Comparto este recorte de prensa de 1945 con un artículo que firma Elíseo de las Navas. ¿Torero o Ferroviario? fue el dilema que le planteó don José Echegaray a don Luis Mazzantini, como se hizo famoso el ex jefe de la estación de Santa Olalla.
Aprovecho para recordar su semblanza biográfica que hace años ya publique en este blog.
Luis Mazzantini y Eguia nació en Elgóibar (Guipúzcoa) el 10 de Octubre de 1856. Su padre Giuseppe Mazzantini Varsgucci era natural de Pistoia (Italia), llego a España como ingeniero empleado en la construcción de la línea del ferrocarril de San Sebastián a Bilbao, en el País Vasco conoció a la madre de Luis con la que se caso. Siendo muy niño la familia se traslada a Italia, de donde regresa con catorce años agregado a la servidumbre que acompaña la corte de Amadeo de Saboya en 1870.
Antes de 1880 ocupa el puesto de jefe de estación ferroviaria en Santa Olalla (Toledo), en la Estación Santa Olalla-Carmena, y Mazzantini empezó a frecuentar capeas y festejos populares en Santa Olalla y en los pueblos de la comarca de Torrijos donde suscito gran interés. Muchas de estas capeas eran organizadas por los empleados de ferrocarriles, su afición le llevo a abandonar su trabajo en numerosas ocasiones algo que fue reprendido por la empresa ferroviaria.
Mazzantini fue un hombre inteligente, de espíritu emprendedor y ambicioso. Estudió en Livorno, Milán y Roma; se gradúa de bachiller en artes; y se especializa en telegrafía para trabajar en la compañía de Ferrocarriles. Se une a una compañía de teatro itinerante pero entiende que no puede sobrevivir como actor y a edad tardía, sin ser antes banderillero, decide ser torero. Su formación cultural, inusual en los toreros de la época, le hizo ganarse el apodo de señorito loco.
Al principio no era tomado en serio como torero, era lidiador mediocre aunque irreprochable en su manera de matar los toros. Como tantos otros de la época comienza actuando en mojigangas. Estuvo tres años de novillero, debutó en Madrid con asistencia de la familia real y tomó la Alternativa en la Maestranza de Sevilla, el 13 de abril de 1884, de la mano de Salvador Sánchez “Frascuelo”. El mismo año confirma la alternativa en Madrid, el día 29 de Mayo, Rafael Molina “Lagartijo” es el padrino, fue una buena tarde y salió a hombros de la plaza. Coincidió con el periodo de dominio absoluto del Rafael Guerra, “Guerrita” y también alternó con los míticos Lagartijo y Frascuelo, que se encontraban en la recta final de sus carreras. Fue muy popular en su época, vestía muy elegante, frecuentaba la ópera y las tertulias literarias y se codeaba con la alta sociedad y los artistas.
El 16 de junio de 1901 actuó en la corrida de la Beneficencia en Madrid, brindado el toro al rey Alfonso XIII siendo este el primer toro que el monarca vio lidiar en su vida.
En mayo de 1904, como capricho, regresó a Santa Olalla donde se había iniciado su afición y toreó de nuevo pero esta vez rico y famoso.
En la temporada de 1905 se retira de los ruedos definitivamente. Hacia entonces estas declaraciones: “Marcho a América para despedirme de los aficionados de Méjico y cumplir un contrato en Guatemala, es casi un viaje de turismo, me acompaña mi esposa. La temporada próxima termina mi carrera profesional en los ruedos de toda España. Me retiro”.
El día 19 de Febrero de 1905 Luis Mazzantini torea en la ciudad de Guatemala, su mujer le espera en Méjico por tratarse de un viaje relámpago de un día. En el hotel dónde se aloja recibe un teletipo con la noticia del fallecimiento de la esposa. Sumido en una terrible angustia vuelve a la capital mejicana. Ante el cadáver, se corta la coleta, la estira y con ella hace una pulsera de cabello que ciñe a una de las muñecas de la difunta. Nunca volvió a torear, le sacaron una coplilla que decía:
Usted tiene lo primero
que necesita un torero,
corazón; siguiendo asiní’;
no va usted a ser Mazzantini,
va a ser “don Luis primero”.
Desde su retirada de los ruedos se dedicó a la política, los toros fueron su recuerdo escondido y su esposa la eterna obsesión. Mazzantini, de tendencia monárquica, fue nombrado concejal en Madrid en 1906 y sucesivamente Diputado Provincial de Madrid, Gobernador Civil de Guadalajara y Ávila y Comisario Jefe de Policía de Madrid hasta 1923 fecha en que llegó al poder el General Primo de Rivera.
Falleció en Madrid el 23 de Abril de 1926 a los 69 años de edad, por un infarto al corazón.
A Mazzantini se le recuerda por su singular personalidad dentro y fuera de las plazas y técnicamente como un gran estoqueador. También debe ser recordado por haber logrado imponer el sorteo de los toros, ya que hasta entonces el principal matador (siempre Guerrita), con el beneplácito del ganadero, escogía las reses que deseaba torear, lo que perjudicaba a los demás matadores. También logró mejoras en los honorarios de los diestros. Mató algo más de 2700 toros y llegó a ganar seis mil pesetas por corrida en la última década del siglo XIX.
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