toledo fue un hombre muy piadoso y benefactor de
la parroquia de Santo Tomé. No en vano la iglesia fue reedificada y ampliada en
1300 a sus expensas. Al morir el 9 de diciembre de 1323 dejó una manda en su
testamento que debían cumplir los vecinos de la villa de Orgaz: “páguese cada año para el cura, ministros y
pobres de la parroquia 2 carneros, 8 pares de gallinas, 2 pellejos de vino, 2
cargas de leña, y 800 maravedís”, esta manda en nada afectaba a los vecinos
de la Villa de Santa Olalla.
Pasados más de 200 años, en 1564, don Andrés Núñez de Madrid, se
percató del incumplimiento por parte de los habitantes de la localidad toledana
de seguir entregando los bienes estipulados en el testamento de su señor y
reclamó la manda ante la Chancillería de Valladolid.
Y cuando al fin ganó el pleito en 1569 y recibió lo retenido (suma
considerable por los muchos años impagados), quiso perpetuar para las
generaciones venideras al señor de la villa de Orgaz, encargando a Alvar Gómez
de Castro el epitafio en latín que se encuentra a los pies del cuadro, en el
que además del pleito emprendido por el párroco se narra el relato del suceso
prodigioso que ocurrió durante el entierro del señor de Orgaz, dos siglos
antes. No conforme con este epitafio unos más tarde decide representar la
leyenda en una pintura.
Existen muy variadas descripciones del cuadro que nos desvelan los
numerosos simbolismos representados en él.[4]
Además de intentos de identificación de los personajes representados entre los
asistentes al entierro, que como sabemos son contemporáneos de El Greco
representados en la escena de manera anacrónica. La identificación de estos
personajes ha supuesto durante siglos todo un juego de apuestas y lo cierto es
que muy pocos han sido identificados de manera inequívoca.[5]
Algunas hipótesis contrastadas nos apuntan que en el cuadro se encuentran
representados dos santaolalleros, Juan Hurtado de Mendoza y fray Cristóbal de
Fonseca.
Juan Hurtado de Mendoza Conde de Orgaz Detalle del Entierro del Señor de Orgaz del Greco |
El caballero de Santiago que muestra sus dos manos abiertas, una
de ellas muy cercana al cadáver de don Gonzalo, ha sido identificado como don
Juan Hurtado de Mendoza Guzmán y Rojas (Antoniana (Álava), 1536 - Santa Olalla,
1606), Conde de Orgaz y Señor de Santa Olalla en el momento en que se pintó el
cuadro. Tal vez por ser el descendiente del protagonista de la obra ocupa un
lugar destacado y es una de las figuras más expresivas.
Fraile agustino Detalle del Entierro del Señor de Orgaz del Greco |
Entre los frailes que aparecen en el cuadro hay un franciscano, un
dominico y un agustino, tres órdenes religiosas que solían acompañar en los
entierros. La figura del fraile agustino, vestido de negro y con la capucha
puesta, se ha identificado como la de fray Cristóbal de Fonseca (Santa Olalla,
1550 – Madrid, 1621), protegido del conde de Orgaz que en el momento en que se
pintó el cuadro tenía 35 años y estaba en el convento agustino de Toledo.[6] El padre Gregorio de Santiago Vela dice que
había un retrato de Fonseca en la portería del convento de Toledo “por haberle honrado con sus escritos”[7].
Inspirado en este retrato puede estar el que se conserva en la Colección
Borbón-Lorenzana de la Biblioteca de Castilla-La Mancha y que pintó Dionisio de
Santiago y Palomares entre 1780 y 1800. Con este último retrato, único que se
conserva de Fonseca, sí que se pueden establecer claros parecidos fisionómicos
que vendrían a corroborar esta hipótesis.
Cristóbal de Fonseca Biblioteca de Castilla-La Mancha - Toledo |
[1] PISA, Francisco de: Descripción de la
Imperial Ciudad de Toledo, historia de sus antigüedades, grandeza y cosas
memorables; los Reyes que la han señoreado, o gobernado, y sus Arzobispos más
celebrados. (Toledo, 1605). Edición de José Carlos Gómez-Menor Fuentes,
(Toledo, 1976).
[2] LÓPEZ MUÑOZ, Josué: El Greco y Santa Olalla: El
Maestro, su hijo, sus discípulos y sus vínculos con Santa Olalla, residencia de
los Condes de Orgaz. (Ediciones Andante. Santa Olalla, 2014). Pág. 31.
[3] Archivo Histórico Provincial de Toledo
(AHPTO): Transcripción de todos los
títulos del Señorío de esta villa de Santa Olalla, año 1751. H-1816, folio
112.
[4] LÓPEZ-COVARRUBIAS MARTIN-CARO, J. Andrés:
Toledo en 59 preguntas. (Ediciones
Covarrubias. Toledo, 2011). Pág. 142.
[5] Reproducimos
dos infografías de José Miguel Travieso Alonso autor del blog Domus Pucelae. www.domuspucelae.blogspot.com
[6] LÓPEZ MUÑOZ, Josué: Cristóbal de Fonseca, su biografía. La
Ciudad de Dios – Revista Agustiniana Volumen 233 – nº 2. CiuD-Ra 233-20 (2020)
473-498. (Editorial Agustiniana. Guadarrama, mayo-agosto de 2020). Revista y
separata.
[7] SANTIAGO VELA, Gregorio de: Ensayo de una Biblioteca Iberoamericana de
la Orden de San Agustín, vol. II. (El Escorial, 1915). Pág. 621.
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